Madrid. EL Un, dos, tres..., los informativos y las series eran, entre otros espacios televisivos, un "lugar central" para "vender" el régimen democrático durante la Transición. Así lo asegura Manuel Palacio, decano de la Facultad de Humanidades, Comunicación y Documentación de la Universidad Carlos III, en el libro La televisión durante la Transición española, que estos días ha llegado a las librerías. "La televisión era la forma principal de información que tenían amplios sectores de la población en España. Por tanto era un lugar central para vender el régimen democrático, en todo tipo de programas, desde los informativos a las series y los formatos de entretenimiento como Un, dos, tres..., asevera. Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III, Palacio asegura en su libro, editado por Cátedra, que la televisión en España siempre ha sido un "elemento central" en sus procesos de transformaciones políticas.

El año 1977 El 28 de octubre de 1956 comenzó a funcionar la televisión en España de forma regular y sus primeros veinte años vivió bajo el régimen de Franco, pero luego, en la década de los setenta, sería uno de los protagonistas del cambio que registró la sociedad española, tal y como refleja el libro. Palacio pretende interrelacionar la televisión con la Transición democrática y no tiene duda de que estuvo muy politizada en esa época y subordinada a los intereses del Ejecutivo. "Lo que ocurre es que en este caso los intereses del Gobierno respecto a la consolidación de la democracia eran compartidos por la mayor parte de los partidos políticos", explica. Quizás, el período donde hubo una menor politización, "partiendo de que ésta siempre existió y fue muy evidente", fue probablemente entre las elecciones de junio de 1977 y finales de ese año, cuando se estaba a la espera de crear un "estatuto jurídico democrático para la actividad televisiva" y que coincidió con la firma de los Pactos de La Moncloa.

Palacio, que fue el primer vicedecano de titulación de la Licenciatura en Comunicación Audiovisual (2002 y 2004) y cuya docencia se centra en temas relacionados con la programación televisiva y la historia de los medios audiovisuales en España, se muestra rotundo a la hora de asegurar que la transición dentro de la propia TVE fue tranquila y "no hubo depuración". "En TVE no hubo depuración en este período. Los profesionales de diferentes sensibilidades se fueron acomodando a los distintos programas. Convivieron profesionales de clara adscripción franquista con otros más afines a partidos democráticos", expone el autor. En cuanto al papel que desempeñó la televisión en la Transición, el autor indica que se trataba de hacer circular el ordenamiento de valores que perfilan una sociedad democrática a través de los debates que mostraran posturas divergentes ante las mismas cuestiones, como hizo el programa La Clave.

Palacio también rememora los primeros desnudos en televisión, recuerda la posición que fue adquiriendo la mujer como profesional del medio, el papel de grandes personajes como Chicho Ibáñez Serrador con el Un, dos, tres y sus Historias para no dormir o las producciones de Antonio Mercero. Tampoco se olvida de cómo se vivió en los estudios del Paseo de La Habana de TVE la muerte de Franco, de cómo fueron las primeras imágenes de la Familia Real y cuáles fueron los primeros pasos de los programas en directo. Sobre quiénes fueron las estrellas de la televisión, "quizás por la manera en la que calaron en la memoria de los espectadores", Palacio señala a Sancho Gracia (Curro Jiménez) y José María Íñigo (Directísimo).

Y esa época tampoco estuvo exenta de escándalos. Para Palacio, el mayor fue cuando el Ministerio de Hacienda encargó una auditoría de cuentas en Televisión Española cuyos resultados fueron filtrados por algunos diarios y que reveló "un estado de elevada corrupción: este escándalo fue uno de los motivos por los que el Partido Socialista presentó una moción de censura en 1980". Asimismo se refiere a las diferencias entre la televisión de entonces y la actual y se muestra rotundo: "Hoy día parece que existe una menor confianza del público en la televisión de la que había en el pasado", opina.