vitoria. A diferencia del vino de Asunción, el que venden 31 bares de la colina desde el viernes es tinto, es blanco (a gustos) y tiene color. El de la esperanza. Los hosteleros del Casco Viejo gasteiztarra han demostrado en sólo dos días que era posible resucitar el espíritu de la feria que murió por falta de financiación institucional, Ardoaraba, y que podía trasladarse con éxito hasta su entorno natural, la barra. Ayer, miles de personas convirtieron el txikiteo tradicional en una fiesta gustativa y cultural. "Ruiz de Oña, suave y rico. Un gran descubrimiento", afinó Elena tras la segunda ronda con la cuadrilla, mientras se espantaba el pelo de la cara. El viento, frío, incordiante, no fue un impedimento para moverse entre locales y disfrutar, dentro y fuera, de los caldos de la Asociación de Bodegueros de Rioja Alavesa.

Cuchillería, el eje de Ardoa Zaharrean, comenzó a calentarse pasada la una de la tarde. A la hora del poteo, claro. En ese momento enfilaron la calle Iñaki, Nuria, Katxas y Blanca. Primera parada, el puesto para comprar la llave al paraíso enológico. La política de funcionamiento es la misma que en la antigua feria de las carpas, con bonos. Cada uno asciende a seis euros y contiene seis puntos a canjear por vinos: el vaso de joven y de blanco cuestan uno, el de crianza dos. Copa y funda incluidas. "Yo me enteré por un amigo, que me mandó un mail", recordó Iñaki. "Y yo por el facebook, soy una de las seguidoras", apuntó su novia. "Empecemos ya", conminó el amigo. Cuántas ganas. "Nuestra intención es aguantar hasta agotar todos los tickets", advirtió tras colgarse los aperos. Cumplieron. Encantados. Achispados. Como la mayoría de poteadores que recorrieron la calle y sus alrededores. Véase Maite, Rober, Isaac, Ander y Jon.

Ellos no perdonan ni un solo poteo de fin de semana. Y ayer subieron a Cuchillería con la intención de siempre, y un aliciente: ampliar sus conocimientos. "La feria está muy bien porque nos da la oportunidad de descubrir bodegas nuevas. Ahora puedo decir que el Ruiz de Viñaspre no está mal, pero prefiero el de Oña", opinó Maite, secundada por sus amigos. La cuadrilla había comenzado el paseo alrededor de las doce y media. Y ésta era ya su tercera ronda, a las puertas del Gautxo. Ganas de seguir y de hacer masa. "Yo sólo veo una pega, que los bonos sólo tienen seis puntos y no dan opción a coger un pintxo en vez de un vino, lo que obliga a sacar la cartera", añadió Rober.

En Ardoa Zaharrean, la posibilidad de que los bares sirvan pintxos como acompañamiento a los vinos queda en manos de cada uno de ellos. Ayer por la mañana, ninguno de los locales visitados contempló la opción, aunque como siempre exhibieron barras rebosantes de miniaturas gastronómicas. "Uno de tortilla", solicitó Nerea en el 7, a la par que agotaba el cuarto ticket. La joven se enteró de la iniciativa a través de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, patrocinador de la feria, y no dudó en trasladar su poteo sabático en Zaramaga al Casco. Con primos y perro incluido.

El grupo expresó la misma queja que todos los consultados sobre la falta de oferta gastronómica en el bono. "Pero seguro que los bares se dan cuenta y añaden los pintxos para la próxima edición. Para ser ésta la primera, está muy bien, porque le da vidilla a la colina", matizaron. También los Martínez, copa en mano a las puertas del Ioari, mostraron su satisfacción por que "se organicen actos de este tipo". Sin embargo, confesaron que a ellos les gustaba más la antigua modalidad, a través de carpas en puntos céntricos de la ciudad. "Se creaba un ambiente más especial, esto no deja de ser un poteo como el de cualquier fin de semana, aunque la oferta de vinos sea diferente o mayor", sostuvieron.

La opinión de esta familia fue la de la mayoría de consultados. "Aunque fuera lo mismo, el hecho de hacerse bajo toldos, con suelo alfombrado, hacía la feria más especial", consideraron Rebeca y Jon, un matrimonio de mediana edad, catadores aficionados. "Era como más navideño", añadieron Marta y Oihana, tras guardar los tres últimos tickets para proseguir la ruta por la noche. "Por favor, mucho mejor así, en los bares, donde deben estar los vinos", defendieron los menos. Los menos, pero los más apasionados. Por ejemplo, Aitor: "De esta forma caminas un poco, respiras aire, te encuentras a más gente, tienes más pintxos a tu disposición aunque tengas que pagarlos aparte... ¡Todo ventajas!".

hoy se suma abastos Opiniones aparte, algo quedó claro ayer. Que, haya o no crisis, en Vitoria el vino y los pintxos enganchan. En todas sus formas. Ayer lo demostraron Ardoa Zaharrean, que continuará todo el puente, la ruta de las barricas del mercado de la almendra, una iniciativa que se celebra el primer sábado de cada mes, y la Semana de la Cazuelita. Hoy redoblarán campanas con la inauguración de Vino Gourmet 2009, en Abastos. Veintidós bodegas y los productos agroalimentarios de la plaza se darán la mano hasta el día 8 para completar la exaltación enológica y gastronómica. Gracias.