Aabetos de Douglas, troncos profetas, gigantes, enanos, litros de café y tarta de cereza conformaban el paisaje imaginario de Twin Peaks, una serie donde lo extraño y lo cotidiano se fundían de un modo nunca visto en televisión y cuyo regreso, la noche del 21 al 22 de mayo en Movistar Xtra, es uno de los más esperados en muchos años. Este canal ofrecerá una programación especial que comenzará mañana a las nueve de la mañana y finalizará con el estreno exclusivo en Movistar Series Xtra de la nueva Twin Peaks a las cuatro de la madrugada.

El final abrupto de una accidentada segunda temporada con problemas de audiencia un 10 de junio de 1991 dejó al espectador congelado y con la incógnita de si se cumpliría lo anunciado por Laura Palmer en un sueño del agente Cooper: su reencuentro 25 años después, que al final han sido 26.

Todo comenzó con Marilyn Monroe. El director de Carretera perdida conoció a Mark Frost, coguionista de la serie, a raíz de un proyecto para adaptar un libro sobre la ambición rubia que nunca salió adelante; la química entre ambos alumbró otro guion, la comedia One Saliva Bubble, que tampoco se llegó a rodar. Finalmente fue el representante de Lynch quien les propuso que escribieran juntos algo para televisión. Frost y Lynch se reunieron y lo primero que surgió fue la imagen de un cadáver flotando en la orilla de un lago. En principio la serie se iba a llamar Northwest Passage y transcurría en Dakota del Norte. Los autores plantearon el proyecto como una mezcla entre una investigación policial y la vida de los habitantes de un pueblo cuyo mapa existencial estaba perfectamente trazado. La cadena ABC invirtió nada menos que cinco millones de dólares en el piloto y les dio total libertad creativa, apostando por la experimentación para tratar de plantar cara a la creciente competencia del vídeo y la televisión por cable.

Sobre su proceso creativo, Lynch confiesa que había un arco argumental para satisfacer a los ejecutivos, pero la improvisación era constante, incluso en los principales nudos de la trama. Del mismo modo que el agente Cooper confiaba en la casualidad y los sueños para resolver el caso de Laura Palmer, Lynch y Frost se dejaban guiar por sus propios pálpitos. Tanto es así que los dos personajes claves en el desenlace, Mike y Bob, nacieron de una decisión improvisada durante el rodaje de un final alternativo del episodio piloto, al que estaban obligados por contrato para que la producción tuviera vida como largometraje en el mercado europeo del vídeo. La película se llamó Asesinato en Twin Peaks y llegó a los videoclubes europeos antes que la serie. El actor que hacía de Bob, Frank Silva, era el decorador del equipo, que se coló accidentalmente en un plano, a través del reflejo en un espejo, durante el rodaje del piloto. Al verlo, Lynch decidió no solo incluirlo en la trama, sino que le dio un peso clave.

El primer episodio se emitió en Estados Unidos el 8 de abril de 1990 en la ABC en horario de máxima audiencia y fue un éxito inmediato, igual que el resto de los ocho episodios de la primera temporada. La segunda, en cambio, fue más irregular. Frost y Lynch no pudieron trabajar juntos y el segundo participó menos en la escritura porque estaba haciendo Corazón salvaje. Los cambios en la parrilla decididos por la cadena no ayudaron y la serie tuvo un final algo precipitado, aunque Lynch se declara satisfecho con el último episodio, que dirigió él y que escribió Frost con otros dos guionistas. Mañana, todo ese mundo extraño volverá a irrumpir en las pantallas con gran expectación. La cacareada nueva edad de oro de las series de televisión en los últimos años ha obligado a echar la vista atrás y reconocer a Twin Peaks como la precursora. Series como Doctor en Alaska, Expediente X, Perdidos o True Detective, entre otras, le deben mucho a esa imagen congelada de la América naif de los 50 donde el tiempo se detenía y la naturaleza se expandía, hasta que el terror irrumpió en medio de la tranquilidad.