El Clase B es uno de esos automóviles de identidad y estampa mestizas de turismo y monoespacio que cosechan una tibia aceptación por parte del mercado, pero que procuran múltiples satisfacciones a sus propietarios. Obligada a dar cuerda al proyecto estrenado en el año 2000, Mercedes-Benz ha decidido variar el rumbo y reinventar este modelo. Por eso el Clase B actual, lanzado a finales del año pasado, pone en práctica un cruce de especies diferente. El constructor alemán lo acerca más al espejo de los coches con formato familiar que al de los clásicos monovolumen de cinco plazas. Es una apuesta que sacrifica algo de bienestar y de capacidad para ponerse en forma y ganar agilidad. Prospera el comportamiento -emplea motores gasolina de 122 y 156 CV y CDI con 109 y 136- y progresa también el empaque del vehículo; no tanto el precio (está disponible a partir de 26.100 euros).

El cambio de estrategia por parte de la marca de la estrella queda respaldado, con toda probabilidad, por los datos de ventas. La apuesta por un estilo formal más esbelto y sugestivo persigue el objetivo de atraer la atención del gran público, menos receptivo de lo deseado a las cualidades de la entrega anterior. Al ponerse a dieta el modelo ha logrado perder una talla, convirtiéndose así en un producto visualmente más atrayente. Ahora bien, esa evolución altera el equilibrio anterior y al ensalzar la estética en un lado de la balanza decae la versatilidad en el otro. Con todo, la habitabilidad no disminuye tanto como sugieren las apariencias.

La más que perceptible transformación de la estampa tiene que ver con ese cambio experimentado por la hechura del Clase B. La remasa contemporánea del modelo alcanza 4,36 metros de largo, 1,55 de alto y 1,78 de ancho. Eso significa que ha prolongado la longitud 9 centímetros y que ha reducido la altura 5, lo que estiliza su figura y beneficia a la aerodinámica. La rebaja del techo obliga a situar los asientos un poco más bajos, por lo que el embarque de los pasajeros no resulta tan fácil como antaño. El portaequipajes, que sigue sin admitir butacas suplementarias, ofrece 486 litros; con la opción de desplazar el asiento trasero hacia delante llega hasta 666 litros.

La menor elevación, que comporta el descenso del centro de gravedad, y la nueva configuración de la unión al suelo procuran al vehículo un aplomo superior. Esa seguridad de movimientos, que proporciona un mayor agrado de conducción, se ve consolidada por la oferta de un abundante bagaje de complementos concebidos para salvaguardar a usuarios y viandantes. En esta lista de recursos de serie figuran siete airbags, proyectores de xenón, controles de estabilidad y tracción, sistema preventivo Pre-Safe (prepara varios parámetros del coche ante el riesgo inminente de accidente), así como un dispositivo que alerta del peligro de colisión por alcance (a menos de 30 km/h) y activa automáticamente los frenos para evitarla. También dispone de opciones como alarma por cambio involuntario de carril, reconocimiento de señales de tráfico, detector de presencia de obstáculos en el ángulo muerto de los retrovisores, dispositivos multimedia con conexión a internet, alumbrado adaptativo, programador de velocidad activo, cámara de visión trasera para aparcar, asiento posterior con regulación longitudinal, etc.