Vitoria. La sociedad les debe mucho, pero no se lo paga. Las viudas alavesas, un colectivo integrado por 14.983 mujeres, cobran de media 631,61 euros, una cantidad que les sitúa de lleno en la precariedad y, en muchos casos, directamente en la pobreza. Sus pensiones no alcanzan por dos euros el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), fijado en 2010 para el conjunto del Estado en 633,30 euros, y quedan muy lejos de los 995,5 euros mensuales que, también de media, se gasta un ciudadano estándar cada mes. La mala salud, la soledad y sobre todo la penuria económica son los tres males con los que ha de convivir este sector de la población alavesa.

La voz de las viudas alavesas se ha dejado oír a través de un estudio gestado por la Asociación de Mujeres Viudas de Llodio (Avillo), y financiado por la Diputación. La encuesta realizada sobre cerca de 400 participantes de todo el territorio dibuja un perfil marcado en demasiadas ocasiones por una austeridad impuesta. Según la Oficina de Estadística de la Comisión Europea (Eurostat), ser pobre en España equivale a vivir con menos de 700 euros al mes, una situación que padece el 60% de las viudas del territorio que aseguran cobrar entre 350 y 700 euros procedentes de la pensión de viudedad. Unos exiguos ingresos que limitan enormemente su calidad de vida, sobre todo si se tiene en cuenta que al establecer la media de la pensión de viudedad de estas mujeres se incluyen los datos de los hombres viudos y de las pensiones altas. La realidad, por tanto, es que las viudas alavesas tienden a cobrar más 350 que 700 euros. Avillo subraya que es "imprescindible" que las pensiones de viudedad se equiparen de una vez por todas al SMI.

El perfil de la viudedad alavesa tiene el rostro de una mujer de edad media o avanzada que vive sola en su domicilio, con algún trastorno de salud o problemas de movilidad y nivel de estudios primarios o secundarios. Cerca de 15.000 personas habitualmente "invisibles" en las estadísticas poblacionales que realizan el INE y el Eustat.

Siete de cada 10 viudas alavesas tienen más de 75 años y más de la mitad del total perdieron a sus maridos hace entre once y veintiún años. Si a estas circunstancias se suman los problemas de salud y la falta de dinero el resultado es un colectivo "susceptible de sentirse socialmente ya no aislado, pero sí abandonado e incluso en riesgo de exclusión social", alerta el estudio.

ocio condicionado Actualmente, la Ley estima que las viudas sólo tienen derecho al 52% de la base reguladora del sueldo de sus esposos y ello sólo suele suceder en el caso de que su cónyuge estuviera activo profesionalmente en el momento de fallecer. Para casi el 70% de las viudas alavesas, la pensión de viudedad es su única fuente de ingresos.

Cuando superan el golpe de la muerte de sus parejas, circunstancia que habitualmente abre una brecha entre el grupo de personas que eran sus amigos y ellas, comienzan a participar en asociaciones y a realizar algún tipo de actividad, aunque su nivel de ocio queda muy supeditado al volumen de las pagas. Un 8,7% practica deporte, el 6,05% realiza manualidades, el 4,03% lee, el 7,06% viaja, el 26,4% pasea y el 24,6% se reúne con los amigos o familiares. Pero cuando se les pregunta por lo que en realidad les gustaría hacer, el 28,38% dice que le gustaría viajar y el 25,37% practicar deporte. El informe incide en el hecho de que no cumplen sus expectativas debido a las "carencias económicas" que padecen. "Hay otros gastos prioritarios antes de destinar sus recursos a estas actividades que, además, son de ocio", señala. Por si la escasez de las pagas fuese poco, el informe pone de manifiesto que siete de cada diez viudas alavesas no recibe ningún tipo de ayuda ni familiar, ni de instituciones ni de ninguna asociación o grupo social. El 30% restante afirma disfruta de compañía, asistencia sanitaria, colaboración en tareas domésticas o apoyo a la movilidad por parte de las instituciones -en un 19,59% de las ocasiones- o de sus familiares -en un 10,69%-.

La mitad de las viudas asegura desconocer que tienen derecho a percibir ayudas en forma de servicios sociales forales o municipales en su lugar de residencia. Durante la realización del estudio, tanto los voluntarios como los trabajadores sociales y el personal técnico reconocieron en diversas entrevistas no llevar a cabo ningún programa específico para este colectivo, del mismo modo que admitieron que tampoco existe ninguna ayuda específica para ellas. No obstante, debido a su perfil, sí pueden acceder a programas genéricos.

50%

l Menos ingresos. En la mayoría de los casos, la viudedad supone para las mujeres una drástica pérdida de poder adquisitivo. Quedarse viuda representa perder el 50% de los ingresos, lo que conlleva una pérdida de calidad de vida y dificultad para encarar los gastos cotidianos.

l Charlas y jornada. La Asociación de Mujeres Viudas de Llodio, Avillo, difunde estos días los contenidos del estudio sobre la situación de las mujeres viudas en Álava. Hasta el momento ha realizado tres charlas en las cuadrillas de Añana, Rioja Alavesa y Ayala, y tiene previstas tres más enVitoria, Agurain y Campezo. El próximo domingo también tendrá lugar una jornada en Durango sobre la regulación de las pensiones de viudedad. l Sin jubilación propia. Un 48,96% de las mujeres participantes en el estudio reconoce haber trabajado fuera del hogar, si bien sólo un 20,94% de ellas cobra pensión por jubilación. Ello quiere decir que sólo este porcentaje ha cotizado a la Seguridad Social y tiene, por tanto, derecho a jubilación propia. Un 70% de las viudas alavesas que trabajó en su día fuera del hogar lo hizo dentro del ámbito de la economía sumergida, lo que actualmente merma sus posibilidades. l Sin participación. Una de las conclusiones importantes del estudio es que un 67,97% de las viudas alavesas no participa en ninguna asociación. Y ello a pesar de que el asociacionismo supone para este colectivo una herramienta muy efectiva para combatir el sentimiento de soledad, ya que todas las mujeres integradas en este tipo de agrupaciones ven en estos espacios lugares donde encontrar compañía y hacer nuevas amistades.