LA imparable eclosión de los SUV ha desterrado del primer plano de la moda al resto de propuestas formales, condenándolas a desempeñar un rol secundario. Esa nómina de damnificados va encabezada por las berlinas de clase media y formato más o menos clásico. Pero Mazda no se resigna a que su representante en la categoría desempeñe un papel de mero comparsa. Sin descuidar sus dos exitosas creaciones crossover, el CX-5 y el CX-3, la firma japonesa se ha afanado en la remodelación del Mazda6. El modelo, que sigue planteando un binomio sedan-familiar, se actualiza para mostrar una imagen interior y exterior evolucionada, motorizaciones más resolutivas y eficientes, así como dotaciones más generosas. Las primeras unidades se entregarán entre agosto y septiembre.

Sin ser excesivamente profunda, la intervención a esos tres niveles sí que resulta bastante minuciosa. No respondería a la realidad hablar de un coche nuevo, pero sí de un producto revisado a conciencia. Las diferencias respecto al Mazda6 que se vende hasta ahora son bastante sutiles, tanto que hay que ser un experto en la marca o tener muy entrenado el ojo para detectarlas a primera vista. No obstante, algo tiene el nuevo, porque consigue transmitir una impresión de calidad superior.

El restyling comienza por el envoltorio. El Mazda6 actual refina su porte modificando levemente los rasgos esenciales: escudo, grupos ópticos y voladizos de los parachoques. Consigue así una imagen aún más esmerada y atlética. El segundo capítulo de la intervención cosmética se desarrolla en la cabina, que estrena configuración del cuadro de mandos, provisto de dos pantallas, y gana suntuosidad con la presencia de materiales nobles; existe la posibilidad de solicitar un acabado artesanal en madera para el salpicadero. Los asientos presentan ahora una estructura más anatómica.

El Mazda6 cuenta con un conjunto chasis-carrocería reforzado que, unido a los reajustes de suspensión y dirección, depara unas reacciones ágiles y precisas. Equipa, asimismo, un reparto motriz más amplio y mejor afinado. Lo integran dos unidades de gasolina Skyactiv-G, 2.0 de 145 CV y 2.5 194 CV, dos interpretaciones del turbodiésel Skyactiv-D de 2.2 litros, una de 150 CV y otra con 184 CV. Son bloques que, además de mostrar solvencia, buscan ofrecer una respuesta elástica, austera y limpia.

Las unidades impulsadas por los propulsores de gasolina incorporan una toma de aire activa. Cuando el motor no requiere refrigeración, la parrilla situada frente al radiador se cierra automáticamente para impedir la entrada de aire. De este modo se optimiza tanto el comportamiento aerodinámico como la eficiencia de combustible en la conducción real. Por otra parte, el motor más potente de ambos instala un sistema que permite la desconexión momentánea de dos de sus cuatro cilindros cuando las circunstancias de la marcha no precisan tanta energía (a velocidad constante entre 40 y 80 km/h); su función es economizar combustible y evitar contaminación.

El capítulo del equipamiento prospera con elementos que garantizan el bienestar y, sobre todo, la seguridad. El Mazda6 incorpora, por ejemplo, un avanzado Head up display, que proyecta las informaciones (velocidad, navegación, etc.) en el parabrisas, frente a quien conduce. Dispone también de asistentes a la conducción como una evolución del Control de Crucero Adaptativo MRCC, que asocia el radar y la cámara delantera; ahora es capaz de detectar un vehículo detenido en su trayectoria y reaccionar. Por su parte, el Asistente de Velocidad Inteligente, que coopera con el sistema de Reconocimiento de Señales de tráfico, permite asumir de forma automática las limitaciones puntuales de cada tramo de carretera. La iluminación adaptativa a base de luces led aumenta su rendimiento, con lo que los faros ganan alcance y luminosidad. Otro de los recursos innovadores al servicio del modelo es el sistema de visión perimetral, facilitada por un conjunto de cuatro cámaras distribuidas por su contorno.

La tarifa oficial del Mazda6 plantea una horquilla de precios que discurre entre los 30.225 euros que reclama la versión gasolina más sencilla y los 43.825 del diésel más solvente y completo. Una versión con equipamiento intermedio sale por poco más de 35.000 euros si lleva el motor de gasolina con 145 caballos y por unos 33.000 si monta el gasóleo de 150. No hay diferencia de precio entre el formato sedan y el envase familiar. La opción de caja automática requiere un desembolso adicional de dos mil euros. La transmisión automática solo está al alcance de las mecánicas diésel, vinculada a la caja manual con el motor de 150 CV y a la automática con el de 184; exigen suplementos de 3.000 y 2.650 euros, respectivamente.