A muchos niños les encanta ir a los restaurantes de comida rápida y algunos padres los llevan de vez en cuando para que disfruten los menús infantiles que suelen tener, habitualmente con una sorpresa en forma de juguete, como sucede en McDonald’s con el Happy Meal. El problema es cuando la sorpresa es desagradable.
Así le sucedió a Gemma Kirk, una mujer de 35 años que acudió hace unos días a un restaurante de esa cadena en la localidad de Barrow-in-Furness, al noroeste de Inglaterra. Allí fue con sus dos hijos, uno de 4 años y el otro de 1, y pidió sendos menús infantiles, algo que habían convertido en tradición los viernes. Pero esta vez la cosa se torció.
Kirk relató al New York Post que una de las cajas en las que venían los menús olía a tabaco, algo ya bastante extraño ya que en los restaurantes no se permite fumar y tampoco pueden hacerlo los cocineros. Pero es que al abrirla encontró junto a las patatas fritas la colilla de un cigarrillo y ceniza, como ella misma mostró en una fotografía publicada en su cuenta de Facebook.
“Olvídate del juguete…, ahora viene con una colilla y con ceniza como sabor extra. ¡Llamé para poner una queja pero me atendió una mujer grosera y después me colgó el teléfono!”, escribe la madre, que fue quien vio los restos del cigarrillo entre las patatas. “Fue asqueroso. Me puse absolutamente furiosa, porque si le hubiera dado la caja con las patatas a mi hijo de tres años se habría comido la colilla”.
Kirk afirma que va a interponer una queja contra la central del McDonald’s y asegura que no volverá a seguir con su costumbre de acudir los viernes a un restaurante de comida rápida.