Sin antídoto ante el juego interior del Real Madrid. El Baskonia se volvió a dar de bruces con la diferencia física de sus pívots respecto a los imponentes ogros del conjunto de Chus Mateo y regresa a Vitoria sin poder robar el factor cancha al vigente campeón de la Euroliga. 

El equipo vitoriano cayó de nuevo en territorio merengue y mostró serias debilidades en la pintura ante el músculo mostrado por Tavares, Porier y Yabusele, tres jugadores que llevaron al límite de sus facultades a los interiores azulgranas. 

El Baskonia mejoró en la circulación del balón respecto al primer encuentro de la serie y, de hecho, tuvo momentos de gran frescura en ataque. Sin embargo, la inspiración de la columna vertebral del Real Madrid penalizó la notable puesta en escena mostrada por los pupilos de Dusko Ivanovic durante el primer tiempo.

Pese a ser más reconocibles en ataque, lo cierto es que el Baskonia no encontró la fórmula para poder hacer frente a los intimidadores del Real Madrid. No era sencilla la tarea, eso sí, pues la superioridad física del equipo madrileño en los 80 minutos de serie está siendo manifiesta. Sin embargo, lo cierto es que el Baskonia estuvo a años luz de su rival en el arduo trabajo de contención en la pintura.

Intimidación

Cada entrada hacia canasta de los jugadores azulgranas fue repelida por un contundente tapón de Poirier o Tavares, especialista en cambiar tiros. Por ejemplo, la valentía de Miller-McIntyre, quien ha dejado mates para el recuerdo esta temporada, se vio truncada por los enormes tentáculos del pívot francés. 

Poirier representó todo un martirio durante el segundo cuarto y Tavares, por su parte, no fue menos en su consabida labor de meter miedo bajo el aro. El caboverdiano domina los partidos con su simple presencia dentro de la bombilla.

El Real Madrid obligó al Baskonia a abrirse y apostar por un juego centrado en el tiro exterior. El equipo vitoriano se sintió cómodo desde el triple con un 10/20 durante el primer tiempo, pero no mantuvo esta misma dinámica tras la vuelta de vestuarios.

Howard no mostró su juego más volcánico y el Baskonia, en cierto modo, echó de menos la voracidad anotadora de su gran bastión ofensivo. La pólvora del Baskonia llevó principalmente la firma de Marinkovic, quien regresa a Vitoria con unas sensaciones inmejorables para la segunda mitad de la serie.

Eso sí, Costello y Kotsar fueron dos de los jugadores más exigidos en la visita al WiZink Center. El primero de ellos se cargó de faltas en el primer cuarto y su ausencia pasó factura durante el resto del encuentro. El estonio volvió a quedar señalado por la falta de dureza física en todos los cuerpo a cuerpo con sus pares. 

La diferencia de envergadura y músculo entre los interiores azulgranas y los merengues fue abismal. Para colmo de males, Tadas vivió un calvario ante esa mole llamada Yabusele.

El Baskonia sufrió de lo lindo en el cierre del rebote defensivo y concedió demasiadas facilidades a su rival en las segundas jugadas. Poirier, por ejemplo, se hizo con cinco rebotes ofensivos que impidieron las transiciones azulgranas.

Anoche también dio la sensación de que se jugó al ritmo que quiso e impuso el Real Madrid. No fue tan evidente como en el primer encuentro, pero en cada racha en la que el Baskonia recortaba distancias en el casillero a base de garra y carácter emergía poco después cualquier jugador merengue para cortar de raíz los acercamientos alaveses.