BILBAO. BMW vuelve a reconsiderar la Serie 3, su más veterano y firme bastión comercial. Para preservar ese protagonismo moldea esta sexta entrega con mano de seda. El desenlace de dicho proceso regenerador depara una berlina de categoría, que enfatiza el discurso estético de sus antepasados logrando una estampa moderna y un porte distinguido. La evolución formal la vuelve más habitable y los avances técnicos más eficiente. El salto generacional aporta un plus de sofisticación y dulcifica los modales de este automóvil, disponible por ahora con tres rotundas mecánicas gasolina (184, 245 y 306 CV) y cuatro diésel (de 116 a 184 CV) a partir de 29.950 euros.

La casa bávara es plenamente consciente de que su porvenir depende en buena medida del éxito de este vehículo, que el año pasado aportó el 27,85% de sus ventas totales (4.500 unidades en el mercado español). El nuevo Serie 3 recibe el testigo de su antecesor dispuesto a consolidarse como el BMW más solicitado en los cinco continentes (se distribuye en 132 países); la edición actual se fabrica en Alemania, pero también en Sudáfrica y en China.

La remesa recién llegada a los concesionarios muestra un coche con el marchamo y el genuino empaque de la marca. Su lealtad a tan conocido estilo dificulta identificar a primera vista los cambios que acumula su fisonomía. Los entendidos reconocerán la presencia de una parrilla delantera cuyos "riñones" continúan ganando tamaño; esta vez llegan a contactar con los grupos ópticos dobles carenados, también más aparatosos a medida que pasa el tiempo.

El Serie 3 debuta ataviado con atuendo sedan de tres cuerpos y cuatro puertas; no pasará mucho tiempo hasta que se agreguen otras variantes (coupé, familiar, convertible, etc.). Este traje bien proporcionado es ligeramente mayor. Añade 93 milímetros a su eslora, la mitad de los cuales prolongan la distancia entre ejes, realza otros diez el techo y respetando la batalla (2,81 metros). Mide, por tanto, 4,62 metros de largo, 1,81 de ancho y 1,43 de alto.

Esas cotas cultivan la habitabilidad. El modelo, que está homologado para cinco ocupantes, solo es capaz de garantizar pleno bienestar a cuatro adultos: la plaza trasera intermedia no es confortable por sus dimensiones reducidas, por la forma poco anatómica del asiento en esa parte central y a causa del túnel de transmisión que obliga a su ocupante a viajar con las piernas abiertas. Para compensar esa laguna, la nueva concepción de la cabina procura atrás más espacio longitudinal (ayuda la estructura ahuecada del asiento delantero) y aporta un superior desahogo a la altura de la cabeza.

Su esbelta silueta procura al Serie 3 un brillante coeficiente aerodinámico (Cx de 0,26). Ese diseño estilizado consiente la presencia de un frontal curvado que minimiza lesiones al peatón en caso de atropello. Permite, asimismo, ampliar en veinte litros la capacidad del portaequipajes (480 l.).

SIETE MOTORES. El muestrario de la nueva generación del Serie 3 inscribe siete candidaturas mecánicas. Tres son de gasolina y cuatro diésel. Todas adoptan inyección directa y sobrealimentación, al tiempo que van provistas de Start&Stop (sistema de detención y arranque automáticos del motor en las paradas para ahorrar carburante y evitar emisiones contaminantes); pueden asociarse a transmisión manual de seis marchas y a caja automática secuencial de ocho relaciones.

El epígrafe gasolina contiene propuestas 320i y 328i de cuatro cilindros, con 184 y 245 caballos respectivamente, así como un 335i de seis cilindros que rinde 306 CV. Abre el capítulo gasóleo la variante 316d de 116 caballos, la más asequible del repertorio; por encima de ella aparecen la 318d de 143 CV y dos facturas 320d, una con 184 CV y otra Efficient Dynamics de 163 (se conforma con 4,1 litros de promedio y emite únicamente 109 g/km de CO2).

Las siete motorizaciones disponen de serie de Driving Experience Control, que permite elegir la respuesta del vehículo. Modifica la velocidad de reacción del motor al acelerador, el tacto de este, así como los patrones de funcionamiento del cambio de marchas, de la dirección asistida y del control de estabilidad. Ofrece un menú con hasta cuatro temperamentos distintos.

Con todo, el Serie 3 se ha dulcificado un poco. El nacimiento de hermanos más jóvenes lo ha descargado de la responsabilidad de enarbolar el estandarte deportivo de la casa. Así pues, el modelo permite optar entre interpretaciones más o menos enérgicas, que deparan por diferentes grados de solvencia, pero que no propician intensas descargas de adrenalina. Probablemente es lo que espera la clientela habitual de una berlina Premium. Para disfrutar de reacciones vertiginosas habrá que aguardar al próximo M3. Antes, hacia otoño, comparecerá también una alternativa híbrida, cuyo conjunto propulsor eléctrico y gasolina suministrará 340 CV.

Otra de las aspiraciones lógicas de quien adquiere un automóvil de esta categoría es disfrutar de niveles de calidad y equipamiento acordes al desembolso efectuado. BMW vuelve a cumplir estas premisas a su modo. Las versiones cercanas a esos treinta mil euros que trazan su línea de partida económica presentan apariencia sobria y dotaciones correctas. Acompañan las medidas de protección de climatizador, llantas de aleación, acceso y arranque sin llave e indicador de marcha idónea. Sorprende que la marca siga proponiendo como opción en toda la gama detalles incluidos de serie en utilitarios que cuestan la mitad (encendido automático de luces y limpiaparabrisas). A medida que aumenta el presupuesto de compra (el tope está en 50.800 euros), el empaque del Serie 3 prospera hasta niveles exquisitos.