BILBAO. Suzuki ha dejado de resistirse alinflujo de la moda y desarrolla el S-Cross,un estiloso modelo mestizo con estampaligeramente alpina y modales de ciudadanoejemplar. Con esta renuncia parciala su pasado de especialista en 4x4 el constructorjaponés dirige su punto de mirahacia el gran público, ahora prendado deeste tipo de sucedáneos polivalentes y node los todoterrenos puros. El S-Cross esun coche coqueto, competente y razonablementeasequible: con los descuentosposibles (Plan Pive, financiación, etc.) laversión más barata no alcanza los 15.000 .El menú del nuevo candidato proponevariantes con tracción delantera e integral,mecánicas diésel y gasolina de idénticorendimiento, así como tres calidadesde acabado.

El S-Cross recorre el mismo camino queel SX4 anterior, aunque en sentido contrario.El antepasado es un turismo ataviadocon atuendo de trekking y capacitadopara desenvolverse con decoro porpistas sin pavimentar. El debutante realizael viaje inverso: parte de un proyectotodoterreno que se sofistica para abandonarsu hábitat natural y aclimatarse aentornos urbanos. Llegar el último le obligaa hacer méritos para ganarse el puestoen un mercado saturado, pero le permiteasimilar las mejores ideas de susrivales.

Una de ellas es apostar ante todo por laimagen. Suzuki se ha decantado por undiseño sencillo, fresco y atractivo. El nuevocrossover, que en determinados mercadosse vende con la confusa denominaciónSX4 S-Cross, poco o nada tiene encomún con el modelo precedente, productode estética tibia con el que va a convivirdurante un tiempo. Ni la fisonomíani la envergadura de la propuesta actualpropician el equívoco. El S-Cross es apreciablementemás corpulento y capaz; tambiénbastante más conmovedor. Los diseñadoreshan perfilado un envase compactode cinco puertas ?alcanza 4,30 metros de longitud, 176, de anchura, 1,57 dealtura y 2,60 entre ejes? que puede acogercon cierto desahogo a cuatro o cinco adultos,dependiendo de su corpulencia; los 430litros del maletero permiten viajar con unabuena cantidad de equipaje.

El S-Cross exhibe una línea depurada, nadabarroca. Cultiva ese heterogéneo estilo contemporáneoque fusiona proporciones detodoterreno y rasgos de berlina. Su recetadulcifica con un toque de finura la rudezainherente a los coches de campo tradicionales.Gracias a ello se pone al nivel de losturismos de clase media, productos a los quepuede suplir perfectamente y con los que afin de cuentas está llamado a competir.

La estrella de Suzuki lo hace dignamentegracias a una concepción de la cabina y unapuesta en escena interior que no desmerecende las que ostenta cualquier rival. Lapulcra sencillez que muestra la terminaciónmás modesta y asequible va mejorando progresivamentea medida que el compradoraumenta sus exigencias y, claro está, su presupuesto.Las definiciones superiores disfrutande un empaque loable; justifican suprecio enriqueciendo la decoración y ofreciendounas dotaciones bastante completas.

Suzuki aplica al modelo tres niveles de ejecuciónque comparten un bagaje esencialestimable. El S-Cross más humilde sale defábrica pertrechado con siete airbags, controlde estabilidad, programador-limitadorde velocidad, sensor de presión en los neumáticos,aire acondicionado, cuatro elevalunaseléctricos y radio CD con mp3. Lasvariantes mejor dotadas disfrutan de techopanorámico practicable de dos piezas, tapiceríade piel, cámara de visión trasera, sensoresde aparcamiento, proyectores dexenón, climatizador dual, navegador, etc.

La tarifa reglamentaria comienza en 17.195euros y culmina en 29.295; una versión diéselcon acabado medio y tracción delanteracuesta oficialmente 25.000 euros. No obstante,si se suman los beneficios del PlanPive y el descuento por financiación (1.500euros), el umbral de acceso al modelo desciendeapreciablemente.