Vitoria. El voto útil. Ésa es la baza que ayer jugó el PNV para reeditar su liderazgo en Álava y el resto de Euskadi ante la reválida en que amenazan con convertirse las próximas elecciones municipales y forales.
Así lo expresaron los máximos dirigentes de la formación jeltzale en un acto en el que tanto su presidente, Iñigo Urkullu, como su hombre fuerte en el territorio, Iñaki Gerenabarrena, respaldaron a Xabier Agirre apostando por su candidatura al palacio de la Provincia como opción de garantías ante la "sopa de letras" en que se convertirá el resto de candidaturas abertzales, y ante el "pacto antinatura" con el que PP y PSE tratarán de "extender" su "asociación de intereses".
La carrera electoral ya se ha lanzado y los dirigentes jeltzales concurren a ella con un claro objetivo en mente: nada más y nada menos que cosechar "un voto más" que populares y socialistas para evitar que se extienda el Acuerdo por el Cambio que ya sitúan como la gran "amenaza" para los intereses de una ciudadanía que, como se encargó de subrayar Urkullu, sigue rechazándolo encuesta tras encuesta, así como para los suyos propios.
álava como forma de pago Para el PNV es evidente que el PSE debe saldar la deuda que Patxi López contrajo con Antonio Basagoiti cuando se convirtió en lehendakari gracias al apoyo del PP vasco. Y también, que la pagará convirtiendo Álava en la "comisión inmoral" que restañará la sensación de agravio que los populares llevan mostrando desde que Agirre se hizo con el gobierno foral.
Frente esa situación, subrayó Gerenabarrena, "sólo estamos nosotros, la pata sobre la que pivota la política del territorio". La única forma de evitar una suma es respaldar el "proyecto de futuro serio, sobrio y seguro" que ofrece el PNV, remachó Urkullu, que insistió en su convicción de que el lehendakari está dispuesto a pagar "con intereses" el apoyo de su socio preferente. "Ya engañaron una vez a la sociedad, ya es bastante", concluyó.
Sin embargo, la formación jeltzale llegará ante las urnas marcada por los procesos judiciales que envuelven a parte de su antigua cúpula y que podrían lastrar esa ilusión por ganar la partida a PP y PSE. Y ninguno de los burukides que ayer tomaron la palabra en Armentia quisieron dejar que esto pasara por alto.
transparencia En lugar de ocultarla o pasar de puntillas sobre ella, tanto Gerenabarrena, como Agirre y Urkullu, reservaron ayer un lugar destacado dentro de sus discursos para abordar esta situación, conscientes de que puede ser vital para sus resultados electoreles; especialmente en un territorio como Álava, marcado por el sempiterno empate técnico en que suelen concluir los pulsos que PNV, PP y PSE entablan sobre las urnas.
El actual diputado general del territorio fue el más claro en esta materia. Agirre comenzó admitiendo que ha vivido "cuatro años difíciles" al frente del Ejecutivo foral, marcados por la crisis económica, la crisis de Gobierno que se saldó con la salida de Aralar y EA y que alimentó la moción de censura con la que el PP le ha amenazado constantemente, y, especialmente, los presuntos casos de corrupción. Según reconoció, estos casos "conmocionaron" a la familia jeltzale y provocaron una cierta sensación de crisis interna. Sin embargo, prefirió subrayar lo positivo: que el PNV reaccionó con rigor y celeridad y que, por ello, a su juicio es hoy en día una formación que sale de esta situación "reforzada" y llena de ilusión tras haber cumplido "el 90% de los compromisos electorales". "Para mí es un orgullo ver cómo hemos reaccionado. No conozco institución alguna al sur de los Pirineos que haya reaccionado con tanta transparencia y honestidad" ante un caso similar, subrayó.
Por último, de cara a la configuración final de las listas electorales, Gerenabarrena dejó caer que el proceso no está cerrado y que el PNV "hará lo que tenga que hacer" para sumar apoyos a su proyecto, si bien no explicó cuáles eran las siglas destinatarias de este guiño final.