El renovado Astra está listo para arrancar. Lo hará a finales de octubre, tras efectuar la protocolaria presentación en sociedad en el 66th IAA Cars (Salón de Fráncfort) el próximo día 17. Este estreno, ambicioso en el plano técnico y continuista en el aspecto estético, consagra a Opel como uno de los mayores expertos en el diseño y la producción de turismos compactos. La que viene será la undécima generación del candidato de talla escueta y vocación popular, una saga que la casa alemana inició con el primer Kadett en 1936.
En estos ocho agitados decenios Opel ha vivido situaciones de todos los colores: una conflagración mundial, la subsiguiente paralización de la producción, el lento resurgimiento, la expansión internacional, las crisis? Precisamente, la última de ellas estuvo a punto de provocar a principios de este siglo lo que no había conseguido la guerra: su desaparición definitiva. Por fortuna no fue así. Y como lo que no te mata te hace más fuerte, la firma va ganando paulatinamente vigor.
El mejor testimonio del mismo lo aportan sus creaciones más recientes (Mokka, Corsa, ADAM, etc.), que concilian siluetas sugestivas con un bagaje tecnológico de primer orden. Al Astra listo para debutar le corresponde, por riguroso orden de llegada, el cargo de nuevo estandarte de la marca.
En esos casi ochenta años de avatares, Opel ha revisado hasta diez veces su concepto de lo que debería ser el perfecto automóvil de talla y clase medias. La estirpe comenzó en los años treinta del siglo anterior, eligiendo una denominación bien descriptiva de su temperamento joven e innovador: Kadett. Poco a poco, ese cadete fue ascendiendo y acabó por convertirse en uno de los mandamases del mercado europeo.
Las cuatro primeras remesas apenas traspasaron los Pirineos por razones diferentes. La inicial, truncada por la contienda mundial, proponía un coche adelantado a su era. Tenía carrocería autoportante, cuatro plazas, variantes sedan y convertible, motor de un litro con 23 CV y un precio popular (costaba 2.100 marcos de la época). La compañía fundada por Adam Opel, que reemprendió su actividad en el 47, dejó aparcado el proyecto del coche compacto hasta 1962, año en el que lanzó el Kadett A, vigente hasta el 65; lo sucedieron las series B (hasta 1975) y C (hasta 1979). Los progresivos avances en diseño y recursos de estas entregas se vieron superados por los del Kadett D (1979-84), primera generación que se comercializó al sur de los Pirineos. A esa entrega, que implantó la tracción delantera y criterios de mejora en la habitabilidad, siguió la D. Contó con decisivos adelantos aerodinámicos y exhibió un gancho deportivo inolvidable: un GSi pionero en apostar por mecánica de 16 válvulas.
La nueva era comienza en 1991 con la incorporación de la primera generación del Astra, que hereda para todo el mundo el nombre que recibía el Kadett en el mercado británico desde el 80. El flamante modelo destacaba por una espaciosidad, una capacidad de protección y un respeto medioambiental impropios de la época. Se erigió en uno de los productos favoritos del público.
Las siguientes remesas no han hecho más que aplicar sucesivas vueltas de rosca al ambicioso proyecto. La de 1998 aportó propuestas familiar, de tres y de cinco puertas. La edición estrenada en 2004 apostó tanto por la eficiencia como por la variedad, al incluir una docena de motores (de 90 a 240 CV) y siete formatos de carrocería distintos. Su sofisticación técnica aumentó con la aparición en 2009 de la entrega vigente, remozada tres años después. El modelo actual ha sido una de las referencias constantes de la categoría en dinamismo y eficiencia; además, brinda sistemas de seguridad y ayudas a la conducción que la década anterior parecían ciencia ficción.