pamplona- Gorka Otxoa salta de una serie a otra con soltura. Comenta que en Velvet tuvieron que matarle porque tenía un compromiso adquirido para hacer una obra de teatro dentro del marco de la capitalidad 2016 de Donostia. El actor vasco no se priva de nada y tiene proyectos de televisión, está grabando Allí abajo, tiene también funciones de Bajo terapia y también tiene previsiones de hacer cine en 2017. Valentín, su personaje en la serie que mañana termina en directo en Antena 3 ha muerto, por lo que él no es uno de los actores que va a estar en el final en directo, aunque se encuentra promocionando el último capítulo y apoyando al resto del elenco. “Trabajar en esta serie ha sido un lujo enorme, mi personaje estaba estupendo y me he sentido muy bien”. Cuenta qué supone para un actor que los guionistas maten por una circunstancia u otra al personaje que interpreta. Otxoa participa en los especiales que la cadena ha planteado para esta semana. Hoy está programado un programa que se titula Velvet: el final no está escrito.
Lo suyo es enlazar un trabajo con otro.
-Estoy encantado, lo que me está pasando es un auténtico lujo. No me puedo quejar. Después de acabar Velvet surge Allí abajo, es un auténtico reencuentro con amigos, gente con la que he trabajado hace años y con la que me siento muy bien.
Lo habitual en su profesión no es tener tanta suerte.
-No lo sé, sabes que la suerte suele cambiar. No es mi caso en estos momentos, pero sí puedo decir que estas dos, Velvet y Allí abajo, son las series de mayor audiencia de la cadena. El estar en las dos me parece impagable en todos los sentidos.
Dos personajes muy diferentes, ¿no?
-Nada que ver. Cambio de tiempos, paso de los años 50 y 60 a la actualidad. Estoy entre personajes muy interesantes. Los dos son sumamente atractivos.
Y dentro de un triángulo amoroso ambos.
-Sí, eso pasaba con Valentín hasta que le matan y lo mismo ocurre o puede ocurrir en Allí abajo...
¿Le van a matar?
-No, espero que no. No lo sé. Horacio va a desequilibrar a la pareja protagonista, se va a formar un triángulo peligroso. Carmen, el personaje que interpreta María León, se pone a trabajar conmigo de enfermera. Soy ginecólogo, el mejor ginecólogo de Donostia, por mi consulta pasa toda la ciudad y todas las mujeres de la serie.
Un ginecólogo que va de conquistador.
-Tendrá sus idas y venidas con Carmen, habrá muchas historias y muchos enredos. Ya saben todos que mucho no puedo contar, que hay que ver la serie.
¡Qué bien le va! ¿No pretenderá que también le toque la lotería de Navidad?
-Pues claro que no (risas). Todos dicen que para que te toque tienes que jugar.
¿Y no juega nada?
-Nada. No tengo ni un céntimo en la lotería de Navidad. En todos los sitios donde trabajo me dicen: No llevas nada, cómo nos toque... ¡Pero si nunca toca nada!
Hombre de poca fe.
-No soy de lotería, así que imposible que me toque nada. Que me toque trabajo, trabajo que me guste y me interese. Con que me toque algo de tele, cine y teatro, ya tengo mi lotería premiada.
Como le toque a alguien cercano y usted no haya cogido el número le va a pesar.
-Me alegraré infinito, que les toque a los que conozco me parece bien; pero yo no me creo la lotería, juegas y juega y nunca toca nada, así que paso.
Participa en los especiales, pero no en el directo de mañana por la noche.
-No, mi personaje murió, le mataron. Tenía un compromiso con Donostia 2016, una función muy potente, me tenía que ir antes de que acabara la temporada y me mataron. Valentín está muerto, así que no voy a estar en el directo, pero estaré en el hotel con el resto de actores y participaremos en diferido.
¿Cómo le sienta a un actor verse muerto en televisión?
-Mi primer personaje fue en Goenkale, tenía 18 años y también murió. Se intoxicó con carne y se fue de este mundo. Como puede verse estoy acostumbrado a morir. Allí fue impactante, fui a ver la grabación de mi funeral a Orio.
¿Cómo fue la muerte en ‘Velvet’?
-Muy agradable. Mi último día de rodaje fue tumbado en una cama en coma profundo. Me mataron, pero yo solo estaba tumbado. No hubo problemas, al final sabes que te mueres en la serie y ya está. La sensación verte muerto es curiosa, pero yo ya digo que me acostumbré a morir en televisión a los 18 años.