Un año más, y ya van diez, Aimara Antzerki Taldea ha organizado para este mes las Jornadas de Teatro Breve, con motivo de la celebración del Día Mundial del Teatro (27 de marzo). Con todo, será este sábado y en Amurrio Antzokia, cuando llegará la oportunidad de disfrutar, una vez más, de este concepto que apuesta por que actor y espectador compartan la experiencia de forma más cercana y durante un tiempo de representación más breve del habitual.
En el cartel de esta edición, con un precio de entrada de 6 euros, figuran tres piezas en castellano, más otra en euskera, que será la que inaugure las tablas a las 19.30 horas. Se trata del monólogo Hamalau, escrito por el Premio de Teatro Café Bar Bilbao de 2022, Lutxo Egia, aunque la interpretación llegará de mano del actor Mikel Martínez. Este se meterá en la piel de un notario que, desde la terraza de la planta decimocuarta del edificio de una ciudad, espera la llegada de un cliente inglés que le ha encargado levantar acta de su suicidio.
El telón bajará y se alzará de nuevo para recibir un escenario bien distinto: el de un museo que da la bienvenida a la exposición Nuevas Corrientes Pictóricas, en la que se pueden disfrutar de las piezas más representativas del arte plastic-millenial, como lo es Un 6, un 4 y una curva parabólica. Este es el título de otra de las propuestas de las jornadas. Tanto el texto como la dirección es compartida por Tamara Lucarini Cortés y Josu Angulo Anthonisen, aunque será este último junto a Gaizka Chamizo Mendikote, quien corra con la labor de interpretación.
De amigas y parejas
A ellos les tomará el relevo otro dúo actoral, esta vez femenino y formado por Leire Orbe y Sara Barroeta, que se meterán en la piel de Aurora y Silvia, dos amigas que han quedado para tomar un café con leche. Una tiene algo que decir, pero la otra no se calla nunca. Así se cuenta en Vinagre, y escrita y dirigida por David Caíña.
El broche lo pondrán dos actores de casa: Bego Testón y José Ortega, de Aimara, que darán vida a un matrimonio casado hace ya más de 40 años, en el que lo cotidiano parece simple monotonía pero implica un gran trasfondo de delicadeza y amor. Esta pieza en la que parece que no pasa nada se titula Después de todo y está escrita por Javier Liñera.
