La industria del automóvil está inmerso en profundos cambios obligado por la búsqueda de modelos menos contaminantes de cara a luchar contra el cambio climático. De hecho la Unión Europea no permitirá la venta de coches con motor de gasolina, diésel, gas e híbrido a partir de 2035, cuando la reducción de las emisiones de CO2 tendrá que ser del 100%. Si los vehículos con motor diésel ya se empiezan a ver como una solución de pasado más que de futuro, y los de gasolina también ven su final en el horizonte ante el despegue de los eléctricos, parece que a los coches con cambio manual no les queda demasiado recorrido en favor de los automáticos.
Los coches automáticos han dominado tradicionalmente el mercado estadounidense, pero en Europa el conductor ha sido más reacio ha desprenderse de la caja de cambios, y tradicionalmente en el Viejo Continente se ha asociado el cambio automático a un alto nivel adquisitivo y a vehículos de alta gama. Pero en la última década la tendencia se ha ido invirtiendo y ya hay marcas que han puesto fecha al adiós de la fabricación de coches con caja de cambios manual. Volkswagen ya ha dicho que en 2030 no fabricará vehículos de combustión interna en Europa, pero antes quiere despedirse de las cajas de cambios manuales. De hecho, desde 2023 los nuevos Tiguan y Passat serán exclusivamente automáticos y el cambio a los demás modelos será progresivo hasta abandonar el pedal de embrague en 2030.
La tecnología ha avanzado notablemente en el cambio automático, dejando atrás las incomodidades que antes podían retraer a los compradores, y eso ha propiciado que este sistema haya llegado incluso a los utilitarios. Además, todos los coches híbridos puros y enchufables que se comercializan en la actualidad cuentan únicamente con transmisión automática.