PARÍS. En su edición de esta semana, "Charlie Hebdo" abunda sobre la crisis humanitaria que conmociona a Europa con una caricatura en su portada en la que se da la bienvenida a los migrantes mientras un hombre recostado en un sillón utiliza a un desplazado como reposapiés y le dice: "Aquí estáis como en casa".

En páginas interiores, los dibujantes parodian la fotografía del pequeño de 3 años ahogado en una playa turca cuando intentaba llegar con su familia a suelo europeo.

"La prueba de que Europa es cristiana. Los cristianos caminan sobre las aguas y los niños musulmanes se ahogan", dice el texto de una viñeta que firma Riss, actual responsable de la cabecera tras el asesinato, el pasado enero, del director, Charb, y de varios de sus dibujantes más emblemáticos, como el veterano Cabu.

Otra de las imágenes duramente criticada, especialmente en las redes sociales y desde fuera de Francia, muestra al pequeño Aylan tendido en la arena sobre un titular que anuncia que falleció "tan cerca del objetivo", mientras detrás puede verse una propaganda de la cadena de hamburgueserías McDonald's que oferta "dos menús de niño por el precio de uno".

Ocho meses después del atentado terrorista que conmocionó a Francia y a medio mundo, muchos internautas se preguntan si quienes entonces se sumaron al eslogan "Yo soy Charlie" siguen manteniendo su compromiso con la revista.

Los comentarios que critican las bromas que consideran de mal gusto por burlarse de la muerte de menores han dado lugar a una nueva etiqueta en las redes sociales: "#JeNeSuisPasCharlie" (Yo no soy Charlie), en la que pueden encontrarse numerosos mensajes contra la publicación.

"Reirse de la muerte de un pequeño. En eso consiste la libertad de expresión", dice uno de los muchos usuarios de Twitter que han atacado a una cabecera caracterizada por un sentido del humor brutal y que se autodenomina "periódico irresponsable".

En esa misma red social, un activista de la Asociación de Abogados Negros Peter Herbert ha anunciado que estudia llevar las bromas de la revista ante el Tribunal Penal Internacional por "incitar a los crímenes de odio".