PAMPLONA. Así lo recoge un estudio desarrollado por especialistas de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) en 51 pacientes diagnosticados con tumor primario en el recto, a quienes antes de la cirugía se administró quimio y radioterapia de intensidad modulada para a continuación practicarles una ecoendoscopia que determinó la existencia o no de afectación ganglionar.

En algunos de los casos en los que se comprobó que no existían ganglios tumorales, podría recomendarse una cirugía conservadora de la función del ano, que evitaría la incontinencia del esfínter y por tanto la necesidad de colocar una bolsa de por vida "en un porcentaje con tumor colorrectal de baja localización".

En una nota, la experta que ha liderado el equipo de especialistas de la CUN, Leire Arbea, del Departamento de Oncología Radioterápica, reconoce que en la actualidad el tratamiento convencional de pacientes con tumor de recto bajo, mediante quimioterapia, radioterapia y cirugía radical (sin conservación del esfínter), ofrece "muy buenos índices de curación".

No obstante, hay casos en los que la efectividad de la quimio y radiotrapia previas es tan elevada que podría optarse por una cirugía más conseradora, objetivo del trabajo presentado que, además, "resulta también novedoso por la técnica de radioterapia empleada", según Arbea.

Así, la radioterapia de intensidad modulada consigue aplicar mayor concentración de dosis de irradiación en el tumor, lo que evita en gran medida que la radiación afecte a los órganos sanos próximos y concentra mayor intensidad en la lesión tumoral, "por lo que podría resultar más efectivo y menos tóxico para el paciente".

En cuanto al estudio, los 51 enfermos elegidos eran pacientes que se tenían que operar, y por ello han podido "comparar los hallazgos de la ecoendoscopia (el estado del tumor tras el tratamiento con quimio-radioerapia y si existía o no afectación ganglionar) con lo que realmente había, según se podía ver en la cirugía".

Tras este análisis, el equipo ha confirmado que la ecoendoscopia aporta "escasa fiabilidad" para predecir el tamaño en el que ha quedado el tumor tras el tratamiento con quimio-radioterapia, que altera la zona, pero puede tener un papel importante en la evaluación del estado de los ganglios tumorales.

Así, los cambios provocados por la quimioterapia y la radioterapia de intensidad modulada "no permiten distinguir con claridad, mediante el ecoendoscopio, lo que es tumor de lo que es inflamación debida al tratamiento" pero esta técnica de diagnóstico por imagen ofrece una alta fiabilidad, "de casi el 90%, en cuanto a especificidad y valor predictivo negativo de la existencia de afectación tumoral en los ganglios", asegura la oncóloga.

En el estudio realizado por el equipo de especialistas de la CUN, estas condiciones pudieron observarse en 7 de los 51 pacientes analizados, que tenían tumores de localización muy baja y no presentaban ganglios afectados.

A los pacientes en los que se ha comprobado que cumplen estos requisitos "se les puede ofrecer la opción de una cirugía más conservadora en la que se preserve la función del esfínter, aunque únicamente debe hacerse cuando existe seguridad de no perder eficacia oncológica".

No obstante, los investigadores subrayan la necesidad de emprender estudios controlados más amplios que corroboren estos resultados, así como de plantear este abordaje en un contexto de protocolo de investigación.