El Deportivo Alavés se plantó en San Mamés dispuesto a dar la sorpresa y derrotar al Athletic, pero su rebeldía, por desgracia, apenas duró media hora. Viviendo un nuevo déjà vu, los albiazules desaprovecharon dos ocasiones muy claras para poner en apuros a los rojiblancos y, a partir de ese momento, se derrumbaron por completo, siendo azotados por Gorka Guruzeta en dos ocasiones (2-0). Derbis como sinónimo de amargura. 

Para afrontar la visita al feudo rojiblanco, Luis García Plaza optó por no variar el once que había arrancado ante el Rayo. Antonio Sivera ocupó la portería; Andoni Gorosabel, Abdel Abqar, Rafa Marín y Javi López formaron la retaguardia; Antonio Blanco, Ander Guevara y Jon Guridi se encargaron de la sala de máquinas; y Carlos Vicente, en la derecha, Luis Rioja, en la izquierda, y Samu Omorodion, como único punta, configuraron el ataque

El Alavés saltó mandón al césped de San Mamés. Sin complejo de inferioridad alguno, los babazorros tomaron la batuta del juego y, durante varios minutos, no dejaron al Athletic salir de su campo. Algo que no duró demasiado, pero que sí sirvió como muestra de que la visita gasteiztarra a tierras rojiblancas tenía intenciones hostiles. Ahora bien, el primer aviso de la noche fue de Iñaki Williams, a quien anularon el 1-0 por un claro fuera de juego.

Sobre el cuarto de hora, llegó la respuesta del conjunto albiazul. En un contragolpe perfectamente ejecutado, Guridi terminó cabeceando a las botas de Unai Simón un centro medido de Vicente. Pudo haber entrado ese balón, pues se coló entre las piernas del guardameta alavés -golpeándole hasta en dos ocasiones-, pero a nadie le sorprendió que no lo hiciera. La desdicha del mediapunta de Azpeitia con el gol llega ya a límites absurdos.

Esa, sin embargo, no fue la oportunidad más clara del Glorioso para tomar ventaja en el feudo bilbaíno. Su gran trabajo y personalidad siguió dando frutos y, minutos después de una ofensiva clara de Nico Williams que tapó Sivera -y después Abqar en el rechace-, el colegiado Muñiz Ruiz señaló penalti sobre Gorosabel. Una pena que Rioja, eficaz durante el curso, telegrafiara en exceso su lanzamiento, facilitando así la intervención de Simón. 

Tal error, como en otros encuentros de la temporada, fue castigado de la manera más cruel posible. Solo un minuto después de la pena máxima, Nico arrancó por la izquierda, dio un pase raso al corazón del área y allí apareció Guruzeta para marcar a placer no solo el 1-0, sino también el 2-0 antes del descanso. A partir del primer gol local, el Alavés se derrumbó por completo, como si de un castillo de naipes se tratara, y solo existió el Athletic. 

A MERCED EN LA SEGUNDA MITAD

Tras el paso por los vestuarios, ya en un escenario muy desfavorable para el Alavés, dio la sensación de que la contienda se igualaba, pero fue un mero espejismo. Pese a que los babazorros, voluntariosos hasta el final, trataron de recortar distancias, ninguna de sus acciones de ataque llegó a intimidar a Simón. Si alguien hizo méritos para marcar, ese fue el cuadro de Ernesto Valverde, cómodo con el balón bajo su control y muy peligroso al espacio. 

Para tratar de cambiar el guión de la contienda, Luis García agitó el árbol y dio entrada, inicialmente, a Kike García y Ianis Hagi en lugar de Guridi y Rioja. Más tarde, también tuvieron su oportunidad Giuliano Simeone (Samu), Carlos Benavídez (Guevara) y Nahuel Tenaglia (Gorosabel), si bien ninguno de los cinco aportó lo necesario como para dar un susto al Athletic. Tampoco era esa una tarea sencilla, eso es evidente.

Ya en la recta final de la noche, el Alavés siguió chocándose una y otra vez contra el mismo muro y fue Sivera quien se encargó de evitar la sentencia. Seis derbis han disputado los gasteiztarras esta temporada -tres de ellos frente a los bilbaínos- y el balance ha sido de cinco derrotas y un empate, contra la Real Sociedad. Por fortuna, el descenso se mantiene a diez puntos de distancia, que es lo realmente importante.