Vitoria. De la mano del creciente protagonismo con el que los presos críticos con la estrategia armada de ETA reivindican tener voz propia en el incipiente proceso de paz abierto tras el último comunicado de esta organización, sus familiares han decidido agruparse y conformar un colectivo propio con el que defender sus intereses y los de sus allegados.
A falta de confirmación oficial, y de que próximamente se presenten como tal en sociedad, el nombre elegido para esta nueva organización, que actuará de forma paralela a Etxerat -el colectivo de familiares de los presos enmarcados en el Colectivo de Presos Políticos Vascos, EPPK- será Familiarrak, y entre sus portavoces destacarán familiares de algunos de los precursores del grupo de reclusos críticos con la deriva de ETA -hasta ahora autodenominados Presos Comprometidos con un Proceso de Paz Irreversible- como Joseba Urrosolo, Kepa Pikabea o Carmen Gisasola.
La relación que vienen manteniendo con el EPPK y con Etxerat los familiares de este grupo de presos que hace más de una década empezó a cuestionar la decisión de ETA de reventar las oportunidades que sucesivamente se han ido planteando para la construcción de un futuro en paz ha sido, como poco, tempestuosa. La decisión de sus allegados de romper la disciplina de ETA y mostrar su rechazo de la estrategia armada, y la obtención de beneficios penitenciarios que esto les supuso en virtud de la legislación vigente, les granjeó la expulsión automática de los organismos que forman el entorno penitenciario del MLNV. La ayuda que estos les prestaban hasta entonces en forma, por ejemplo, de asistencia legal, les fue inmediatamente revocada; los familiares quedaron también excluidos de las ayudas para viajar hasta las cárceles donde estaban dispersados; y, además, a pie de calle, vieron cómo el calor que hasta entonces recibían de la masa social del MLNV por ser víctimas colaterales de la respuesta con la que el Estado castiga la militancia de sus familiares, se convertía en un rechazo absoluto y en más de una actuación "sectaria" que -además de aspectos simbólicos como la retirada de las fotos de sus familiares- incluso se reflejaron en enfrentamientos e "insultos" que se llegaron a convertir en moneda de curso legal.
voz propia Por eso, ahora que se entreabre de nuevo la esperanza de un nuevo tiempo en el que tal vez se pueda resolver por fin la situación por la que atraviesan las más de 800 personas que cumplen condena por su relación con la estrategia violenta liderada por ETA, estos familiares han decidido dar un paso al frente para reivindicar los derechos de sus familiares al margen de doctrinas externas, desde sus propias convicciones y con su propia voz.
Lo hacen en un momento en el que existe una nueva clave a través de cuyo rasero se pueden leer los movimientos que se producirán a corto plazo en los ámbitos relativos a los presos: el Acuerdo de Gernika.
Señalado por sus firmantes como "una hoja de ruta hacia la paz", este acuerdo reserva un apartado específico en el que propone un modelo de solución a la dura realidad que se vive tras las rejas. Plantea la necesidad de que ETA baje definitivamente la persiana de forma "unilateral" y sin condicionar su decisión a una eventual negociación con el Gobierno, pero también otras claves como "el cese" por parte del Estado de la actual política penitenciaria basada en instrumentos de "confrontación" como la dispersión o la no liberación de los reclusos gravemente enfermos, o "la necesidad de un reconocimiento, reconciliación y reparación de todas las víctimas" para lograr la reconciliación social.
Pero, además, el Acuerdo de Gernika solicita la "concesión de libertades condicionales a todos los presos penados que hayan cumplido los requisitos legales", lo que abre una puerta nunca antes explorada por el MLNV: la que posibilita que aquellos presos que se muestren contrarios al uso de la violencia y pidan perdón a las víctimas reciban beneficios penitenciarios. En este sentido, frente a los embates que han tenido que sufrir por apoyar esta vía, los presos críticos se preguntaban en su última entrevista si la intención de Batasuna de cumplir la Ley de Partidos les convertía en "colaboradores de la estrategia del enemigo", para subrayar así cómo el MLNV, por coherencia con lo firmado, debería ahora abrir el acceso a esta senda a los presos que la quieran transitar, dejando de imponer el no por respuesta, que consideran "lamentable"; especialmente por cuanto aboca incluso a los presos más enfermos a pasar décadas privados de su libertad.
Por eso, siguiendo esta pauta, Familiarrak podría levantar esta bandera que, aunque fue la que llevó a sus allegados a ser expulsados del MLNV, ha sido asumida por los firmantes del Acuerdo de Gernika, entre los que, paradójicamente, se cuentan Batasuna y Etxerat.
adhesión al acuerdo Una vez que confirme su nacimiento en sociedad, el siguiente paso natural será la adhesión de Familiarrak a este acuerdo. De hecho, según ha podido saber DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA, sus portavoces ya la han solicitado formalmente y su petición será estudiada en la próxima reunión que el máximo órgano de gestión de este pacto celebrará esta semana, en el que, además de los portavoces de Aralar y la antigua Batasuna, se encuentran también otros como los de EA y Alternatiba.
En la tramitación de su adhesión al Acuerdo de Gernika se encontrarán precisamente con el propio EPPK, que aunque hasta ahora se había quedado al margen de este acuerdo, estudia ya los términos de su entrada en él como ya lo hicieran sus familiares a través de Etxerat.
A continuación, en consecuencia con la voz propia que cada vez alzan con más fuerza para reclamar el cumplimiento íntegro de los puntos que este acuerdo señala como vía hacia la paz en el ámbito penitenciario, los siguientes invitados a adherirse a esta "hoja de ruta" compartida serían los propios presos críticos, que de esta forma quedarían al mismo nivel que el EPPK en la gestión del mismo.