BARCELONA. La comunidad científica aún tiene un gran desconocimiento de la biodiversidad porque más de la mitad de los seres vivos (un 51 %) no tienen todavía ninguna especie con el genoma secuenciado, según un trabajo de investigadores del Instituto de Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra (UPF-CSIC).
El trabajo, publicado en la revista "Trends in Ecology and Evolution", dice que pese a los estudios de los genomas de varios organismos durante los últimos años y los avances en las técnicas analíticas del genoma, el conocimiento de la gran diversidad que presentan los eucariotas (animales, plantas y amebas, entre otros) u organismos superiores, "es todavía extremadamente pobre".
El coordinador del estudio, Iñaki Ruiz Trillo, ha explicado que "un cuarto de los linajes de seres eucariotas -entre los que se encuentra la especie humana- ni siquiera tienen una única especie en cultivo y, lo que es peor, un 51 % de los grupos de eucariotas no tienen, por ahora, ninguna especie con el genoma secuenciado. Y algunos grupos, sólo tienen una o dos especies secuenciadas".
"Esto quiere decir -ha señalado Ruiz- que nos falta información genética de la mitad de los linajes de los organismos eucariotas, lo que dificulta el conocimiento de la biodiversidad, hasta el punto que podríamos llegar a dudar de si sabemos o no qué representa realmente pertenecer al grupo de los eucariotas".
Según los investigadores, la razón por la que el conocimiento de la biodiversidad de los organismos superiores es tan escasa radica en que ha habido un importante sesgo marcado por una serie de intereses.
Hasta ahora, según el estudio, los científicos han trabajado con especies cercanas a la especie humana, o con especies potencialmente útiles para nuestra especie (plantas, algas, hongos), o que son potencialmente peligrosas (parásitos), y así "se ha ido construyendo un saber sesgado, bien alejado de la realidad".
Además, se ha añadido la dificultad que algunas especies muestran para ser estudiadas, como por ejemplo aquellos seres vivos que se alimentan de bacterias (especies fagotróficas), que son muy difíciles de aislar y estudiar.
Dadas todas estas limitaciones del conocimiento, el trabajo propone un cambio de paradigma y apuesta por secuenciar todos aquellos seres vivos de los que se disponga un cultivo celular (levaduras, algas unicelulares, etc.) y también de aquellos de los que no se dispone de ningún genoma.
También propone dedicar más esfuerzos a aislar nuevos organismos del medio ambiente y emplear la secuenciación de células individuales (single-cell genomics) para obtener genomas de aquellos grupos que no puedan o sea muy difícil su aislamiento.