londres. Irlanda del Norte dio ayer un paso más hacia la exitosa conclusión de su proceso de paz gracias al acuerdo alcanzado entre unionistas y republicanos para hacerse cargo de las competencias de Justicia e Interior a partir del próximo 12 de abril. El acuerdo, pendiente durante más de tres años y fruto de diez días de intensas negociaciones, establece que las nuevas competencias reforzarán las instituciones del Gobierno de poder compartido, actualmente administrados por Londres, y que ha mantenido enfrentados al mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP) y al Sinn Fein, hasta el punto de que los republicanos amenazaron con abandonar el Ejecutivo de Belfast. El control de las nuevas competencias lo asumirá David Ford, líder del Partido de la Alianza, formación integrada por miembros de la comunidad católica y protestante.

Así lo anunciaron ayer el ministro principal norirlandés, el unionista Peter Robinson, y su adjunto en el Gobierno, el republicano Martin McGuinness, acompañados por los primeros ministros del Reino Unido e Irlanda, Gordon Brown y Brian Cowen. El acuerdo contará con un respaldo financiero de 800 millones de libras (unos 918 millones de euros) para financiar el traspaso de las transferencias, uno de los últimos asuntos pendientes del acuerdo de paz iniciado en 1998.

reacciones El premier británico celebró que Irlanda del Norte haya "cerrado el último capítulo de una larga y problemática historia y abierto, ahora, uno nuevo", mientras que su colega irlandés consideró que el acuerdo "es un gran paso para lograr paz, estabilidad y seguridad" en la provincia. Como exigía el Sinn Fein, ex brazo político del IRA, el DUP ha accedido a seguir un calendario para la devolución de las competencias y ha logrado avances en el reconocimiento de la cooficialidad de la lengua gaélica irlandesa, en la cooperación entre los Parlamentos de Belfast y Dublín y en puntos de la legislación sobre igualdad y derechos. Los republicanos también esquivaron durante las conversaciones las demandas de los unionistas para abolir la Comisión de Desfiles, organismo que supervisa y modifica las rutas de las controvertidas marchas de la Orden protestante de Orange por ciertas zonas católicas. De momento, la Comisión sigue en pie y el acuerdo aborda con cierta vaguedad el establecimiento un "grupo de trabajo" para explorar, como quería el DUP, la posibilidad de que las rutas de las marchas orangistas se negocien exclusivamente en el ámbito local, entre los residentes de los barrios por donde transcurren los desfiles.

Los dos partidos coinciden, además, en la necesidad de reformar a través de la Asamblea los mecanismos de control de las instituciones de un Gobierno que, en los últimos años, ha sido calificado en ocasiones de "disfuncional".

No obstante, es la cuestión de los desfiles la que podría plantear problemas en el futuro para Robinson, quien ya se ha topado con dificultades durante las maratonianas conversaciones para vender al ala dura de su partido el acuerdo con el Sinn Fein.