Catalunya elige hoy al gobierno encargado de remontar la situación económica y de devolver a sus instituciones al sitio que les corresponde. Tras una mediocre campaña electoral, no exenta de polémica (baste recordar el contraovertido videojuego con el que las juventudes del Partido Popular iniciaban su particular campaña) y después de una semana en el que el runrún de una intervención de la economía española a lastrado a los mercados bursátiles, más de 5,3 millones de catalanes están hoy llamados a las urnas. Una jornada que apunta hacia el cambio de mano del candidato de CiU, Artur Mas, que tras dos intentos fallidos de llegar al Govern, en esta ocasión, puede acercarse a la mayoría y certificar la defunción de tripartito.
Entre las incógnitas de una cita electoral, que ha estado precedida por una campaña de perfil bajo y que las encuestas se han encargado de restarle emoción, aparece la figura de José Montilla. El candidato del PSC se ha afanado durante las dos últimas semanas en que su electorado recupere la ilusión y vaya a votar. Pero la hoja de servicios del president durante la legislatura que hoy espira presenta varias lagunas. Las fricciones entre sus socios de gobierno, el recorte del Estatut y, sobre todo, su papel para combatir una crisis económica que deja en Catalunya unas tasas de paro preocupantes. La propuesta del secretario general del PSC, aplicar la "geometría variable" que puso de moda Zapatero y olvidar el gobierno a tres.
El anuncio de que no volverá a presentarse como candidato, en un intento a la desesperada por relanzar su imagen, parece que no va a ser suficiente para el president. Pero lo que más preocupa a Montilla es que se registre una alto índice de abstención. Y todos los pronósticos apuntan a que, la desafección y el pesimismo sobre la política y sus protagonistas que los catalanes arrastran en los últimos años, se puede notar en las urnas. En las ocho citas autonómicas anteriores, nunca el índice de participación ha superado el 65%. Y los precedentes más cercanos no son nada halagüeños: 56% en las autonómicas de hace cuatro años y 37,5 en las europeas de 2009.
Está por ver si el candidato de la federación nacionalista supera los 60 escaños y Montilla se queda en poco más de treinta, como pronostican los sondeos, este último no se opone a la investidura de Mas. De esta manera, el dirigente convergente cumpliría el mensaje que más ha repetido durante la campaña: formar un gobierno en solitario que no necesite comprometerse con nadie para marcar una "hoja de ruta" que saque a Catalunya de la recesión. La primera medida, el proyecto estrella de los nacionalistas, un Concierto Económico para los catalanes.
Mas no ha querido verse como el ganador y ha intentado por todos los medios rebajar la euforia que las sucesivas encuestas de intención de voto han alimentado en el seno de CiU. El dirigente nacionalista no quiere que los electores den por hecha la victoria de Convergència, la vean bien, pero no se acerquen hasta los centros de votación.
flujos de votos hacia ciu Si hay voto útil para Mas, los votos podrían llegar a CiU del ala más catalanista del PSC y de los votantes que en generales optan por el PP y que en las autonómicas miran a Convergència. Precisamente, los "populares" con la candidatura de Alicia Sánchez Camacho pueden auparse como tercera fuerza del espectro catalán. La formación presidida por Mariano Rajoy se ha tomado las elecciones de hoy como un termómetro de lo que le puede pasar a Zapatero en las elecciones municipales y autonómicas del año que viene. De ahí que el líder de la oposición en Madrid haya sido un habitual estos días en varios mítines del PPC.
En el grupo de los posibles castigados que lidera Montilla, también aparecen ERC y los ecosocialistas de ICV. Los primeros podrían experimentar un importante bajón de escaños que dieran carpetazo definitivo a la época dorada de Carod Rovira. Tras su paso por los gobiernos anteriores, los independentistas sufren un retroceso en su influencia social y un más que previsible descalabro electoral. Sin embargo, el partido liderado por Joan Puigcercós parece mantenerse como el partido bisagra y, de esta manera, influir en la estrategia de CiU. El candidato republicano ya ha ofrecido su mano tendida a Artur Mas para apoyar su investidura, siempre y cuando, el líder convergente se comprometa a celebrar un referéndum sobre la independencia de Catalunya. Por ahora, este objetivo no aparece a corto plazo en la federación nacionalista dirigida por Mas.
El partido de Joan Herrera, por su parte, podría bajar de la decena de escaños (en la actual cuenta con 12), siendo el que menos daños colaterales sufriría por el Gobierno tripartito. Ciutadans, con Joan Rivera como líder indiscutible, puede repetir con tres. Pero, al margen de lo que pase en la zona noble de la noche electoral, uno de los focos informativos de hoy va a estar puesto en los dos Joan, Laporta y Carretero, con Solidaritat y Reagrupament, y su oferta independentista unilateral.
El ex presidente del Barça puede ver cumplido su sueño de dejar el palco del Camp Nou en la época dorada de los culés, por un escaño en el Parlament. Genio y figura, el líder de SI puede verse beneficiado por el desencanto de una parte de los votantes de Esquerra, los de perfil más independentista. Una fuga de votos de las filas republicanas para las que también se postula el ex dirigente de ERC.