Si la procesión va por dentro, también la alegría, que contagia, sin duda, el estado de ánimo de Mikel Landa (Murgia, 1989) después de subrayarse en la Volta. El escalador alavés finalizó segundo. Solo Pogacar, inaccesible, pudo con Landa, segundo en la pasada edición de la Itzulia, pero cuyo objetivo para la carrera que arranca el lunes en Irun es contribuir a la victoria de Remco Evenepoel.

Únicamente Pogacar, un ciclista superlativo, pudo con usted en la Volta. ¿Esperaba hacer una carrera así de buena?

—No, no. La verdad es que fui a la carrera sin ninguna expectativa. Llegaba después de haber estado entrenando en altura, de estar un mes sin correr y no tenía ninguna expectativa sobre lo que podía pasar. Fui día a día. En la segunda etapa me encontré muy bien y fue un subidón.

Comenzó bien el curso en Portugal. Su forma era buena. ¿Le ayudó en la Volta ir sin un objetivo claro?

—Sí. Todo suma. En ocasiones vas con toda la intención y las cosas no salen tan bien. Cuando no lo esperan, a veces, ocurre que todo va bien. Te ayuda ir un poco más fácil.

“Mi objetivo en la Itzulia es ayudar a Remco a ganar la carrera. Esa es la idea desde el principio: hacer todo lo posible para que él gane”

Ha hablado de las buenas sensaciones que le dejó la segunda etapa. ¿Sintió que se reivindicaba de algún modo?

—Sí. Creo que se han dado varios factores. El cambio de equipo me ha venido bien. Me estoy encontrando bien y las fuerzas responden.

En la Volta dio la impresión de volver a sonreír.

—Sí, lo cierto es que me sentí con otra alegría y eso se nota sobre la bici. Yo suelo comparar el estado de forma con el estado de ánimo. Si estás contento, posiblemente rindas más.

Se puede decir que la novedad, el cambio, le ha sentado bien.

—Es lo que buscaba con el cambio. Quería romper con todo lo conocido, buscar un equipo diferente, compañeros distintos, otra forma de trabajar… De momento me está yendo bien.

La comodidad no existe en la alta competición, pero dejó el Bahrain donde fue el líder durante cuatro años para apostar por el Soudal. ¿Supuso abandonar la zona de confort?

—Sí. Totalmente. Llevaba cuatro años en la misma estructura, con el mismo método de trabajo y quizás me estaba quedando un poco anclado ahí, en muchos errores y aciertos. Tenía que salir de esa zona de confort. Necesitaba aire, mucho aire nuevo. Tenía que cambiar para poder seguir y buscar más motivación. Al final necesitas tener ganas y alegría para salir a entrenar, para competir.

A la conclusión de la Volta dijo que se sentía como en 2015, cuando llamó a las puertas de la élite tras el podio del Giro y sus grandes actuaciones.

—Me he reconocido en aquel Mikel en el sentido de tener esa valentía de atacar sin tener miedo a perder. Además, esa sensación de mirar para atrás y saber que abres hueco es muy buena. Es cierto que tenía a Pogacar por delante, pero vi que hacía daño al resto, que sacaba diferencias, y era algo que hacía tiempo que no me pasaba. Me recordó un poco a esa época.

Si descartamos a Pogacar y Vingegaard, dos ciclistas que parecen inaccesibles, ha demostrado que sigue entre los mejores.

—Sí, he recuperado esa frescura que quizás en los últimos años había perdido.

Usted completó una gran actuación en la Volta, pero era imposible acercarse a Pogacar. ¿Qué sensación le queda a uno en ese caso?

—Lo cierto es que te deja un poco sabor agridulce. Parece que no valoras suficientemente lo que has hecho, como si no le dieras el valor real al sacar diferencias al resto porque había un ciclista muy superior a todos. Eso sí, no he corrido pensando en ser segundo hasta que ha tocado hacerlo.

Se le veía convencido a la hora de atacar.

—Lo cierto es que siempre que he atacado ha sido buscando un beneficio. Esta vez también. Atacaba con la idea de sacar distancia a los demás. Si me quedaba con ellos la cosa se complicaba porque esos corredores siempre pensaban en la segunda plaza. Yo he buscado mis opciones. Sabía que tenía que atacar para hacer diferencias.

No sé si ha estado en su mejor versión, pero sí que ha recuperado sensaciones.

—Los números están ahí y son orientativos, pero me quedo con el feeling que he tenido y con la sensación de poder distanciar a otros corredores.

Cuando le han liberado de cuidar de Remco, se ha visto que usted sigue siendo ambicioso y que está entre los mejores.

—Sí, sí. Eso lo teníamos claro, tanto ellos, en el equipo, como yo. Somos conscientes de que la temporada es larga y que voy a tener mi hueco. Ellos también me querían para completar el equipo y de momento las cosas están saliendo bien. Primero he de ayudar a Remco y luego ya llegará la Vuelta.

¿Le ha servido la Volta para recuperar la confianza en sí mismo, para creer más en sus posibilidades?

—Me ha venido bien, eso está claro. Creo que me refuerza de cara a lo que viene, pero también soy realista y soy consciente de que la temporada se va a ir complicando cada vez más. En la Itzulia habrá gente muy buena, al igual que en el Dauphiné, y al Tour siempre van los mejores. El podio de la Volta sí que me ayuda a seguir en esta línea.

Habla de que la competición se complicará más adelante, pero en la Volta la participación fue muy buena.

—Claro, claro, era una gran carrera, pero sé que la temporada va a ir a más en dificultad. Soy consciente de que el nivel irá subiendo.

El pasado año fue segundo en la Itzulia tras Vingegaard. ¿Cómo encara la carrera?

—Mi objetivo en la Itzulia es ayudar a Remco a ganar la carrera. Esa es mi idea desde el principio: hacer todo lo posible para que él gane. Es un recorrido que le viene muy bien. Le viene mejor a él que a mí, con lo cuál tengo claro que nuestra baza debe ser él. Luego, lo que pase en carrera, cómo vaya, es otra cosa.

Al contrario del duro recorrido de la Volta, el trazado de la Itzulia parece más light, sin ningún final en alto.

—Sí, sí. Echo de menos que, con los puertos duros que tenemos en Euskadi, ninguna etapa acabe arriba. O están lejos de meta o se esquivan. Me hubiese gustado una Itzulia más dura pensando en mí, pero bueno, con el nivel de participación que hay seguro que vemos una buena carrera.

Visto el recorrido, las etapas clave son la primera, con la crono en Irun, y el cierre en Eibar, que es la jornada más montañosa.

—Son los días que más van a marcar. La crono ordenará a los favoritos a la victoria de la general y luego todo el mundo estará con el ojo puesto en la última jornada, que en los últimos años está resultando decisiva.

La etapa con final en Legutio también puede ser importante.

—Puede ser una de las etapas que marque diferencias. Salinas es un puerto corto, pero duro. Es una etapa en la que se encadenan tres subidas exigentes y la más propicia para que haya alguna diferencia en meta.

¿Entiende que la Itzulia girará alrededor de Vingegaard?

—Sí. La verdad es que ha estado imbatido en todo lo que ha corrido en lo que va de temporada, dando exhibiciones, pero creo que se plantea un duelo bonito entre él y Remco, sobre todo. Son puertos cortos, explosivos, que a Remco también se le dan bien y puede estar cerca de Vingegaard.

Mikel Landa saluda desde el podio final de la Volta. SOUDAL /GETTY

Más allá de la competición, ¿cómo afrontar un ciclista querido como usted la carrera de casa?

—Sales a comerte la carretera. Las carreras son cada vez más tensas, no hay ni un día tranquilo. Sin embargo, aquí son mis carreteras y salgo a correr, pero disfrutando.

Coincidió con Pogacar en la Volta y el pasado curso se topó con Vingegaard en la Itzulia. Pensado en frío, de no estar ellos, que son dos ciclistas inaccesibles, hubiese vencido en ambas carreras.

—Sí. Lo cierto es que se esquivan entre ellos y luego, al final, te los vas encontrando por todas las carreras y, bueno, me ha tocado.

¿Es desesperante competir contra ciclistas de ese nivel?

—Te deja un sabor agridulce. Debería estar contentísimo por haber hecho segundo en la Volta, pero a la vez no disfrutas porque te ha ganado otro. Se te queda un poco mal sabor de boca. Dentro de cinco años, si tenemos una conversación sobre la Volta probablemente no nos acordemos del segundo.

De todos modos no solo se corre para el palmarés. Los aficionados valoran mucho el modo de correr.

—Por suerte, muchas veces son los caracteres lo que más se recuerda del ciclismo, las gestas, y no solo al que gana.

Desde fuera dio la impresión de que la gente se emocionó mucho con usted en la Volta.

—La verdad es que la gente muy cercana la he visto muy contenta por mí, disfrutando mucho, y eso me ha llegado, me ha emocionado. Por esa parte también me he sentido satisfecho en la Volta.

Usted se las ha visto cara a cara con Pogacar en la Volta y con Vingegaard en la Itzulia. ¿Son muy distintos?

—Sí. Pogacar es más caníbal que Vingegaard. Creo que por su capacidad de poder disputar todo tipo de carreras, como vimos en Catalunya, donde ganó de todas las maneras. Vingegaard es más escalador y en llegadas en grupos reducidos no tiene la capacidad de esprintar de Pogacar.

¿Cómo se vive dentro el pelotón el pulso entre ambos?

—Correr contra ellos es un poco frustrante porque son dos ciclistas que sabes que no te van a dar opción. Bloquean todo tipo de fugas con ritmos muy altos, te hacen disputar la carrera muy pronto y sabes que ese tipo de corredores cuando cogen una ventaja respecto a los demás, los que van por detrás solo piensan en ser segundos. Simplemente por eso, ellos están más tranquilos y saben manejar la ventaja a su antojo. Con ellos por delante atrás se acaba la carrera. Es perseguir y hasta donde llegues.

Es frustrante, entiendo.

—Sí. No ves que nadie piense en cogerles y ganar la carrera. Los de atrás lo único que piensan es en ser segundos o terceros. Es como que se han ido para delante y atrás se renuncia totalmente. Se ha instalada eso idea de para qué me voy a matar a perseguir para que el tercero venga y me remate. Estamos un poco hartos del tema (ríe), sobre todo cuando van a una carrera y quieren ganar todas las etapas.

En la montaña ha demostrado estar muy fuerte. ¿Ha progresado en las cronos?

—De momento sigo parecido. Este año he tenido muchos cambios en cuanto a material, no solo de bici, también de zapatillas, sillín, entrenamientos y no he prestado mucha atención a preparar las cronos porque tenía temas más importantes. Trabajaré más adelante con la bici de crono. A ver si consigo mejorar un poco.