vitoria. Platos incomestibles, ratones en el lavavajillas, suciedad, desidia administrativa, comida en malas condiciones en la nevera, mala gestión en las compras, personal ingobernable y un largo etcétera se unen en los establecimientos que han sido seleccionados por el programa de La Sexta Pesadilla en la cocina. Alberto Chicote, reconocido chef, no se anda con chiquitas a la hora de cantar las cuarenta a un propietario agobiado por el fracaso de su local. Lo que más disgusta al espectador es que los bichos no deseados sean parte de un plato; lo que más disgusta al conductor es que los dueños de estos restaurantes se hayan metido en una espiral de deudas que atenacen también a todo su entorno.

Su programa da algo de miedo.

Pues sí que te asustas tú con poco. Yo para asustarme necesito mucho más de lo que he visto en los restaurantes que salen en el programa.

Después de ver su programa siempre vamos a tener un poco de respeto a la hora de visitar un restaurante desconocido, ¿no cree?

Ir a un restaurante es siempre, o casi siempre, una experiencia gratificante. Hay muchísimos más restaurantes buenos que malos. Seguramente los restaurantes que tú visitas y que en general visita la gente no son los sitios en los que nosotros hemos trabajado para estos programas. Los que hemos visitado nos han llamado por un motivo, porque no tienen la parroquia suficiente de clientes como para poder subsistir.

¿Ha sido usted capaz de comer en alguno de ellos sin sentir cierto repelús o nauseas?

He comido en todos ellos con diferentes sensaciones. Cuando me siento en la mesa de un restaurante lo hago con la mente abierta. No me puedo callar cuando lo que me encuentro no es bueno. Si una cosa es incomestible, hay que decirlo; si una cosa es fantástica, también hay que decirlo.

¿Ha comido muchas cosas incomestibles en su visita a estos ocho restaurantes?

Por supuesto. Estamos hablando de que un restaurante es un espacio donde uno va a buscar placer. Cuando voy a un restaurante y lo que me ofrecen no me da placer y ni siquiera gusto, no es algo por lo que pagaría dinero a cambio. Ese es el motivo por el que la gente no va a algunos restaurantes, porque no está dispuesta a pagar dinero por algo que no le satisface en absoluto.

¿Ha corrido riesgos de salud al comer en alguno de estos locales?

Hay que diferenciar que una cosa es que no obtengas placer al comer y otra cosa es que te puedas poner malo, y, por supuesto, en alguno de estos locales me podía haber puesto malo.

¿Estos ocho restaurantes saldrán a flote o se quedará alguno por el camino?

Dependerá exclusivamente de ellos: nosotros les damos las herramientas, la ilusión, el interés, el espacio y el conocimiento para poder hacerlo bien y sobrevivir. Nosotros les damos una oportunidad de salir adelante pero después la responsabilidad siempre es suya. Si todos los que han salido y van a salir en el programa siguen nuestras pautas, tienen muchas posibilidades de lograr, no solo su subsistencia, sino una parte de éxito.

¿Ha sido duro o gratificante embarcarse en 'Pesadilla en la cocina'?

Ha sido las dos cosas a la par, ha sido relajado, pero no sencillo; es gratificante ver cómo el propietario de un restaurante totalmente abatido por las circunstancias en las que se encuentra de repente empieza a levanta cabeza y a pensar que tiene posibilidad de sacar del pozo su negocio.

¿Cuáles pueden ser esas circunstancias que menciona?

Un personal que es incapaz de manejar, circunstancias económicas y personales que le tienen completamente encorsetado, problemas de compras de productos? Hay muchos problemas. Es interesante ver cómo estos propietarios empiezan a vislumbrar una luz que antes no veían.

En los programas vemos cierta tensión, enfados entre usted y los dueños de esos restaurantes, palabras más que agrias con el personal?

Ten en cuenta que a nadie le gusta que alguien vaya a su casa a decirle cosas que no son agradables. Además, ten en cuenta una cosa: no hay cocina en el mundo donde no se produzcan momentos de tensión.

Un ratón en el lavavajillas, ¿es anecdótico?

Digamos que es muy llamativo. Eso es algo que le podía ocurrir casi a cualquiera.

Así que es normal. ¡Pues vaya panorama!

Pues sí, no hay que poner cara de asco por eso. Para los que trabajamos en la ciudad es impensable encontrarnos un ratón en un lavavajillas. Que se te cuele un bicho y que pegue unos bocados a un cable y se produzca un cortocircuito... puede ocurrir. Ha ocurrido y ya.

¿Ya está?

Sí. Lo que es inconcebible es que alguien no quite el ratón muerto del lavavajillas porque le dé asco.

¿Qué es lo peor que se ha encontrado en este programa?

Para buena parte de los espectadores lo peor que te puedes encontrar es todo lo que tenga que ver con la zoología. Cualquier tipo de bicho que aparece en un plato nos produce muchísimo asco, o género en malas condiciones en una cámara. Eso al espectador le resulta terrible.

¿A usted la zoología que acampa por libre en los platos no le parece terrible?

No te digo que no, es desagradable, pero para mí es mucho más terrible encontrarme con unos propietarios que tienen un restaurante que ha amasado unas deudas de medio millón de euros y que son incapaces de solventar su situación y que arrastran a toda la gente que le rodea. Estas situaciones son las que me parecen realmente terribles.

Hasta hace poco tiempo Alberto Chicote estaba al frente de la cocina del restaurante madrileño Pan de Lujo. ¿Tiene idea de montar otro negocio?

En eso estamos. Dejé Pan de Lujo para dedicarme a este programa y estoy deseando volver a tener pronto un local en el que hacer mis platos y volver a trabajar muy a gusto. Pan de Lujo es una casa de comidas del siglo XXI y en mi próximo espacio espero que la comida vuelva a ser la protagonista de la mesa.

Supongo que sus cocinas siempre habrán podido ser visitadas por sorpresa, ¿no?

Siempre, siempre y en cualquier momento. Aunque fuera en mitad del servicio de comidas y cenas, si alguien quería visitarlas siempre podía pasar. La cocina siempre debe estar impecable y eso se puede conseguir aunque se esté trabajando en ese momento. Es imprescindible que haya una limpieza escrupulosa en todo el restaurante.