bilbao. Ford presenta esta semana a los medios de comunicación la segunda entrega del Kuga, producto que ya lleva más de un mes en los concesionarios. La marca norteamericana reorienta su punto de mira, desviándolo del estilo puramente crossover, para abrirse a un público más familiar y abundante. Lo logra alterando la hechura conocida. La nueva remesa del SUV es algo más larga, esbelta y capaz, aunque sigue desestimando la posibilidad de ofrecer siete plazas. Propone tracción delantera e integral, así como dos convincentes TDCi (140 y 163 CV) y dos modernos EcoBoost gasolina (150 y 180 CV) que cuestionan la supremacía del gasóleo. Bonificada por el plan PIVE, la versión más asequible llega a rebajar su listón económico hasta 19.995 euros.
La renovación del Kuga se ha visto acelerada por la salida al mercado de EE.UU. del Escape, producto casi gemelo. El crossover europeo lanzado en 2008 aprovecha esta regeneración algo prematura para reconvertirse y crecer, dejando así espacio comercial al futuro modelo compacto que anuncia el constructor. Ford tiene previsto poner en escena a finales de año o comienzos de 2014 el EcoSport, un escueto SUV (Sport Utility Vehicle) que competirá con los actuales Juke, Mokka, Trax, Countryman, etc.
La generación recién lanzada evoluciona la imagen conocida, atenuando algunos de los rasgos que conferían identidad propia al modelo. A cambio, el sucesor disfruta de una figura estilizada y prospera en habitabilidad. El fabricante ha perdido la ocasión de aplicar al vehículo el semblante tipo Aston Martin que distingue a los Ford contemporáneos, optando en su lugar por un frontal bastante más recio, convencional y anodino.
Consigue, no obstante, un conjunto armonioso y elegante que transmite una inequívoca sensación de corpulencia no exenta de calidad. Esta impresión no es un espejismo. La revisión de su diseño depara un vehículo ligeramente más largo, ya que aumenta ocho centímetros batalla y eslora (mide 4,52 metros). La altura cede casi un centímetro y la anchura media, reducción que contribuye a estilizar la silueta.
Además de mejorar su coeficiente aerodinámico, el Kuga incrementa también la capacidad de su cabina. Posee dos puestos delanteros amplios y confortables, junto a un asiento posterior corrido de tres plazas razonablemente espacioso, aunque resulta poco mullido para largos viajes. Ford descarta dotar al modelo una tercera línea opcional de asientos que aumente el aforo a siete ocupantes.
La renuncia a este complemento, más argumento comercial que recurso práctico, propicia aprovechar completamente el volumen de carga de la popa, que alcanza 456 litros (46 más que antes). El portón que lo cierra ofrece un sistema de accionamiento tipo manos libres ya que se activa al acercar el pie a los bajos.
El estilo que impera a bordo del vehículo apenas difiere del que muestran las berlinas de la casa. Presenta un completo cuadro de mandos, inspirado en el estilo aeronáutico, en el que botones e interruptores proliferan tanto que su comprensión requiere cierta adaptación por parte del usuario. Los acabados no merecen el menor reproche, aunque algunos plásticos, especialmente los destinados a no ser vistos (cierres de puertas y maletero), parecen mejorables.
El Kuga está disponible con dos niveles de terminación (Trend y Titanium). El más sencillo contempla un correcto paquete de dotaciones: airbags (frontales, laterales, de cabeza y de rodilla para el conductor), controles de estabilidad y tracción, ayuda al arranque en pendiente, programador-limitador de velocidad, ordenador, equipo de sonido con mandos en el volante, aire acondicionado, arranque por botón, etc.