vitoria. Maneja los tiempos de la interlocución con cierta solvencia. Es un hecho. Los años en la política vasca han cincelado las formas que acompañan su discurso hasta conferir a éste un valor añadido. Xabier Agirre no elude el contacto visual directo con su oponente dialéctico. Al contrario. Lo explota, aunque intercalado con miradas al horizonte cuando trata de aclarar los aspectos que se le requieren. Mientras tanto, mientras las palabras se suceden bajo las reglas de una dicción sencilla, sus manos viven por cuenta propia. Aparecen enlazadas sobre la mesa y desaparecen en gestos cortos y a veces vehementes, aunque siempre dentro de un orden. Es el diputado general. Por ello, la conversación toma forma entre los rigores de la solemnidad institucional que impone el escenario de la sala que acoge el Consejo de Gobierno de la Casa Palacio, y el cargo del interpelado, ataviado para la ocasión con un traje azul marino, camisa blanca y corbata azul intenso, según dictan los protocolos. Sin embargo, la estrechez impuesta se disipa con una campechanía calculada.

Agirre responde. Aunque mide a la perfección sus palabras, que parecen estudiadas y encorsetadas por las reglas de un discurso institucional. Éste es el resultado de dos horas de conversación.

Esta legislatura afronta ya su recta final. ¿Se arrepiente de haberse embarcado en este reto político?

Estoy enormemente satisfecho del trabajo que hemos realizado. Creo que hemos sabido estar a la altura de las circunstancias de una legislatura dura, que ha estado sacudida por una crisis económica como no habíamos conocido desde el crack del 29 y en la que hemos sobrevivido más de medio año con la amenaza de una moción de censura, o con una crisis de gobierno, que puede que no sea la última...

Y en lo personal... De alguna manera se encontró con una situación que no ambicionaba tras la renuncia de un compañero (Álvaro Iturritxa) a optar al cargo.

Cuando uno se compromete con una formación política, y el partido te exige en un momento de dificultad que des ese paso adelante... Lo pensé, lo medité y lo consulté con mi familia. Pero una vez que tomé la decisión y di el paso, me he sentido a gusto e involucrado en el trabajo. No he tenido ningún pensamiento que me hiciera decir cómo me he metido en esto.

¿Cómo se va a presentar el diputado general y qué propuestas va a poner sobre la mesa en el Pleno de Santa Catalina?

En el debate de Santa Catalina (28 de noviembre) convendrá hacer un balance de las políticas llevadas a cabo por este Ejecutivo, ya que será el último debate de este calado de la legislatura. Quiero hablar sobre las tres hojas de ruta que ya planteé en este mismo foro hace un año, que me parece que son los puntos neurálgicos sobre los que debe pensar y meditar este Gobierno foral, o el que venga. La sostenibilidad de las políticas sociales, la diversificación de nuestro tejido empresarial y avanzar en el equilibrio territorial son objetivos fundamentales. Ya avanzamos en 2008 que hay un reto al que van a tener que enfrentarse todas las instituciones en el medio plazo, independientemente de la situación de crisis. Es el tema de la dependencia. Cada vez las expectativas de vida son mucho mayores y se llega a la vejez con más deterioro y con algún tipo de dependencia que será necesario atender. Nos tenemos que poner manos a la obra para que la capacidad de gasto de las instituciones permita sostener ese nivel de servicios.

Es, sin duda, un tema importante de cara al futuro, pero en la actualidad, en el hoy, hay problemas urgentes. Por ejemplo, la situación económica.

Somos conscientes de que en Álava hay cinco o seis empresas tractoras. Alrededor de ellas viven un sinfín de firmas proveedoras. De hecho, en el territorio, más del 90% del tejido económico está conformado por pymes y micropymes, más vulnerables a situaciones de recesión. Pero hay que hacer de la necesidad, virtud. Estamos intentando buscar nuevos nichos de negocio. Lo hemos testado con las propias compañías. Y así hemos identificado hasta 12 posibilidades de nuevo tipo de negocio. Pero, además, me gustaría hacer mención a la hoja de ruta que busca el equilibrio territorial en el territorio para que cualquier alavés, independientemente de su lugar de residencia, pueda tener un nivel de servicios equiparable. Y ése es un objetivo trasversal de la propia institución.

Álava es un territorio pequeño desde muchos puntos de vista. ¿Qué factores de competitividad cree usted que hay que potenciar?

Aquí hay dos valores fundamentales. El primero son las personas, que son un valor esencial. En segundo lugar, Álava está situada estratégicamente en un nudo de comunicaciones que puede ser el gran nexo de unión entre la Península y Europa.

Las potencialidades parecen claras, pero existe una crisis económica que ha puesto en jaque al tejido productivo. La sensación es que las empresas siguen estancadas y no acaban de llegar al final del túnel...

Vamos a ver. Hay indicadores que apuntan en la buena dirección. Estamos en niveles de recaudación de 2006 o 2007, aunque los gastos no son los mismos de entonces. Estamos en una senda de recuperación, que va a ser lenta y que va a tener picos y valles. Pero también es momento de echar la vista atrás. Fuimos de las primeras instituciones que hablamos sin tapujos de crisis económica. Ya en mayo de 2008 adoptamos un paquete de 43 medidas dirigidas a las economías familiares y a las de las empresas. En el horizonte se puede ver un rayito de luz, sí, pero no se puede hablar de que estamos superando la crisis mientras haya 20.000 parados. De lo que sí puedo estar orgulloso es de que esta Diputación ha situado a este territorio en la senda de la recuperación para que pueda estar en la pole position de cara a nuevos ciclos económicos.

Entiendo que da por hecho que la industria tiene músculo suficiente para encarar esas 12 nuevas vías de negocio. Sin embargo, hay cuestiones inquietantes. Entre las fortalezas indudables de Álava está la logística y varios de los proyectos al respecto parecen rozar el fracaso.

La logística tiene que ser un factor, no sé si estratégico, pero sí importante. Ahí está el caso de Arasur. Hemos criticado la decisión del Puerto de Bilbao de situar su puerto seco en Pancorbo. Y no por el rifirrafe político, sino porque consideramos que este territorio reúne condiciones suficientes para que eso se pudiera materializar, no solamente en Arasur, sino también en el CTV de Jundiz. Es verdad que en Arasur tenemos una participación mínima, pero ése es un tema que hay que pelear.

Hilando fino, se podría pensar que las inversiones planteadas en el sector logístico no son la panacea. Al caso de Arasur se une el de Foronda, sin pasajeros y con menos carga debido a la competencia del aeródromo de Zaragoza, sobre todo.

Pero es que los proyectos no han fracasado. Tienen sus plazos. En el programa electoral de 2007 llevábamos el establecimiento de un polígono ligado al aeropuerto de Foronda. Eso está en marcha, lógicamente, con la colaboración de otras instituciones, fundamentalmente, del Gobierno Vasco. El tema de vuelos depende del Gobierno del Estado. No sé cuando se verá la primera excavadora, pero los pasos están dados para que se cree ese polígono aeroportuario ligado a la logística y demás.

Le propongo hablar de fiscalidad. ¿Se siente incomprendido por las otras dos diputaciones en su popuesta de incrementar la presión sobre las rentas más altas?

En este tema soy ferviente partidario de la no desarmonización fiscal entre territorios, porque eso sería un auténtico caos. Además, el sistema tributario a nivel vasco es bastante más justo y bastante más progresivo que el que puede haber en el resto del Estado. Una vez dicho esto, las otras dos diputaciones claro que entendieron perfectamente lo que yo dije que estábamos estudiando, porque muchas veces se habla de que en un Pleno de Juntas Generales propuse esas medidas. Ahí están las actas, y sólo dije que estábamos estudiando posibles medidas en ese sentido. Lo que ocurre es que éste no es el mejor momento para abordar un debate sobre el sistema fiscal vasco porque estamos a seis meses de unas elecciones y me parece que el sosiego y el rigor con los que se debe afrontar un debate de esa naturaleza no encajan con el momento actual. Pero parte de lo que dijimos que íbamos a estudiar las vamos a aplicar ya en el Presupuesto de 2011. En él vamos a implementar medidas para los más desfavorecidos, que son pensionistas y parados. Afectará a 35.000 personas y supondrá que las arcas forales dejen de ingresar cuatro millones de euros. Con el Presupuesto de 2011 y las medidas que llevamos en él, no ha habido en la historia de este territorio un sistema fiscal más justo y progresista.

Hablando de logística y comunicaciones, ahí está el proyecto del soterramiento y la llegada de la alta velocidad a Vitoria, planes en los que también está la Diputación. Algunos expertos apuntan que puede ser una gran hipoteca económica para la capital...

Más que como una hipoteca lo veo como una gran oportunidad de futuro. Es un gran reto urbanístico para la capital, fundamentalmente. Pero incluso es importante para el territorio, porque es el punto de interconexión con el TAV y la Y vasca.

El Gobierno foral aporta para el futuro soterramiento, a la vez que tiene algo que decir con el tranvía gasteiztarra o en la consolidación del Casco Viejo con el Bibat. ¿Está descubriendo la Diputación su papel en Vitoria?

Siempre se habla de la macrocefalia de Gasteiz. Esta Diputación tiene clarísimo que Vitoria es, no diré que uno más, pero sí el municipio más importante de este territorio y en en el que el Ejecutivo foral también tiene que implicarse de manera activa. Vitoria entra también en los planes de esta Diputación, lógicamente.

Volvamos la vista atrás, a aquella mañana del 17 de marzo en la que se produjo la detención de un diputado por su supuesta implicación en un caso de corrupción. ¿Cómo vivió aquel momento?

Fue, políticamente, junto a la escisión del partido, el momento más duro, porque se detenía e imputaba nada menos que a un diputado foral de este Gobierno y a otros miembros del PNV. Fue muy duro en lo político y en lo personal, ya que conozco desde hace mucho tiempo a muchos de ellos. Creo que esta Diputación reaccionó con sentido común y con responsabilidad, porque independientemente del factor personal, en estos momentos soy diputado general de Álava. Mi responsabilidad es gobernar para todos los alaveses, independientemente de su manera de pensar y de su ideología. Por encima de todo, incluso de las amistades, están las instituciones, que son sagradas. Los políticos, y lo digo una y mil veces, porque además me lo creo, tenemos que tener los bolsillos de cristal.

Su reacción, con un discurso muy claro de tolerancia cero, fue muy comentada. Imagino que puertas adentro, en la propia casa o entre gente del partido, esa actitud habrá recibido tanto elogios como reproches...

Yo no sé si la reacción fue contundente. Fue coherente y fue lo que exigía el momento desde la institución. Me imagino que habrá habido división de opiniones. Pero yo estoy persuadido de que la inmensa mayoría de los ciudadanos ha entendido el mensaje de este diputado general porque creo que no podía ser otro.

El "caso De Miguel", dicho "grosso modo", ¿tiene algún componente de montaje judicial o fiscal, parte de una espina clavada en el PNV de Álava, o ambas cuestiones a la vez?

Me resisto a pensar que esto sea un montaje judicial. Yo creo que los jueces no se dedican a hacer montajes ni tampoco que sea una espina clavada en el PNV de Álava. En estos temas, zapatero a tus zapatos. Los jueces lo que tienen que hacer es administrar Justicia. Las instituciones lo que tenemos que hacer es garantizar transparencia y bolsillos de cristal. En tercer lugar, están los partidos políticos, y si se demostrara que hay algún tipo de culpabilidad, deberían depurar las responsabilidades. Incluso me atrevería a decir que los medios de comunicación tendrían que informar, pero de manera parcial y sobre lo que realmente hay. Y, en estos momentos hay una serie de personas imputadas, el proceso sigue en fase de instrucción, todavía hay vertientes declaradas bajo secreto de sumario y aún no sabemos si va a haber procesamiento o no. Porque en este tipo de cosas, lo único que se hace es contribuir a extender un manto de sospecha y de suciedad sobre toda la clase política.

El PNV, ¿debería hacer un esfuerzo para recuperar ese discurso de transparencia, credibilidad y liderazgo democrático?

Hasta el momento no hay ninguna sentencia de cara a ninguno de esos miembros, que son del PNV...

Disculpe, me refería a términos políticos...

Ya, pero lo que he dicho es una evidencia. Lo que se nos transmite desde el propio ABB es que no tiene nada que ver con ninguno de los asuntos que van apareciendo en los distintos medios de comunicación o en el propio sumario. Es evidente que nunca ayuda un tema de estos, y sobre todo, a escasos meses de una campaña electoral. No creo que esto tenga que afectar especialmente al PNV. Lo que sí puede afectar es a ayudar a distanciar al ciudadano de la clase política.

A vueltas con el "caso De Miguel", se han publicado recientemente las declaraciones de bienes de los integrantes del Gobierno foral. En esos documentos, se ha demostrado que el control foral falló y permitió ciertas incompatibilidades que afectaban precisamente al ya ex diputado. ¿Cómo es posible?

Esa misma pregunta me la hacía yo. No quiero escurrir el bulto, pero no es competencia de este diputado general ni de ningún miembro de este Gobierno. Es competencia de la Secretaría General. Me imagino que todos somos humanos y que todos podemos cometer errores. Pero yo siempre he dicho que en la primera declaración de bienes que hicimos en 2007 nada más llegar al Ejecutivo, en la que Alfredo de Miguel no dice que es administrador único de una sociedad concreta, éste no tuvo ningún ánimo de ocultar absolutamente nada.

Retomemos el debate sobre los servicios sociales, que se ha convertido en la patata caliente de las instituciones. Fórmulas como el copago causan miedo a la clase política, sobre todo, a escasos meses de las elecciones.

La primera responsabilidad de un político es tomar decisiones, aunque en ocasiones puedan resultar difíciles. Nunca vamos a plantear ni vamos a consentir que aquél que no tenga medios personales quede desasistido. Pero también me parece razonable que aquél que necesite la prestación de algún tipo de recurso social y tenga medios económicos pueda contribuir en los costos de esos servicios en la medida de sus posibilidades. Y eso es copago. Y no tengo ningún problema en reconocer que es una medida que habría que adoptar para garantizar la sostenibilidad a futuro de las prestaciones sociales.

Pero, si no hay ningún reparo en abordar el debate, ¿por qué no está ya sobre la mesa?

Quiero recordar que nosotros fuimos los primeros en detectar esta inquietud en 2008. En el Pleno de Santa Catalina vamos a presentar las conclusiones de la hoja de ruta que ha sido elaborada a través de debates con otros grupos junteros y, sobre todo, con colectivos afectados y con personas de relevancia en estos temas y que, desde luego, han tenido algo que decir.

Otra fórmula en política social es la de las subcontratas concertadas para la gestión de servicios. Desgraciadamente, ciertas experiencias advierten de que alguna de éstas no funciona del todo bien. ¿No se corre el riesgo de pensar que son la consecuencia de una política de recortes en lo social?

Rotundamente, no. Tenemos un sistema de servicios sociales de responsabilidad pública, que no gestión exclusivamente pública. Lo que a veces se vende como un intento de abaratar costes a costa de una gestión peor, no es real. La Diputación tiene la responsabilidad y el control de todos esos servicios que no se dan de forma directa. Ahí está el caso de Ariznabarra, donde precisamente por esa actitud y responsabilidad de control, hemos impuesto sanciones económicas cuando entendíamos que el nivel de servicios que se estaba dando no era el adecuado.

En otro orden de cosas, se está hablando mucho del Alavés. ¿Baraja la Diputación una fórmula mágica para evitar que el equipo deje de estar en los campos?

No hay fórmulas mágicas, pero sí fórmulas lógicas, que son las que hemos dicho desde el inicio de este proceso de deterioro del Deportivo Alavés. La única forma es la capitalización del club. Nadie ha hecho más por el Alavés que esta institución.

¿Y esa capitalización puede venir de la mano de Josean Querejeta?

Lo que queremos es que el Alavés perviva, porque está arraigado en la ciudad y el territorio y porque el proyecto social que tenemos para Izarra es precioso, con un cariz muy especial. El único que puede poner en peligro que nos hagamos con esos terrenos es el propio Alavés. Por lo tanto, interés en que el Alavés perviva, todo.

Precisamente por ese interés, ¿va a hacer alguna gestión para facilitar la capitalización?

Lo hemos dicho muchas veces. En la última ocasión en la que tuvimos contacto con representantes del Deportivo Alavés les dijimos dos cosas. Que tenían que hacer una auditoría para que la Diputación y cualquier persona con interés por entrar a gestionar el club tuviera una foto clara de cuál era la situación económica del club. Y dos, que habida cuenta de que la ampliación de capital de 3,2 millones no se había llevado a efecto en su totalidad, que se hiciera una nueva asamblea en la que se aprobara una nueva ampliación abierta para no poner obstáculos para el que quisiera entrar con dinero para salvar al Alavés lo pudiera hacer. El llamamiento a cualquiera que esté interesado en salvar al club lo hemos hecho de manera reiterada, pero no nos vamos a dirigir en concreto a éste o a aquél.

¿Por qué ha defraudado las expectativas la actual directiva?

Lo que pasa es que este problema arranca de antiguo. Podemos dar el pistoletazo de salida en la era Piterman. Pero yo, que no entiendo mucho de fútbol, me imagino que los que sí entendían ya sabían quién era aquél. Aquello se permitió. La propia Diputación en la era del PP permitió que la deuda del Alavés llegara a unos límites absolutamente inconcebibles. ¿Que por qué ha defraudado las expectativas? Se lo dijimos en primera persona en una reunión antes de que tomara la decisión definitiva de entrar en el club. Corazón albiazul o intentar hacer lo que sea por el club me parece perfecto. Pero lo que hay que ser en esta vida es racionales.

Todo eso está muy bien, pero el Deportivo Alavés no deja de ser una sociedad privada. ¿No es un agravio comparativo la atención que se dispensa al club en relación con otras empresas?

Pero es que es verdad, y más en una situación de crisis como la que estamos pasando. Yo me imagino que el diputado de Hacienda tendrá una cola más o menos hermosa de empresas que pueden decir aquello de si se hace esto con el Alavés, por qué no conmigo. Son aspectos diferentes, porque hay un sentimiento capitalino y territorial, hay una historia del propio club, pero en el fondo tiene similitudes.