CALIFORNIA. Uno de estos ejemplos es "Glass Genius", una aplicación nacida en la Facultad de periodismo de la Universidad del Sur de California (USC) donde durante los últimos tres meses 11 estudiantes experimentaron con los anteojos de Google para crear una herramienta útil para profesionales de la comunicación.
"Ha sido un 'hackathon' (maratón de producción de software) de quince semanas", dijo a Efe el profesor de Periodismo Digital y artífice del proyecto, Robert Hernández, un fanático de las nuevas tecnologías que ha ido recogiendo en el portal Glassjournalism.io el resultado de su clase pionera.
"Glass Genius" consiste en un software de reconocimiento de voz asociado con contenidos creados específicamente para ser vistos en la diminuta pantalla de 640 por 360 píxeles que va insertada en la lente derecha del dispositivo.
Cuando la aplicación está activa, la pantalla proyecta imágenes o textos relacionados con palabras que el usuario o sus interlocutores pronuncian, lo que permite al portador de Google Glass tener acceso a datos y conocimiento detallado sobre los temas a debate.
En su fase de prueba, Hernández y su equipo cargaron el sistema con información sobre el virus del ébola y probaron la aplicación con voluntarios que, gracias a las gafas, pasaron a ser entendidos en la materia.
"Piensa en un cerebro externo que esté disponible para ti", apuntó el profesor.
Los test de "Glass Genius" confirmaron su potencial para, por ejemplo, realizar entrevistas, pero también demostraron que la aplicación está lejos de ser infalible.
Hernández admite que se necesitaría más tiempo que el que dura el curso para poder pulir el software, aunque está satisfecho.
"Estamos entusiasmados por haber sido capaces de producir algo, eso es genial, pero el objetivo de la clase era poner a trabajar juntos a tres tipos de alumnos", explicó.
Su grupo de elegidos estaba compuesto en una tercera parte por estudiantes de periodismo, otra por desarrolladores de software y el resto eran una amalgama de jóvenes de diversos perfiles, desde las relaciones públicas hasta emprendedores y desarrolladores de páginas web.
"La clase imitaba cómo las cosas funcionan en una redacción. Se siente como si estuviéramos mirando el futuro", comentó la estudiante Sinduja Rangarajan.
La clase expondrá por primera vez sus resultados en un evento el sábado 6 de diciembre en la USC, donde también mostrarán otros de los proyectos experimentales que realizaron con Google Glass, desde vídeos que muestran la actividad de atletas, peluqueros o magos, vistos en primera persona, hasta una demostración de cómo usar el sistema de lectura rápida Spritz con esas gafas.
Paralelamente, desarrollaron una versión de "Glass Genius" que, en vez de utilizar reconocimiento de voz, detecta la posición del usuario en cada momento y le ofrece automáticamente información sobre su entorno.
La herramienta no llegará a estar disponible en la tienda oficial de aplicaciones para Google Glass, pero los interesados sí podrán descargarla por vías alternativas.
"Estamos discutiendo si adaptarla para los relojes de Android o incluso para los teléfonos Android", apunto Hernández, consciente de las limitaciones de Google Glass.
"Google ha perdido el control del relato sobre Google Glass, en mi opinión, que se ha quedado en un mal lugar", indicó el profesor, quien también estudia cómo integrar las gafas de realidad virtual Oculus Rift en la industria periodística, entre otros dispositivos futuristas.
"Si podemos contribuir con algo a ayudar a definir las experiencias finales de la tecnología ponible, ya sea Google Glass o cualquier otra cosa, sería fantástico", dijo.
El principal problema de las gafas de Google más allá del precio actual (1.500 dólares - 1.200 euros) no es, a su juicio, tecnológico sino social.
"Hay gente que las rechaza, se han convertido en un símbolo de algo (negativo). Su narrativa es la misma que los teléfonos móviles de los 'yuppies' en los años 1980", comentó Hernández.
Lo cierto es que desde que en 2012 Google diera a conocer su primera versión de gafas inteligentes, el proyecto ha pasado de generar un entusiasmo inicial a un desencanto generalizado, incluidos los desarrolladores de aplicaciones que no terminan de ver rentabilidad en producir para Google Glass.
Aún a día de hoy, el dispositivo carece de fecha oficial de lanzamiento.
La empresa, no obstante, trabaja en un nuevo modelo de Google Glass para el que contará con procesadores Intel en lugar de los fabricados por Texas Instruments, según publicó en noviembre el diario The Wall Street Journal.
La compañía del buscador tiene ahora la vista puesta en aumentar el atractivo de sus gafas para actividades profesionales, en especial en el campo de la medicina, la construcción y otros que podrían beneficiarse de un sistema que funciona sin necesidad de usar las manos.