Madrid - El lunes, a las 09.30 horas, Canal Cocina estrena Divinos pucheros, un nuevo programa en el que la hermana María José, una monja que se mueve como pez en el agua entre fogones, ofrecerá a los espectadores de la cadena recetas y guisos de toda la vida. Explicará platos como Migas de bacalao con cebolla y patatas; Carrilladas de cerdo al vino, o Potaje de vigilia con tortillas de San José.
¿Cómo es su cocina?
-Sencillita de andar por casa, nada de alta cocina. Cocina tradicional, esa que pasa de la abuela a tu madre y luego a la hija. Todo lo que hago son cosas naturales, con productos de Andalucía que es mi tierra.
¿A qué centro religioso o monasterio pertenece usted?
-Monasterio no, estoy en un colegio en Getafe, Jesús Nazareno. Pertenezco a la orden de las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno Franciscanas. Tenemos un colegio que abarca desde infantil a bachiller.
Muchas criaturas a la hora de comer, ¿no?
-Muchas, muchas, pero tenemos un catering que sirve al comedor de los alumnos, yo hago la comida para la comunidad religiosa, que somos muy poquitas. Todo lo hago natural, sin muchos lujos, sin muchas florituras, muy natural.
Sin embargo, usted nunca ha sido cocinera.
-No. Mi trabajo en la comunidad religiosa es pastoral. He estado de profesora en infantil y dando clases de religión en primaria. Pero a mí siempre me ha gustado la cocina y siempre que he podido he metido un poco la mano en ella.
Pero de que le guste la cocina a llegar a la tele hay un trecho. ¿Cómo consigue una monja colarse en la televisión?
-Nosotros tenemos una página en la congregación que se llama Busco algo más. La encargada de llevar la página recibió una llamada de MasterChef para que alguna monja fuera a hablar la cocina monacal. Ella pensó en mí, pero no porque supiera cocinar, más bien por lo resuelta que le parecía.
¿Y se animó a ir a televisión sin ningún problema?
-Yo ya dije que de cocina monacal sabía poco, pero parece que les gusté, después ha venido lo demás. Les hablé de lo que era la repostería monacal, del origen de las recetas y de cómo las monjas se mantenían haciendo y vendiendo dulces.
¿Le gustaría presentarse al concurso de ‘MasterChef’?
-No, por Dios, no me veo allí. Seguro que hay otras monjas que cocinan mucho mejor que yo. En canal Cocina pasó lo mismo, acudieron a Noemí, la hermana encargada de la página, y me volvió a mandar a mío.
Y usted encantada, ¿no?
-Para nada. Dije que no, que no y que no. Pero no hubo manera. Los de Canal Cocina vinieron a casa, volví a decir que no y me convencieron, qué le vamos a hacer.
¿Cómo se ha sentido haciendo el programa?
-Feliz, iba con mucho miedo pero luego he estado encantada. Ha sido una experiencia bonita, me sentí como en casa y tomé un cariño grande al equipo. Me enrollé e hice 44 recetas.
¿Va a sacar libro de recetas?
-Los de Canal Cocina se quedaron con todas las recetas y no sé si publicaran libro, pero sería bonito.
Las monjas tienden más a hacer dulces, ¿usted también?
-Pues no, yo prefiero hacer cosas saladas.
¿Vamos a ver algún plato referencial de su tierra, Córdoba?
-El salmorejo; el rabo de toro; la alboronía, esta es una receta a la que le tengo mucho cariño porque es de mi madre. También he hecho dulces típicos también de Córdoba: los pestiños, los roscos de anís? A mi madre le gustaba mucho la cocina y desde muy pequeña me metía entre medio de ella y le preguntaba cómo se hacía.
Usted como Santa Teresa entre pucheros desde niña.
Como decía ella: Entre pucheros también está Dios.
¿Volverá a repetir ‘Divinos pucheros’?
-Me lo he pasado muy bien, la experiencia ha estado fantástica, me he sentido a gusto; pero repetirla, no. Somos muy pocas religiosas, estamos en un colegio muy grande y me ha llevado mucho tiempo hacer este programa. Primero, he tenido que elaborar todas las recetas, después escribirlas, tenerlas que mandar, hacer el programa? Por mi parte no, pero la General de la orden me ha dicho que me olvide la televisión ya, que más no.
De todas formas, Canal Cocina tiene querencia a las monjas.
-Sor Lucía y otras dos monjas que también pasaron por Divinos pucheros, seguro que hay más. Qué le voy a decir yo, las monjas cocinamos bien.
Supongo que mucho mejor su cocina que el catering que sirven en su colegio.
-Por supuesto. Hay una gran diferencia. Algunas veces que el catering ha fallado y no ha llegado, les he dicho a los niños: No preocuparos que yo os hago la comida. Bueno, bueno, loquitos de contentos. Creo que sí, que hay gran diferencia por muy buenos que sean los catering.
Tenemos más productos y se come en más cantidad pero, ¿cree que era mejor la cocina de antes, la de su madre y otras muchas madres?
-Ese cocido que hacían, seguro que ahora también lo hacen, las madres, te da un recuerdo a hogar. Recuerdo la cocina de mi madre con mucho cariño, poquitas cosas, pero muy sabrosas.
¿Cuál es su plato preferido?
-Las migas me recuerdan mucho al campo, la familia de mi madre eran todos de campo; todo lo relacionado con la matanza. Me encanta el relleno, es un plato típico de Hinojosa del Duque, en la sierra. Se hacía para carnaval y parte de un caldo que se hace con las partes del cerdo, se le echa luego jamón, huevo duro, huevo crudo para la masa, perejil y ajo. Lo embuchas en la tripa, como una morcilla y lo pones a cocer.