madrid. Alberto Caballero, el creador de La que se avecina, reconoce que la serie tiene algo que ver con sus vivencias. "De hecho, soy íntimo amigo del hijo del personaje en el que se inspira Antonio Recio, que se llevaba fatal con mi padre cuando nos mudamos al edificio donde pasé la mayor parte de mi infancia", asegura.
¿Cómo es posible que sin haber estrenado la séptima temporada ya estén a punto de rodar la octava?
Bueno, no empezaremos hasta enero. Eso es básicamente confianza en nuestro jefe, que es la cadena y el último contrato fue para dos temporadas. Es una suerte tremenda porque la precariedad también se extiende por el mundo audiovisual.
Además está usted preparando otra serie para Telecinco.
Sí, es cierto. Es más en tono de tragicomedia, un formato muy diferente. En diciembre terminamos el guión del piloto y creo que para abril estaremos grabándola. Es una serie muy social y urbana, no puedo decir más de momento.
Les han colocado los lunes, frente a 'El tiempo entre costuras' e 'Isabel'. ¿Eso también es confianza o es una faena?
Creo que en el fondo es confianza porque ningún programador quiere destruir sus propios productos porque paga por ellos. Hay que ser conscientes de que cuando nace una serie es algo que una cadena compra y está en su perfecto derecho de emitirla cuando quiera. Hombre, proporcionalmente cada vez hay menos ficciones en las parrillas porque son caras y que un día coincidan tres, aunque sea temporalmente, es una puñeta, pero yo soy totalmente respetuoso con los criterios de programación porque lo veo un oficio muy complicado. Respeto y expectación, nada más.
La Navidad les obligará a hacer un paréntesis...
Pues sí, lo normal es que haya una pausita pero también nos ocurrió el año pasado. Nosotros llevamos diez años haciendo series y hemos vivido muchas cosas: contraprogramaciones, crisis, éxitos... tenemos el culo pelado. Se para, pues se para; te cambian de día, pues te cambian... lo importante es que somos unos privilegiados por poder dedicarnos a una cosa que nos gusta mucho: inventar historias.
¿La falta de concreción de las cadenas les impide hacer capítulos especiales de Navidad, Halloween o de cualquier tema de fecha fija como se hace en EEUU?
La época de Aquí no hay quien viva fue mucho peor porque era más estresante. Terminábamos de montar un capítulo y se emitía casi al día siguiente, y si no llegabas le hacías un agujero a la cadena. Esos tiempos no eran buenos en este sentido, pero tenían la ventaja de que sabíamos exactamente en qué fecha se iba a emitir cada capítulo y podíamos adecuar cosas tan simples como el vestuario. A mí me gusta que las ficciones, que son como un mundo paralelo, vayan sincronizadas con la época del año. Eso sería lo ideal, pero ya es mucho pedir hoy en día.
¿Cómo va la adaptación americana? ¿Hay consenso?
Están dándose de tortas con el piloto porque para su formato de comedia, que es de entre 22 y 24 minutos, una serie tan coral es muy complicada. Nosotros metimos tantos personajes porque queríamos hacer una comedia con ritmo americano pero con la duración que piden en España, de 60 minutos para arriba. Ellos se están encontrando con demasiado material, y eso que ya lo han intentado varios equipos de guionistas. La cosa pinta compleja, pero no hay que perder la esperanza porque estas cosas se reactivan de un día para otro.
¿Por qué aquí no se pueden hacer series de menor duración?
Para mí el formato máximo ideal para una comedia son 50 minutos, que es lo que empezó durando Aquí no hay quien viva. Los capítulos de esta temporada tienen una duración prácticamente de largometraje, en realidad son una película. Si me apuras, creo que los dramas podrían durar 50 minutos y las comedias media hora. Lo que pasa en España es que compaginar eso a nivel de programación es complicado. También es cierto que las comedias de 25 minutos tipo yanqui exigen un tono y un tipo de escritura muy especial y aquí, como no se ha hecho, no hay mucho entrenamiento. Cuando se ha intentado, no ha salido bien.
¿Cuáles serán los puntales de esta temporada?
La continuación de Fernando Tejero y el regreso de Antonia San Juan. Son dos cracks, habíamos trabajado de manera independiente con cada uno de ellos pero juntarlos ha sido un lujazo. ¡No pueden ser dos personas y dos personajes más diferentes!
También está la reincorporación de María Adánez, expareja suya. ¿Le molesta que se hable tanto de un tema ajeno a la serie?
No, a nivel artístico para nada. Son mundos separados. Pero hay que entenderlo todo: sabes que va en el lote. Es incómodo, pero es absurdo pretender que se obvie completamente la situación. Lo importante es que es una actriz muy capaz con la que siempre nos hemos llevado muy bien y no ha habido ningún problema. Eso siempre hace ilusión porque al final lo que quieres es trabajar con la gente con la que estás a gusto.
¿Por qué su serie ejerce tanta fascinación entre niños y adolescentes?
Es uno de los temas más candentes ahora mismo y nos ha creado problemas por el tema del horario infantil y que se emita por la tarde en FDF. Ni siquiera tenemos personajes de esa edad, lo que rompe el famoso mito del target potencial de que para gustar a los jóvenes tienes que tener jóvenes y para gustar a los mayores tiene que haber mayores. En esta serie no hay niños y el tono tampoco pretende captarles. Es un público que se ha sumado, no lo estábamos buscando. Yo creo que les divierte. Las nuevas generaciones tienden a ser por definición más gamberras que las anteriores y puede suceder como con Los Simpson o Padre de familia, que tampoco son series para niños y sin embargo las devoran. No estaba previsto, pero estamos encantados. Creo que es un síntoma de salud.
En 'La que se avecina' los niños no tienen ningún buen modelo con el que identificarse y no distinguen entre el esperpento y la burrada...
Eso es totalmente cierto, pero maravilloso. De hecho, que encuentren referentes me parece sanísimo. Los padres me han reconvenido algunas veces, pero creo que el horario de protección infantil lo tendrían que determinar ellos. Si un padre considera que su hijo de 10 años no debe ver la serie, pues que no la vea.
¿Le sorprende la audiencia de las reposiciones en FDF?
Es otro misterio. Del primer capítulo ha habido 47 pases. En 2011 calculamos cuántas repeticiones había habido ese año entre Aquí no hay quien viva y La que se avecina y eran más de dos mil. Vasile dice que es el efecto karaoke. La comedia tiene la ventaja sobre el drama de que conocer las escenas divertidas hace querer volver a verlas.