Tiene mérito estrenar un SUV con todas las de la ley por menos de once mil euros. Dacia lo hace posible con el Duster 2018, un veterano rejuvenecido que progresa adecuadamente sin disparar la factura: la combinación más costosa no alcanzará los veinte mil euros. La remesa que viene ofrece, en esencia, más de lo mismo. Repite la honesta y resultona receta de su antecesor, que tiene en el precio el ingrediente clave de su éxito. Aunque, para ser justos, es más preciso admitir que el gran mérito de este modelo radica en su combinación de diseño y calidad, que supera con creces las expectativas despertadas por su comedida tarifa. La marca rumana del grupo Renault admite ya pedidos, que comenzará a servir en marzo.

El modelo con nombre de utensilio de limpieza (los ingleses llaman ‘duster’ al plumero para quitar el polvo), estrenado en 2010 y puesto al día cuatro años después, afronta ahora su primera renovación seria. Resulta algo más profunda de lo que insinúan las apariencias, condicionadas por el afán de la marca de respetar un estilo que funciona bien. De hecho, la generación saliente ha captado en 2017 a uno de cada cuatro clientes españoles de Dacia; el verdadero pilar comercial es el Sandero, que polariza el 58% de las más de 46.000 matriculaciones cosechadas.

A pesar de esa vena conservadora, el modelo evoluciona más de lo que se constata al primer golpe de vista. De hecho, todas las piezas de su carrocería son de nueva confección. Lo que no cambia es la plataforma sobre la que se ensamblan. Por otra parte, el evidente punto y seguido en el estilo es compatible con una mejora general del empaque, los ajustes, el hermetismo y, en definitiva, de la capacidad de convicción de un coche que no engaña. Las versiones básicas del Duster cumplen con holgura lo que prometen, mientras que las más cuidadas satisfacen plenamente a quien no incurra en el error de establecer pretenciosas comparaciones con modelos de igual talla y superior coste.

GAMA. El repertorio con el que el modelo reingresa en el prolífico segmento crossover es semejante al desplegado por la edición cesante. De momento, Dacia mantiene sin variaciones la oferta motriz, integrada por dos variantes de gasolina, SCe de 115 CV y TCe de 125 CV, y dos de gasóleo, dCi de 90 y 110 CV.

Estos voluntariosos y fiables bloques, suministrados por Renault, transmiten su energía a las ruedas delanteras. No obstante, las variantes más potentes de cada combustible ofrecen la opción de instalar tracción 4x4. La caja de cambios es manual, salvo en una variante del turbodiésel superior, que dispone de transmisión automática de siete relaciones.

La gama entrante respeta las cuatro calidades de acabado habituales, aunque cambia sus denominaciones (ahora son Access, Essentia, Comfort y Prestige) e incrementa sus dotaciones. La mejora de la calidad percibida induce a considerar minimalista a una puesta en escena interior antes tachada de espartana. Lo cierto es que a medida que aumenta el desembolso, el equipamiento del Duster va incorporando elementos asiduos en automóviles modernos más costosos: climatizador automático, airbags de cortina, ayuda al aparcamiento con cuatro cámaras, autoencendido de luces, acceso y arranque sin llave, etc. Carece, eso sí, de las cada vez más extendidas ayudas electrónicas a la conducción, lo que alivia su precio pero lastra su valoración en las pruebas de seguridad de EuroNCAP (se queda en tres estrellas).