vitoria. Mañana, Beatriz de la Iglesia visita un asador de pollos de Benidorm que lleva un año abierto y no ha conseguido obtener beneficios. ¿Las causas? "Inexperiencia y ausencia de un plan de negocio".
¿Cómo se ha dejado 'liar' para dar el salto a la televisión?
La verdad es que me he dejado liar sin saber dónde me metía, ja, ja, ja... Yo tengo experiencia en el mundo del coach y de la empresa, pero la tele ha sido un reto enriquecedor.
Cuando veía 'Supernanny' o 'Hermano mayor', ¿pensó que podía encargarse de un formato parecido con otra temática?
Nunca me imaginé que iba a hacer un programa, no me lo había planteado jamás. Yo estaba con mis trabajos y mis negocios, pero como me encanta comunicar acepté en cuanto me lo ofrecieron. Al fin y al cabo es hacer lo mismo pero con cámaras: ayudar, transmitir, dar pautas y si lo que hago tiene una repercusión mediática y le puede llegar a más gente pues bienvenido sea.
¿Qué se ha parecido en pantalla?
Realmente me veo yo misma. Cada uno tiene una manera de trabajar, aunque obviamente sigo la línea de la cadena que me avala. Cada coach es único, el valor añadido es nuestra experiencia. Yo me comporto como toda la vida, como he trabajado siempre con mis clientes.
Si ha llegado a desesperarse, ¿ha sido fuera de cámara?
No, no, no... Me he desesperado mucho fuera y dentro de cámara. Cuando llegas a un negocio que está al límite y vas sacando defectos, a los empresarios no les gusta nada. A la gente le desagrada que le digan las cosas que hace mal. Una de las cosas que más me ha llamado la atención es la enorme falta de autocrítica: no se escucha al cliente, no hay dirección de liderazgo, las plantillas son indisciplinadas, hay mucho caos... y claro, encuentras situaciones muy tensas en las que hay que ponerse firme. Para eso voy.
Hablando de críticas, ¿teme que la comparen con profesionales que han hecho programas parecidos?
El temor es precisamente algo que trabajo con mis coachies. El miedo hay que tenerlo al lado y aprender de él. Cada uno tiene una línea de trabajo y lo hace lo mejor que sabe. A mí lo que me preocupa es que mi trabajo sea satisfactorio, que la semilla que dejo sea fructífera y esos negocios salgan adelante y, sinceramente, como yo lo único que soy es coach, solo quiero buenos resultados y que cuando acabo un programa el dueño me dé las gracias y me diga que ha visto un cambio y que sabe que puede seguir.
¿Su programa es como esas series que siempre tienen un final feliz?
No es una cuestión de finales felices, es de comienzos. Ha habido de todo, pero yo lo que me he llevado siempre es el agradecimiento por parte del empresario. De cualquier manera, los finales no los puedo desvelar, hay que verlos.
¿El 'mentoring' es algo más que el 'coaching'?
Aparte del coaching, yo llego al sitio, observo, hago un diagnóstico y un plan de acción y en el momento en que establezco un compromiso ya formo parte del equipo, asumo el mando y trabajo codo a codo con ellos hasta que me voy cuando creo que el negocio ya está preparado para que el cliente le dé una segunda oportunidad. Al final es un acompañamiento y un trabajo en equipo. Tengo una implicación profesional y personal. Además acude un empresario de éxito del mismo sector para trabajar y asesorar a los empleados. Finalmente, un equipo de reformas remodela la imagen del negocio y hay un gran evento de reinauguración.
Antes el cliente siempre tenía razón, ahora lo normal es que le echen la culpa...
Por eso digo que uno de los secretos para que un negocio funcione es la atención al cliente. Sus necesidades van cambiando como va cambiando la vida. Hay que saber cuáles son, fidelizarle, saber por qué se va... No es cuestión de que tenga siempre razón, sino que hay escucharle, estar al día en los cambios del mercado y conocer a tu competencia. Lo último que digo cuando me voy de un negocio es que quien les va a ayudar a reflotarlo es el cliente, es el que les va a dar o negar una segunda oportunidad.
¿Algunos empresarios no tendrían que escuchar también a sus propios trabajadores?
Obviamente. Además de la falta de atención al cliente, otro problema común en casi todos los negocios a los que he ido es la falta de autocrítica. Una de las resistencias más grandes que he encontrado es el orgullo y no asumir la responsabilidad de que tu negocio va mal. Esos empresarios carecen de liderazgo, con lo que no hay ni dirección, ni se escucha a los trabajadores, ni está jerarquizado de forma que cada uno sepa lo que tiene que hacer ...y algunos incluso no hacen nada. Es un caos.
El problema de los negocios no es siempre económico. ¿Se falla en la ubicación, en la selección de personal y en otros asuntos previos?
Me he encontrado con verdaderos kamikazes, como el caso del asador de pollos de mañana, que montó el negocio sin saber ni si pasaba gente por esa calle. En otros casos hay falta de experiencia, de formación, de una estrategia de marketing... luego pagas un precio muy caro por esa ignorancia. Negocios hay muchísimos y todo el mundo tiene competidores. ¿Qué te hace ser único? Pues hay que buscar el valor diferencial y transmitírselo al cliente. Hablo de pequeños negocios, negocios con alma, y el alma son el propietario y los empleados.