BARCELONA - Reconoce que en #0 se encuentra instalado en su particular zona de confort. La comodidad se la ofrecen la confianza que en él ha depositado la cadena y la libertad que tiene para moverse en su programa. Se siente a gusto, a pesar de que cuando aceptó la proposición de Movistar+ en 2016 cambió Barcelona, su lugar de residencia, por Madrid. Pero también lo hacía por voluntad propia, quería producir y presentar su programa integrado dentro del lugar físico donde está la televisión para la que trabaja.

Una pregunta repetida, ¿novedades?

-En realidad, este tipo de programas, los diarios, se están renovando continuamente; es diferente a un programa semanal en el que puedes marcar más los cambios. En un programa como éste, haces más de 200 al año, paras en verano y sigues. Van a entrar Raúl Cimas y Quique Peinado.

La actualidad está donde ustedes la dejaron a principio de verano.

-En los últimos tiempos da la sensación de que la actualidad está en continua ebullición. Tampoco éste es un programa de rigurosa actualidad.

Pero da juego.

-Tienes que ir contando lo que pasa en la vida, y la crónica de la vida a nuestra manera la retomamos ya.

En un canal de pago, ¿se siente más cómodo que en uno generalista?

-No me gusta mucho comparar, pero estoy muy a gusto. Hacer comparaciones te da una situación inexacta porque cada realidad tiene sus cosas. Estoy a gusto, eso sí, pero más que porque sea de pago, por la confianza que noto de mi cadena, de los medios, del apoyo que me dan?

¿Qué busca como profesional cuando se decide por una u otra cadena?

-Que te den un territorio, que te den margen y que te digan: “Tira para delante”. Pago sí, pero está regido por unos seres humanos que son directivos de televisión y que tienen un proyecto que a mí me gusta mucho.

Cuando llegó la televisión de pago a España la respuesta fue muy tibia, pero da la sensación de que se está imponiendo cada vez más.

-No sé qué pasa pero en España siempre se va un poco tarde a la hora de asumir los cambios. Curiosamente, en otros países el pago es una realidad absolutamente consolidada desde hace mucho. Creo que ahora se puede hablar de una televisión de pago que ha venido para quedarse. No solo en el caso de Movistar+, lo estamos viendo en otros servicios: Netflix, HBO, Amazon e imagínate lo que puede estar por llegar. Esta televisión que tenemos no tiene ya vuelta atrás.

¿Lo dice como usuario o como profesional de la televisión?

-Como usuario, cuando la pruebas dices: “¿Cómo he podido estar tanto tiempo sin ella? Quiero ver series, productos muy cuidados?” Me parece que la televisión de pago ocupa una franja muy necesaria en el consumo audiovisual.

En los últimos años el cambio en la forma de consumir televisión se puede decir que ha sido brutal.

-Es que la manera de aproximarse a la televisión es totalmente diferente, nada que ver con la de hace cinco, tres o dos años. Es alucinante y todavía veremos más cambios; que tú puedas ver una serie en el móvil parecía una excentricidad hace unos años, ahora es una realidad. Las descargas, el servicio que tenemos nosotros de grabar una semana entera lo que quieres... esto, para los que nos gusta la tele, y yo me incluyo, es como un sueño.

Siempre se había relacionado televisión con un aparato concreto en el salón y sentados en un sofá.

-Eso mismo. Todos los cambios han generado una forma distinta de ver la televisión en todas las edades, eso por no hablar de los jóvenes. A mí me interesan mucho los estudios que van definiendo al joven usuario, cómo consumen los jóvenes la televisión es alucinante. Ellos van a marcar la pauta de los cambios que se avecinan.

Usted es a la vez presentador y productor de televisión, ¿ha cambiado para los productores la forma de hacer televisión?

-Quizá no tanto. Me gusta la explicación más clásica de la labor de los productores: personas que buscamos buenos contenidos. Nos interesamos por las novedades, las nuevas necesidades, pero un buen contenido es como una buena canción, no importa el soporte ni la tecnología, siempre la vas a buscar.

¿No se exige más calidad ahora y, sobre todo, si se trabaja para un canal de pago?

-Siempre he sido muy exigente con la calidad. Creo que si algo cambia, tiene que ser para mejor. Es cierto que se han abierto ventanas de contenidos y unas posibilidades que hace unos años se mantenían cerradas.

¿Es más exigente la televisión de pago?

-Te pide una calidad, una profundidad mayor y yo lo celebro como productor. Pero sigo como siempre en mi faceta de productor, celebrando en este caso que pueda trabajar un tipo de contenidos que en la televisión comercial es más escaso.

Entonces, la calidad de las televisiones generalistas?

-No estoy poniéndola en duda. A veces me pregunto si un programa como el de David Broncano, que estamos produciendo nosotros, se podría hacer en una televisión comercial.

¿Qué destacaría de ese programa para que sea tan especial?

-Es un programa muy de comedia, muy de autor, atrevido, incorrecto y tiene una serie de perfiles que al pago le van de maravilla. No te digo que no se pueda hacer en otros sitios pero me cuesta verlo en televisiones comerciales.

¿Usted qué ve en televisión?

-No soy muy original, veo muchas series, muchos documentales?

Antes no era muy de series.

-Sí, cierto. He llegado tarde a las series, no sé por qué. Quizá me resistía o no había tenido tiempo de ver el fenómeno de la ficción. Ahora lo entiendo y es una delicia, es un oasis. Además, ¡la calidad que tiene ahora en cuestión de imágenes!

No me diga que se ha enganchado a ‘Juego de Tronos’ y se ha convertido en fan.

-Soy bastante fan, no acérrimo, pero fan sí. Voy más lento, aún no he atacado los últimos capítulos pero te confieso que es un mundo que me fascina. Soy como un buscador, me encanta descubrir pequeñas joyas, joyitas?

¿Qué joya tiene entre manos ahora mismo?

-Billions. Soy muy fan de Paul Giamatti, estoy disfrutando esta ficción. He empezado a entender el fenómeno series.