Cuatro de cada diez personas adultas residentes en la CAV (40,1%) perciben contar con el conocimiento y las habilidades necesarias para emprender. No obstante, entre quienes emprenden es mucha mayor la proporción de quienes opinan tener ese conocimiento (79,1%). Así se desprende del último informe del Observatorio Vasco del Emprendimiento, correspondiente al ejercicio 2022, que también recoge que seis de cada diez personas adultas manifiestan que el temor al fracaso “supone una barrera” para poner en marcha un negocio. En la población emprendedora, este porcentaje se reduce hasta el 39,5%. Además, entre quienes perciben tener los conocimientos y habilidades necesarios para emprender, el miedo al fracaso se reduce a menos de la mitad (20,3%).

La edad promedio de la población emprendedora en fase inicial se mantiene estable en la CAV, según este mismo estudio. Se sitúa, en concreto, en los 43 años, uno menos que en 2021, si bien está tres años por encima de la media histórica en el periodo 2005-2022 (40 años).

Se consolida también el progresivo envejecimiento de la población emprendedora en fase consolidada. Con 51 años de media, está significativamente por encima de la edad promedio en la serie histórica 2005-2022, situada en los 48 años. En la comparativa internacional, la CAV destaca además por tener una población emprendedora en fase inicial con una edad particularmente avanzada.

En relación al grupo de países con ingresos altos, Euskadi ocupa la primera posición en el porcentaje de Tasa de Actividad Emprendedora (TEA) en la franja de 35 a 44 años, con un 41,3% de la población situada en esta horquilla.

Mas estudios superiores

El Observatorio del Emprendimiento destaca también que aumenta la proporción de población emprendedora –potencial y TEA– que cuenta con estudios superiores y de posgrado. Un 62,6% del TEA en la CAV tiene estudios universitarios, por el 58,8% en 2021. Además, en el caso de las personas emprendedoras potenciales, esta proporción se sitúa en el 58,6%, una tasa que era solo del 52,6% en 2021. Además, casi un 40% del TEA califica de avanzado su nivel de formación en cuestiones específicas relacionadas con la creación de una empresa. No obstante, este porcentaje desciende al 23,2% en el ámbito del conocimiento de temas financieros.

Por otra parte, dentro de la población emprendedora no se aprecian diferencias destacables entre hombres y mujeres en cuestión de edad y nivel de estudios.

Servicios tradicionales

Se mantiene relativamente estable la distribución sectorial de los proyectos en fase inicial. Un 62,4% se concentran alrededor de servicios tradicionales –no intensivos en conocimiento– y casi uno de cada cuatro negocios creados (23,3%) se basan en la prestación de servicios intensivos en conocimiento.

Aumenta el peso de los proyectos de emprendimiento en el sector industrial –7,7% frente al 4,3% en 2021–, mientras que se mantienen los datos de negocios creados en el sector primario (1,3%).

Diferencias de género

El informe observa también algunas “diferencias notables” por cuestión de género. Son proporcionalmente muchas más las mujeres que han emprendido en servicios tradicionales –70,3% frente al 55,2% en hombres–. Por el contrario, hay más hombres que han creado negocios que ofrecen servicios intensivos en conocimientos –29,2%, frente al 16,9%.