vitoria. No solo es la crisis la que ha llevado a muchos restaurantes a vivir una situación límite, Alberto Chicote tiene otros diagnósticos: falta de ilusión, pérdida de la magia, desidia, falta de visión en la gestión, intrusismo? Él trata de buscar soluciones a problemas graves que han hecho huir a la clientela de algunos locales.

¿Se ha convertido en la pesadilla de algunos restaurantes?

Si llaman es para que les digamos la verdad, les mostremos lo que hacen mal y puedan corregirlo, no somos nosotros la pesadilla, quizá las malas prácticas han convertido un negocio en pesadilla.

Usted califica esta segunda temporada como la bomba, ¿más bomba que la del año pasado?

Acaba de empezar, pero creo que esta temporada va a ser mejor que la anterior?

En la anterior se montó bastante lío.

El punto de partida de cada programa es el mismo, un restaurante al borde del cierre que reclama que vayamos allí a intentar reflotarlo. Esta temporada tenemos unos restaurantes tan diferentes, unos equipos de trabajo tan diferentes, unos propietarios tan diferentes... que todo es muy distinto a lo anterior

¿Se puede hablar de los problemas que tienen estos restaurantes que piden su rescate?

No sé si es un handicap o no, pero la gente que nos llama ya ha visto cómo trabajamos. Ya saben quién es Alberto Chicote y saben qué es Pesadilla en la cocina. Esto marca la diferencia porque la gente se hace unas ideas equivocadas de lo que vamos a hacer o de lo que no vamos a hacer. En realidad lo que hacemos es dibujar un traje a medida para cada uno de los restaurantes y todo cambia en cuanto a que cada restaurante o propietario son distintos.

¿Qué tipo de restaurantes habrá?

Un chiringuito de playa, un restaurante americano, un restaurante italiano, un bar de pinchos, unas cuevas que son unas bodegas en Valladolid... Tenemos sitios muy particulares con propietarios e historias que son diferentes a la anterior temporada, en esta hay mucha emoción, mucha tensión, muchos momentos hilarantes. Hay mucho de todo.

¿Tienen que dar el visto bueno los propietarios cuando el programa está editado y aún no se ha emitido?

Pues no. Cuando el programa está hecho se emite y ya está.

¿A qué problemas se enfrentan los restaurantes que este año le piden ayuda?

Son problemas variados. Un restaurante es como un banco que tiene muchas patas y cojea, y no solamente de una. En muchos casos es un problema de dejadez, de desidia, de falta de interés, de desconocimiento, de intrusismo profesional?

¿Hay intrusismo en la restauración?

Es gente que se mete en este negocio sin tener ni idea de lo que es, gente que ha pensado que montar un restaurante era tan buena opción como otra cualquiera para salir adelante y se han equivocado.

¿Se ha encontrado con buenos cocineros aunque el restaurante no funcionara?

Me he encontrado con cocineros que fueron buenos pero que han perdido el toque, la magia, el gusto por hacer las cosas, las ganas de trabajar y todas esas cosas tan necesarias para sacar un negocio adelante.

Quizá la crisis?

Y que hay que mejorar las cosas. Los que nos han llamado tenían una posición bastante desesperada. El objetivo nuestro es analizar los problemas que les han llevado a una situación límite. Una vez que detectas los problemas, lo primero es hacérselo ver a los propietarios o a los gestores. La gente de estos restaurantes estaba tan desesperada que ya no era capaz de ver cuál era su problema real.

¿Cuántos restaurantes de los que visitó el año pasado siguen funcionando hoy?

De doce, diez siguen funcionando; están trabajando y contentos, es lo importante.

La suciedad parece que es uno de los problemas, ¿no?

Sí, me he encontrado varios así. Es fácil de imaginar: cuando la desidia entra por la puerta de un restaurante, la suciedad, la falta de higiene en todo y la falta de cariño con el producto entra todo junto en el establecimiento.

Usted se da cuenta de los fallos porque entra hasta la cocina. ¿Hubiéramos percibido nosotros como clientes esa falta de higiene, esa suciedad?

Creo que sí, ten en cuenta una cosa: los sitios a los que voy a trabajar son sitios donde ya no va nadie, por eso me llaman. La gente ha dejado de ir por algún motivo, no les gusta lo que reciben o no perciben que eso esté bien o han tenido malas experiencias.

¿Contrataría a alguno de los cocineros de estos restaurantes?

En algunos casos sin ninguna duda, hay gente buena en su profesión que ha tenido la mala suerte de perder la ilusión y esta temporada se va a ver a buenos profesionales del pasado que han visto cómo su negocio se iba al traste.

¿Cuál es el caso más extremo con el que se ha encontrado?

De esta temporada que estamos empezando no lo puedo adelantar. De la pasada, sin lugar a dudas, un restaurante de Lugo. Ha sido el caso más desastroso que he visto jamás.

Chicote ha sido chef en el pasado. ¿Para cuándo un restaurante?

No sé, Pesadilla en la cocina me exige tanto tiempo y tanta dedicación que ahora mismo no me queda tiempo para nada.

Como abra un restaurante algunos van a afilar los cuchillos.

Ja, ja, ja? No lo sé, yo soy muy exigente y siempre he llevado la cocina con los criterios que hago saber a los propietarios de los restaurantes que están en el programa.

En un restaurante se necesitan clientes y en televisión, espectadores. ¿Pensaba que 'Pesadilla en la cocina' iba a funcionar tan bien?

Ni en broma. Yo tenía esperanzas de hacer un programa que a mí me gustara y que me lo pasara bien. Ha ido mucho mejor de lo que yo me esperaba y espero que siga siendo así.

¿Qué tal vive la fama?

Igual que antes que esto ocurriera, sigo llevando la misma vida de antes con la diferencia de que si voy a algún sitio siempre hay alguien que se quiere hacer una foto conmigo. También vosotros os interesáis más ahora por mí que antes cuando era chef de restaurante.

¿Cocina en casa?

Tiempo para cocinar en casa me queda bastante poquito.