MADRID. Una nave espacial que pondrá a prueba en órbita los atributos únicos de un combustible 'verde' no tóxico y de alto rendimiento, está siendo preparada para su lanzamiento en 2017.

La misión de la NASA Green Propellant Infusion Mission (GPIM) está configurada para despegar de la estación de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Cabo Cañaveral el próximo año a bordo de un cohete Falcon pesado de SpaceX. El lanzamiento forma parte de la misió Space Test Program 2 (STP-2) de la Fuerza Aérea.

GPIM es la primera misión que probará, en un entorno espacial relevante, una alternativa al combustible de hidracina altamente tóxico y corrosivo utilizado por la nave espacial en la actualidad.

El Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de EE.UU. (AFRL) en la Base Edwards en California ha desarrollado el nuevo propelente, que es una mezcla combustible/oxidante de nitrato de amonio hidróxilo denominada AF-M315E. Este combustible es 45 por ciento más denso que la hidracina, es decir, se puede almacenar más en contenedores del mismo volumen. El propulente también ofrece un rendimiento casi un 50 por ciento más alto para un volumen del tanque propulsor dado en comparación con un sistema convencional de hidracina.

"La nave espacial está terminada y en almacén", dijo Chris McLean, investigador principal de GPIM en Ball Aerospace & Technologies Corp., de Boulder, Colorado, que es el principal contratista para GPIM y dirige la demostración del combustible alternativo para vehículos espaciales en el futuro.

"Estamos escribiendo los manuales de vuelo y procedimientos de vuelo. Toda la documentación detallada que se requiere para volar la nave espacial", agregó.

McLean dijo a Space.com que, a partir de ahora, GPIM afronta un calendario para el despegue que culmina en 2017. "Durante el periodo de prueba de 13 meses en órbita, realizaremos básicamente cuatro series de experimentos con la propulsión", añadió.

Las pruebas en órbita del combustible 'verde', --cuya tonalidad real está más cerca de melocotón-- harán uso de un conjunto de propulsores que se activan en diferentes escenarios para probar el rendimiento del motor y la fiabilidad. Maniobras planeadas en órbita también incluyen demostraciones de control de actitud, orientación y mantenimiento de la nave espacial, cambio de inclinación y órbita de descenso.

Idealmente, la nueva tecnología permitirá misiones de mayor duración, maniobrabilidad y más espacio de carga útil, y reducirá el tiempo necesario para el procesamiento de lanzamiento de la naves espaciales en el futuro, dijeron funcionarios de la NASA.