La falta de espacio en las ciudades lleva a que a veces se construyan edificios muy próximos entre sí y que la privacidad en determinadas habitaciones brille por su ausencia. Lo que no es tan habitual es que unos vecinos demanden a otros porque haya un maniquí que los mira desde la ventana.
Es lo que ha sucedido en Richmond Park, a las afueras de Londres. La demanda no es de ahora, sino de 2020, pero el Tribunal Superior de Inglaterra ha dado a conocer ahora su fallo. Hace casi dos años, la pareja formada por Christopher y Rosie Taylor-Davies se había quejado a su vecino Simon Cook de que había construido una ventana tipo velux en el tejado que daba directamente a su dormitorio y que les había obligado a poner cortinas y a vestirse y desvestirse lejos de la ventana. Lo consideraron una invasión de la privacidad.
El Ayuntamiento le había dado permiso a Cook para construir esa ventana, eso sí, con la condición de que el cristal estuviera oscurecido y de que no se pudiera abrir. Pero la ventana sí se podía abrir y el cristal no estaba oscurecido, y además, al estar en pendiente, daba directamente al dormitario de sus vecinos. No contento con eso, ante las quejas recibidas Cook instaló un maniquí en la ventana que parecía mirar fijamente a los Taylor-Davies.
Dos años después, el Tribunal Superior de Inglaterra ha dictaminado que Cook no incumple la legalidad al instalar ahí la ventana, pero que no se ha tomado en serio la preocupación de sus vecinos. Además, añade que la presencia recurrente del maniquí aumenta su angustia, por lo que pide a Cook que ponga un protector oscuro o polarizado a la ventana.
Si bien Cook ha retirado ya el maniquí, que simula una mujer rubia con una cara muy realista, el matrimonio no descarta que su vecino lo pueda volver a colocar en la ventana en cualquier momento, con lo que no consideran resuelto el problema.