Los avances en tecnologías y la irrupción y popularización de las redes sociales nos han abierto un mundo de posibilidades. Pero también nos han expuesto más, si cabe, a los peligros de ese mundo abierto. No solo tenemos que estar pendientes, como usuarios, de que nuestros datos e información no se vean vulnerados, sino también de que no nos engañen. Y es que desde el mismo instante en que todo el mundo tiene acceso a una cuenta -o varias- de redes sociales, las informaciones y desinformaciones que allí pululan se expanden como la pólvora.

Y, precisamente, para evitar que esos bulos y noticias falsas se propaguen por el ciberespacio surgieron, entre otros, Maldita, que en su haber cuenta con diferentes secciones como Maldita Hemeroteca, Maldito Bulo, Maldita Migración, Maldita Ciencia, Maldito Dato, etc. Y es que hay mucho que desmentir.

Natalia Diez, coordinadora de Maldita Migración, nos explica en ese sentido que desde Maldita.es han visto que, al igual que con las redes sociales se ha democratizado la información, “también se ha democratizado la desinformación. Es mucho más fácil difundir bulos y contenidos sin contrastar”. Precisamente por eso su trabajo diario es monitorear las redes sociales, así como otras de mensajería como WhatsApp. “De hecho, esta es una de nuestras vías de entrada de desinformación principal. Nosotros tenemos un chatbot en el que la gente nos puede enviar todo lo que circula por sus grupos”, reflexiona. Al fin y al cabo, en Twitter o Facebook podemos ver lo que circula, pero no así en WhatsApp si no nos lo mandan directamente. Y ahí juegan un papel importante los usuarios que conforman la comunidad de estas redes sociales. “Podemos saber qué se está difundiendo de manera masiva en WhatsApp”, asegura Diez en relación a la comunidad de Maldita.

Cada vez se oye más hablar de ‘Fake news’.

Cada vez se oye más hablar de ‘Fake news’. Freepik

Pero, ¿por qué nos cuesta en ocasiones discernir la información del bulo? Esta experta recuerda que el ritmo de vida de la gente va muy rápido, “y cuando recibimos un contenido que apela directamente a nuestras emociones, es mucho más fácil que no paremos a verificar si ese contenido es real. Acabamos difundiéndolo sin estar seguros. Se puede y se debe poner freno, se debe verificar los contenidos que nos llegan antes de compartirlos, pero es verdad que muchas veces esto no se hace”, reconoce. Además, asegura por una encuesta que llevaron a cabo en 2021 que un 70% de la población española sentía que no tenía herramientas para identificar cuando algo es mentira o real. “Muchas veces a la población le faltan formas de saber si el contenido que le ha llegado es o no real”, recuerda. Porque además a veces tampoco somos conscientes de las consecuencias de difundir esas informaciones falsas. “Por ejemplo, cuando estás compartiendo un bulo sobre personas migrantes no te das cuenta del refuerzo de los estigmas o de las narrativas sobre las personas migrantes que ese bulo está trayendo consigo”, resume.

Herramientas a nuestro alcance

Además, tenemos herramientas que podemos utilizar. La primera es pararnos a pensar, no difundirlo en los primeros diez segundos. “Esos diez segundos pueden hacer que nos calmemos y nos siembre la duda de si ese contenido es real”, recuerda. Asimismo, podemos ver de dónde sale lo que nos ha llegado, si lo están difundiendo de manera contrastada medios o fuentes oficiales. Y también, en el caso de imágenes descontextualizadas, hay herramientas gratuitas como hacer la búsqueda inversa de una imagen. Esto consiste en hacer el camino inverso al que solemos hacer. Normalmente, hacemos la búsqueda por palabras clave y nos devuelve imágenes. En este caso, sería justo al revés. Darle una imagen y que nos diga el contexto al que pertenecen, cuándo fueron publicadas...

“Cuando recibimos un contenido que apela a nuestras emociones, es mucho más fácil que no paremos a verificar”

Las elecciones, en el punto de mira

Porque, periódicamente, también sucede que los temas de más candente actualidad son foco de bulos. En las últimas semanas desde Maldita han estado muy volcados, entre otras cuestiones, en verificar todo lo que les llegaba relacionado con las protestas en Francia, pero también con las elecciones en el Estado español. Y es que los periodos electorales suelen ser momentos en los que noticias falsas, informaciones sin verificar y bulos campan a sus anchas. En ese sentido, en las épocas electorales, Diez reconoce que suelen sucederse mensajes relacionados con las elecciones, “que tanto por un lado como por otro tratan de hacernos creer cierto tipo de narrativas”. Tanto en estas, como en las autonómicas y municipales, han sido testigo de bulos relacionados con el voto por correo, así como cifras y datos que no son reales o están descontextualizados.

“Muchas veces también vemos cómo se sacan de contexto algunas declaraciones de políticos, así como ciertas narrativas de personas o colectivos concretos como puede ser el colectivo migrante”, recuerda.

A veces no somos conscientes de las consecuencias de difundir bulos.

Pero la pandemia también fue otro momento en el que se difundieron informaciones sin contrastar ni verificar, así como en lo relacionado con el cambio climático. Por eso, desde Maldita.es tienen, entre otros, la sección Maldito Clima, un espacio donde, además de luchar contra la desinformación climática, “resolveremos tus dudas sobre medio ambiente, te explicaremos qué relación tiene con la salud, la energía o el modelo de consumo y qué acciones son más o menos útiles para afrontar este problema global”, explican. Y sobre la pandemia muchos medios de comunicación se dedicaron también a desmentir aquellos mensajes que se difundían a través de las redes sociales.

Y, ¿cómo se presenta el panorama de los bulos y las fake news en esta era de las inteligencias artificiales? “En los últimos meses estamos viendo más imágenes creadas con Inteligencia Artificial, aunque es verdad que hay cosas que todavía tienen que perfeccionar y nos hacen más fácil identificarlas como bulo”, explica en ese sentido Diez, al tiempo que reflexiona que no todo el mundo se fija en esos pequeños detalles, como fallos en las manos. “Todavía es verdad que nos está siendo fácil identificar esos fallos que tiene la inteligencia artificial a la hora de crear esas imágenes”, resume finalmente esta experta.

Los pasos a seguir para contrastar una noticia

El Incibe aporta algunas claves relacionadas con los bulos y las noticias falsas. Entre ellas, podemos encontrar los pasos a seguir para contrastar noticias. Según explica el Instituto en su página web, debemos empezar por analizar el medio que ha publicado la noticia y la fuente de información, y a continuación contrastarla. Asimismo, es conveniente revisar la URL que acompaña a la noticia para descartar que se trate de una web que suplanta la identidad de un medio digital con buena reputación. También es importante leer la noticia en su totalidad y no quedarnos solo con el titular que la encabeza, así como localizar la fuente y comprobar su fiabilidad, y si ha sido utilizada en otros artículos o medios de comunicación. En siguiente lugar, el consejo que nos aportan desde el Incibe es también comprobar el formato, ya que podemos encontrar malas traducciones, errores ortográficos y gramaticales “o incluso el uso de imágenes con poca calidad”. Y finalmente aconsejan, precisamente, analizar las imágenes, ya que recuerdan que “es común que las noticias falsas y bulos se apoyen en imágenes y vídeos manipulados previamente para darles mayor credibilidad”.

Recursos a nuestro alcance

Las redes sociales cada vez incorporan más herramientas que nos pueden proteger o blindar a la hora de enfrentarnos a un bulo o a una información falsa. Sin ir más lejos, Maldita.es lanzó en el año 2020 el primer chatbot de Whatsapp en español para verificar bulos automáticamente. Desde Maldita explican, precisamente, qué pasos podemos seguir para detectar este tipo de mensajes. Y, ¿qué ocurre cuando se trata de imágenes? Recuerdan que si dudamos de la veracidad de una imagen, o de su relación con la información, podemos hacer un procedimiento inverso. Y es que herramientas como Google incorporan en su sistema la posibilidad de buscar, no por texto, sino por imagen, y de esta forma comprobar que fotografía y noticia se corresponden.