MADRID. Perfumes de imitación, que proliferan en mercadillos o comercios, pueden causar alergias en la piel y las gafas de sol, réplicas de marcas prestigiosas, daños irreparables en nuestros ojos, al montar lentes que no protegen de los rayos solares.

Los juguetes deben contar con el sello CE, que garantiza que cumple con la normativa europea de seguridad y su uso no entraña riesgos para los niños.

Menos peligro representa un teléfono móvil de última generación, idéntico de aspecto al original, pero que puede arruinar nuestra agenda o interferir en otros sistemas.

Hace apenas dos semanas, la Policía Nacional se incautaba en la frontera de la Jonquera de más de 32.000 prendas de ropa, relojes, gafas y accesorios de lujo falsificados de medio centenar de marcas que se iban a poner a la venta en la campaña navideña.

Y es que todavía sigue siendo muy fácil encontrar en el mercado falsifcaciones, en ocasiones copias burdas y que son reconocibles a simple vista, no sólo por el precio, mucho más bajo, sino sobre todo por el acabado del envase y la calidad del producto.

Por poner dos ejemplos, en los perfumes, el aroma, mejor o peor imitado, desaparece al poco rato; mientras que en los famosos polos del "cocodrilo", el emblema está bordado sobre la misma tela y no cosido a la prenda, como ocurre en los auténticos.

El problema surge cuando el artículo de imitación está tan bien falsifcado que despista incluso a la propia marca.

En estos casos, los propios fabricantes tienen que pedir la ayuda de los peritos de la Policía Científica, que se encargan de comprobar bajo el microscopio, el escáner o la luz ultravioleta si un artículo a la venta es auténtico o falso.

Los expertos disponen además de una amplia base de datos con las características de los productos originales, además de infinidad de artículos de prueba remitidos por las marcas, para poder compararlos con los falsos.

Sólo el año pasado, los expertos de la Policía contra la piratería industrial emitieron cerca de 1.300 informes periciales sobre productos falsos, como ropa, bolsos o incluso banderillas de torero o piezas para maquinaria pesada que pueden terminar provocando graves accidentes.

Fue lo que pudo ocurrir con las 16 toneladas de rodamientos industriales que incautó la Policía Nacional el pasado mes de noviembre.

Se trataba de repuestos falsos fabricados sin ningún control de calidad y que podrían haber sido instalados en medios de transporte como aviones, trenes o autobuses.

Además de artículos de consumo, a la Policía Científica también llegan falsificaciones de obras de arte, que habitualmente se ofrecen fuera de los canales habituales, como subastas on line o galerías virtuales.

Es el caso de un grabado de un pintor de reconocido prestigio ofrecido recientemente en un portal de subastas de arte.

Fue el propio autor el que alertó a la Policía de que la obra original no estaba a la venta y estaba colgada en una pared de su casa.

Según el balance de la lucha contra la piratería industrial e intelectual correspondiente al año 2009, las Fuerzas de Seguridad del Estado intervinieron más de 5 millones de copias piratas o de artículos falsificados, un 30 por ciento menos que en 2008.

Sin embargo, el valor estimado de la mercancía incautada fue superior, más de 438 millones de euros, un 13 por ciento más que el año anterior.

El sector más perjudicado es de la marroquinería y los complementos, que acumuló un 42 por ciento de las pérdidas, seguido de la joyería y la relojería, con el 16 por ciento.

La mitad de los artículos falsificados fueron incautados antes de llegar a los puntos de venta, en fábricas o almacenes, el 25,8 por ciento fue intervenido en comercios y sólo un 2,4 por ciento en la venta ambulante.