vitoria. A Ana García Lozano le gusta escuchar y cree que el talk show no ha perdido vigencia. Destaca que es un programa en el que no habrá encerronas, solo gente que va a contar "un trocito de vida".
Ha vuelto a TVE, pero es que usted ya solo puede volver porque ha estado en todas las televisiones...
Es que ya soy muy mayor (ja, ja, ja) Lo bueno que tiene esta profesión es que te mueves y nunca es lo mismo. En TVE estuve colaborando hasta hace un año y pico en La mañana, así que no hace tanto que me fui. En cuanto a programas, en 2004 se acabó Esta es mi historia y en 2005 hice Préstame tu vida. Me ha hecho mucha ilusión que contaran conmigo ahora.
Llega con el cometido concreto de levantar una franja que flojea...
Es una franja muy complicada porque las otras cadenas están muy fuertes a esa hora y tienen productos muy asentados con una audiencia muy fidelizada, pero es el horario que me han dado y lo hago con la mayor de las ilusiones. Somos una opción más que intenta asomarse.
'Tenemos que hablar'. ¿Con qué entonación nos imaginamos la frase: la de los padres a un hijo rebelde, los novios cuando van a romper, el jefe cuando va a despedir a alguien...?
Con la que usamos un montón de veces a lo largo del día, sin ninguna connotación peyorativa. Tenemos que hablar de la vida misma, de tantas cosas que interesan y que van a tener cabida en el programa.
Usted lleva desde 1994 hablando... de hecho es la pionera del 'talk show' o programa de testimonios en las televisiones del Estado. ¿Qué tal resiste el género?
Ahora mismo no hay mucho, pero cuando lo ha habido sí ha funcionado. Oprah Winfrey lo ha hecho durante más de treinta años y en EE.UU. hay talk shows en todas las cadenas.
¿Y qué tal resiste usted? ¿Se puede pasar la vida entera escuchando?
(se ríe) Me encanta. Hay gente a la que le gusta hablar y gente que prefiere escuchar. A mí la gente me debe de ver con cara de oreja enorme porque me suele contar bastantes cosas. Y no todo el mundo escucha. Este programa pretende ser un foro donde la gente pueda expresar lo que siente y cómo lo siente de la manera más libre y a ser posible positiva.
¿Cuando termina de trabajar también es usted buena oyente o aspira al silencio absoluto?
Noooo, también me gusta que me cuenten cosas en casa, cómo les ha ido en el cole o en el trabajo; pero también hablo yo. Lo normal en cualquier familia.
Los ciudadanos tienen mucho que decir, pero se quejan de que nadie les hace caso. Igual los ministros y diputados también necesitan un programa como el suyo...
Pues sí, pero yo no los quiero aquí (ja, ja, ja). Nosotros queremos dar voz a gente que normalmente no tiene otra manera de expresarse. Los políticos que se vayan al Congreso y que nos arreglen un poquito el panorama, pero por aquí que no asomen.
¿La empatía es su fuerte? ¿Consigue que los invitados se olviden de cámaras y focos?
Es lo bueno de hacer un programa de tarde, que te cuelas en las casas y te ven como alguien cercano. Eso es lo que pretendo, desde luego.
TVE dice que este programa es un nuevo concepto de 'talk show'. ¿Qué particularidades tiene?
Es un programa de testimonios. El nuevo concepto puede radicar en que queremos que la actualidad nos vaya dando temas, pero que nadie piense que vamos a hacer la noticia del día. Otra novedad es que vienen dos expertos, un coach y alguien un poco más técnico para analizar o dar claves en la tertulia de cada tarde. Unos colaboradores serán fijos y otros irán viniendo según el tema.
Este formato dejó claro hace años que la gente necesita hablar. Con lo mal que lo estamos pasando, ¿qué tipo de conversaciones habrá?
No pretendemos estar tratando penas día sí, día también. Que nadie piense que vamos a estar constantemente hablando de la crisis; pasan más cosas en la vida y de eso queremos hablar. No podemos vivir de espaldas a lo que está sucediendo pero pretende ser un programa de entretenimiento, una hora en la que queremos ver el lado positivo de las cosas. Muchos temas se verán salpicados por la crisis, pero no todos.
¿Usted ha llegado a alguna conclusión de por qué la gente va a la tele a hablar de sus cosas?
Pues porque no les escuchan en otro sitio. ¡No te puedes imaginar cuántas personas hay así! Además es una experiencia bonita, aquí no hay encerronas como en otros talk show y la gente sabe a lo que viene: a contar un trocito de su vida. Es por lo que yo apuesto: más talk y menos show.
¿Y por qué esos trocitos de vida interesan al espectador?
¿Y por qué no? Estamos cansados de escuchar siempre a las mismas personas contando las mismas cosas. ¿Por qué no abrirnos y ver que hay otros mundos y que a otras personas les pasan cosas parecidas o muy distintas? Es el espectáculo de la palabra, en definitiva lo que es un talk show.
¿Comprobar que a otros les suceden las mismas cosas es una de las claves?
A veces ayuda mucho, por eso también la presencia de psicólogos y coaches, para sacar conclusiones positivas. Por supuesto que vamos a tratar temas duros, pero queremos verlos desde la perspectiva de que hay esperanza.
¿Es decisivo seleccionar bien los invitados, que planteen problemas personales pero universales?
Sí, sí. Yo siempre digo que a veces un mal invitado se carga una buena historia. En cambio, un buen invitado puede hacer estupenda una historia normalita. En un programa de testimonios lo más importante son los invitados, cómo cuentan y cómo viven sus historias.
Por edad y sexo, ¿quiénes crees que tendrán más que hablar?
Es un horario en el que predomina el público femenino, pero pretendemos llegar a todo el mundo.
Tanto chatear y tuitear, ¿sustituyen a la comunicación tradicional?
Hay mucha gente en contra de las redes sociales, pero es otra forma de relacionarse y compartir cosas. A mí no me parece mal, salvo que se convierta en la única válvula de escape para contar lo que nos pasa.