MADRID. El jefe del "Institute of Robotics and Mechatronics", del Centro Aeroespacial alemán, ha participado esta semana en Madrid en "RoboCity16", unas jornadas de referencia internacional con expertos en robótica, convocadas por el consorcio español "RoboCity 2030".

Dicha plataforma involucra a la Universidad Carlos III de Madrid, la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Alcalá, la Universidad Rey Juan Carlos y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), junto a una treintena de empresas asociadas.

Inicialmente, parece factible la posibilidad de llevar robots humanoides a Marte, que podrían ser teleoperados con astronautas desde alguna plataforma tipo Estación Espacial Internacional (EEI), que orbitaría alrededor del planeta rojo, ha explicado el investigador durante una entrevista con Efefuturo.

Sin embargo, la idea de teleoperar directamente desde la Tierra esos supuestos robots en Marte sería inviable por el momento por la enorme distancia entre ambos puntos, ha indicado el responsable del Centro Aeroespacial alemán.

Las esperas en la recepción de señales serían excesivamente largas. "El encargado de operar el robot podría tomarse un café incluso mientras recibe un nuevo envío desde Marte", indica jocosamente el experto.

La posibilidad de teleoperar robots desde la órbita de Marte exige además estancias espaciales muy largas de los astronautas involucrados en la misión. En torno a 2,5 años, según sus cálculos, teniendo en cuenta que cada trayecto de ida y vuelta duraría unos ocho meses, a lo que se añadiría el tiempo exigido para los trabajos.

Pese a todo, la NASA habla de entorno al año 2030 como fecha en la que podrían llevarse robots similares a Marte, un reto científico que se está viendo estimulado por las evidencias de agua en el planeta, insiste el experto.

Otra opción para la exploración marciana podrían ser los robots humanoides "autónomos", que habrían de manejarse perfectamente por su cuenta y tomar decisiones ante circunstancias tan variables como el terreno, con desniveles, terraplenes, rocas, cañones o cuevas. Esta posibilidad, sin embargo, parece tecnológicamente menos viable que la anterior, por el momento.

La nueva generación de robots fuera de entornos industriales y espacios limitados se enfrenta al reto tecnológico de saber interiorizar correctamente el mundo que perciben con sus múltiples sensores y cámaras, así como interpretar al mismo tiempo toda esa ingente cantidad de datos, para tomar decisiones "inteligentes" y desplazarse hábilmente de acuerdo a ello.

Algo tan sencillo para una persona como pasear por el campo es muy complejo en robótica. Tareas aparentemente tan sencillas como barrer, fregar o limpiar resultan todavía hostiles a los robots, porque los expone a imprevistos difíciles de sortear, por ejemplo todo tipo de trastos en su camino, o niños que se entrecruzan de repente.

Solo la gestión de planificar el orden de las tareas domésticas en función de las zonas con más polvo o sucias es muy complicado para un robot, ha señalado el experto.

Por el contrario, la sanidad es un ámbito en donde la robótica de servicio gana cada vez más peso. Ha destacado proyectos con participación de investigadores madrileños como la posible asistencia con robots a enfermos con ébola en hospitales, para evitar contagios a los sanitarios.

De hecho, se está entrenando a robots para poner el termómetro, medir la tensión arterial o incluso suministrar comida a los pacientes.

También se usa cada vez más la robótica para transportar cargas dentro de los centros hospitalarios. Por ejemplo, explica, el traslado de grandes pilas de toallas o sábanas, una tarea tediosa y sin valor añadido para las personas, pero fácil de realizar por robots dentro de un espacio delimitado, para cuyo recorrido han sido previamente programados.