Cuando aparecieron en el mercado las cafeteras que empleaban cápsulas monodosis de inmediato saltaron la críticas por la cantidad de deshecho que generaban. A ello respondió la compañía en cuestión con un completo programa de recogida y reciclaje de los minicontenedores de café para recuperar el aluminio y reaprovechar los restos orgánicos.

Aunque completo y bien vendido, la pega se encontró en que los consumidores de estas cápsulas debían guardarlas y llevarlas a los contenedores ubicados en los puntos de venta. A este desplazamiento a veces inoportuno se unió que las tiendas físicas tardaron en llegar a muchas ciudades, por lo que la crítica siguió siendo válida bastante tiempo.

Además, como el mercado es el mercado, numerosas empresas cafeteras se lanzaron a producir este tipo de cápsulas, y aunque algunas eran reutilizables el problema se multiplicó.

Por ello, los investigadores comenzaron a investigar en busca de la cápsula biodegradable para que su impacto contaminante se redujera notablemente. El siguiente paso fue, aprovechando que los posos de café tienen fama de ser un buen abono, crear la cápsula compostable.

Los hallazgos y avances van rápidos, siendo uno de los últimos el que ha logrado el centro tecnológico Ainia junto con la empresa Coffe Productions al crear la primera cápsula biodegradable en el mar. Este nuevo prototipo de cápsula de café ha alcanzado un 30% de biodegradación en nueve meses, por lo que calculan que se descompondrá por completo en un máximo de tres años.

Este prototipo contiene polihidroxialcanoato (PHA), un biopolímero producido por bacterias por fermentación del azúcar o lípidos, que ya se emplea en la fabricación de botellas desechables, bolsas y productos de un solo uso como pañales, servilletas, vasos y cubiertos.

Además, este recipiente también es compostable.

¿Y esta precisión que distingue biodegradable de compostable es importante? Sí, porque este segundo concepto es un paso más para cerrar el ciclo de la materia orgánica evitando la contaminación de los suelos o las emisiones resultantes de una trasformación de residuos. Es volver al comienzo del circulo de la materia orgánica, ayudando a recuperar, cuidar y aprovechar los recursos naturales.

Biodegradabilidad

Un producto biodegradable es aquel que tiene la capacidad de degradarse, de descomponerse en los elementos químicos que lo conforman debido a la acción de agentes biológicos en en medio ambiente.

Es decir es un proceso natural que se desarrolla a lo largo de un tiempo indeterminado (meses, años o siglos) y sin que el ser humano intervenga ni lo controle.

Suele ocurrir en tres fases: el biodeterioro o degradación superficial que cambia las características mecánicas, físicas y químicas del material; la biofragmentanción o lísis de las sustancias, de las macromoléculas en compuestos y elementos más simples; la asimilación o la integración de los elementos más simples en las células microbianas.

Compostabilidad

Los elementos compostables son también elementos biodegradables, pero que lo hacen en un tiempo sensiblemente más breve y en unas condiciones en las que sí interviene el ser humano. El objetivo final es lograr un compuesto que sea abono o compost, un material que libera nutrientes valiosos en el suelo y que ayuda al crecimiento de árboles y plantas.

Esta descomposición de la materia a través de microorganismos es el compostaje y requiere de la gestión humana. Es gestión consiste en que los humanos son los que deben empezar el proceso químico que da lugar a la descomposición y que deben controlar el ambiente, la temperatura y los microorganismo que intervienen para así poder acelerar el proceso de biodegradación.

Es más estos organismos son muy específicos: bacterias, actinobacterias, hongos, protozoos y rotíferos. Todos ellos necesitan de cuatro elementos para trabajar con eficacia, que son carbono, nitrógeno, oxígeno y agua.

Si todo funciona adecuadamente, en tres meses se obtiene el producto final, el compost.

Por ello tres son las diferencias entre biodegradable y compostable:

  1. El objetivo final. En el primer caso es la simple descomposición y en el segundo obtener un producto final que sirva de abono, el compost.
  2. La intervención humana. En el primer caso no existe, es un proceso autónomo y en el segundo el humanos es el que desencadena y controla el proceso de degradación.
  3. El tiempo necesario. En la biodegradación, el proceso puede durar un tiempo indefinido y largo, mientras que y en el compostaje es rápido, alrededor de 12 semanas debe ser lo necesario para logra el producto final.