Una nutria se paseaba como si tal cosa por la calle Ribera de Zumaia hasta que se atrincheró durante todo el día en un comercio de la localidad. Pocas bromas con el animal. Desde la boca a la cola mide más de un metro, y no es extraño que ante semejante bicho los vecinos de Zumaia no salieran el miércoles de su asombro. No es nada habitual ver en el litoral semejante nutria.

Iñigo Berastegi abrió el negocio a las 9.00 horas. Se encontraba en la planta baja de Ekin Elektrizitatea, un comercio que ofrece servicios de telefonía móvil, cuando le sobresaltó un grito que provenía de la parte superior. "¡Ha entrado una nutria, ha entrado una nutria!".

Subió de inmediato y lo primero que le llamó la atención fue el gran tamaño. Los vecinos que habían seguido atónitos al mamífero carnívoro relataron que el animal se paseó por la calle Ribera, zona peatonal de la Parte Vieja, hasta que encontró el comercio abierto y se coló en su interior.

"A esas horas somos uno de los pocos establecimientos abiertos, y se ve que le dio por entrar", sonríe Berastegi al recordar las andanzas del inusual inquilino. Y ahí se quedó durante todo el miércoles. "Intentamos meterla en una caja de cartón, pero la rompió como si fuera de mantequilla. Luego hicimos otra tentativa pero nada, no hubo manera".

El animal, que parecia aturdido, se marchó escaleras abajo para meterse en el almacén de este negocio. Poco después vino un técnico de la Diputación con una jaula. "Ahí la dejamos, con la puerta abierta para ver si se metía. Nos fuimos a la planta superior y seguimos con nuestro trabajo. De vez en cuando me asomaba, pero no había manera".

Para entonces la noticia había corrido como un vendaval por Zumaia, y más de un vecino aguardaba el momento de ver al animal. La nutria no salió de su guarida hasta las 18.00 horas cuando finalmente entró en la jaula. Poco después fue depositada en el exterior del negocio, para sorpresa de tantos vecinos que no se cansaron de tomar imágenes.