Vitoria. Covite, la principal asociación de víctimas del terrorismo de Euskadi, renovó el pasado 17 de diciembre su junta directiva y dio así por cerrada una crisis soterrada durante meses. Sobre la mesa estaba la propuesta de la ex presidenta, Cristina Cuesta, y de uno de sus directivos, Ángel Altuna, de disolver un colectivo que cuenta con más de 400 asociados.
La propuesta fue rechazada de forma mayoritaria por la asamblea y desembocó en la elección de una junta que deliberadamente ha renunciado a elegir a un presidente, una cabeza visible, y que tomará sus decisiones de manera colegiada. Todos sus miembros coinciden en el deseo de no "profesionalizarse" como víctimas del terrorismo, y en defender "la memoria y la justicia, porque aún queda mucho por hacer", según explicó ayer a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Consuelo Ordóñez, una de sus integrantes.
Esa junta está formada, además de por la hermana del concejal donostiarra del PP asesinado en 1995, por una docena de personas, entre las que se encuentran antiguos miembros como Silverio Velasco, y a la que se han incorporado los padres de Jorge Díez, el escolta de Fernando Buesa; Rubén Múgica, hijo de Fernando Múgica; Jorge Mota, hermano de un funcionario de Martutene asesinado por ETA; o Carmen Ibarlucea, viuda del policía Aureliano Calvo.
Cristina Cuesta, con quien este periódico trató de ponerse en contacto durante la jornada de ayer, presentó su dimisión el pasado verano tras acusar años de desgaste personal en la presidencia de la asociación. Por su parte, Ángel Altuna prefirió no pronunciarse tras haber dejado atrás su presencia activa en Covite.
En su nueva andadura, el colectivo se reserva la decisión de acudir a los actos oficiales y, al igual que carecerá de un presidente, no tendrá un único representante público. "Somos un equipo coordinado, históricamente se ha funcionado así en Covite", señaló Ordóñez, quien reivindica el trabajo diario en la asociación por encima de la presencia pública e institucional. "Katy -Romero- lleva el peso de la asistencia a los socios y de los problemas concretos del día a día", explicó la que ejerciera de portavoz de Covite con la anterior junta y que, "con todo el respeto", rechaza convertir a la asociación "en un chiringuito" profesionalizado.
La renovación de la junta directiva de Covite se produce en un momento especialmente sensible para las víctimas del terrorismo, con una sociedad expectante ante un eventual anuncio de abandono de las armas por parte de ETA del que las asociaciones desconfían.
En ese sentido, la propia Covite, junto a otros colectivos como la AVT, Dignidad y Justicia o las fundaciones Miguel Ángel Blanco y Gregorio Ordóñez, expresaron el pasado 26 de octubre sus recelos a los grupos del Congreso, con motivo de la presentación de sus aportaciones a la Ley estatal de Víctimas. Las asociaciones temen que el Gobierno rebaje su exigencia a la izquierda abertzale tradicional y rechazan que se presente a las elecciones.