vitoria. Samanta Villar (Barcelona, 1975) empieza el lunes la cuarta temporada de su programa de reportajes en Cuatro. Se considera una privilegiada por poder contar a los espectadores historias humanas de gran interés. En un principio, este espacio estaba centrado en la vida de los famosos. Las exigencias en algún caso y la relevancia de historias de ciudadanos anónimos han cambiado el rumbo de Conexión Samanta.
¿Va a haber muchas diferencias entre esta temporada y la anterior?
Seguimos el esquema de la temporada anterior con la línea de contar historias, de construir personajes, y creo que hemos llegado a un punto de madurez. Se nota que el programa tiene un empaque mayor, nos manejamos mucho mejor con las historias: sabemos cómo tenemos que contarlas y qué tenemos que hacer.
¿Qué supone la madurez del programa para el espectador?
Yo creo que el espectador lo reconoce, lo busca y lo aprecia. Es una marca reconocida y creo que es un buen momento.
¿Con qué temas va a comenzar la nueva temporada?
Hemos puesto el foco en el Hospital Santa Lucía de Cartagena, en las Urgencias y en Emergencias. Queremos ofrecer el retrato de gente que tiene que actuar con mucha rapidez para salvar vidas. Después veremos una historia de niños actores, refleja el porqué se dedican a la interpretación, si son ellos a los que les apetece o viene fomentado por sus padres para conseguir aquello que ellos no pudieron conseguir cuando eran más jóvenes.
¿Qué historias destacaría de la temporada pasada?
Hubo un par de historias que me parecieron reveladoras, como la de las maras en El Salvador. La hicimos con un pandillero en rehabilitación y comentaba cómo intentaba superar su propia historia llena de asesinatos. La historia de los menores transexuales también me pareció un temazo.
¿Cómo se enfrenta a temas de este tipo?
Con mucha prudencia y mucha delicadeza. Son realidades que no te has planteado antes y que después te hacen reflexionar. Nosotros lo que hacemos es contar historias y buscar todos los ángulos. No seguimos la línea clásica del periodismo estrictamente informativo, somos contadores de historias y es lo que intentamos en Conexión Samanta. Tiene una presentación, un nudo y desenlace. Queremos que el espectador conecte con los personajes, los conozca humanamente y comparta su historia.
Usted también ha trabajado en informativos puros y duros.
Sí, he trabajado y en momentos determinados he estado muy bien. Fue una etapa diferente. Todo tiene sus ventajas e inconvenientes. En informativos me gustaba el estar muy empapada de toda la actualidad, de todo lo que ocurre. Haciendo este tipo de relatos no puedo seguir el día a día como en un telediario. La desventaja es esa, no estoy tan al día de la actualidad; la ventaja es que hacemos un trabajo más creativo. Todo tiene lo suyo. También te digo que el día que estoy supercansada pienso: "Dios mío, por qué dejé los informativos si tenía mi horario, mi redacción?"
¿Piensa eso con frecuencia?
No, un día de cada doscientos. Somos unos privilegiados. Poder hacer reportajes con libertad, creatividad y con grabaciones internacionales es tener mucha suerte. No hay muchos programas de televisión en estos momentos donde puedas hacer eso.
¿Le quemaba más profesionalmente '21 días' que el nuevo programa de 'Conexión Samanta'?
Fíjate que no te sé responder a esa pregunta. En 21 días llegó un momento en el que tuve muy claro que yo tenía que bajarme del tren. Tenía problemas para combinar mi vida personal con la laboral. Pensé que con Conexión Samanta me sería más fácil, y me es más fácil pero de otra manera. Estos rodajes son más cortos pero mucho más intensos. Tenemos que sacar una hora de programa en cinco días de grabación cuando antes teníamos veintiuno para el mismo tiempo de emisión. El ritmo es más intenso, aunque también es verdad que el quinto día yo me voy a mi casa y tengo el fin de semana para mí. ¿Puede quemar? Puede, pero a mí no me ha ocurrido.
Es también codirectora del programa, ¿más trabajo?
Más motivación. Ahora soy mucho más dueña de mi trabajo y lo defiendo al cien por cien; incluso los errores son míos, ya no son de otros, son míos. Todo esto hace que la perspectiva sea también distinta. Ahora no estoy en el momento de quemarme, ahora no. ¿Que pueda pasar en el futuro? Es posible.
Empezaron metiéndose en el mundo de los famosos y pasaron a historias de gente anónima. ¿No funcionan bien las 'celebrities'?
Te voy a ser sincera, hubo varios factores que influyeron en el cambio. Uno de ellos fue las dificultades que ponían los famosos, ellos están muy bregados con los medios de comunicación. A veces, es difícil sacarlos de esos papeles, nos hemos encontrado con exigencias un poco extrañas. Por otro lado, nos dábamos cuenta de que había historias que no eran de celebrities que eran muy interesantes y tenían que ser explicadas. No queríamos renunciar a eso. Hubo un momento en el que pensamos en combinarlas.
¿En esta etapa van a renunciar a los famosos?
No, no renunciamos a ellos. Vamos a seguir intentándolo, es posible que hagamos un seguimiento. Por ejemplo, los días previos a un evento importante que tengan. La combinación de historias de famosos y anónimos es interesante. Hay vidas que tendrían que ser famosas porque son importantes y hacen cosas importantes.
Supongo que los anónimos plantean menos exigencias que las 'celebrities'.
Sí. Además son más accesibles. El que accede a hacer un reportaje contigo y no es famoso, se muere de ganas de explicar su historia. Son historias que necesitan una voz y que no salen en los medios de comunicación y es de justicia que salgan. En general, suele ser todo mucho más sencillo y están menos enconsertados los anónimos. Como tienen menos contacto con los medios, suelen ser más espontáneos ante una cámara. Las celebrities suelen ser mucho más comedidas, piensan mucho más lo que dicen y cómo. El ciudadano de a pie es mucho más libre delante de una cámara.
¿Se ha encontrado a algún famoso natural?
Lo que te he contado es en general. Me he encontrado a Santiago Segura que es un fenómeno que se pone delante de una cámara y es un artista. Me pasaba con los futbolistas, el esfuerzo es conseguir que conversen contigo y que no quiten el verbo de la frase. También es cierto que la gente anónima se pone más nerviosa y a veces se bloquea. Tu trabajo es hacerles sentirse cómodos a unos y a otros.
Belén Esteban saltó del anonimato a la fama, ¿qué tal fue su reportaje con ella?
Fue muy breve, Belén Esteban fue parte de un reportaje que trataba sobre el fenómeno fan. Es curioso, ella salió siete minutos en un reportaje de una hora y todos los titulares sobre ese trabajo fueron alrededor de ella. Eso significa que hay una perversión en el discurso.
¿Perversión?
Sí, cualquier cosa que haga ella va a ser noticiable. Nosotros, los medios, lo convertimos en noticia todo el tiempo. No sé cuál es la motivación final, pero los periodistas nos dejamos llevar por la inercia y por lo que hacen los demás. Hay un efecto contagio. Ellos hablan de Belén Esteban, también nosotros lo hacemos. Ella sabe perfectamente quién es, tiene claro dónde está y que está viviendo unas circunstancias excepcionales en su vida que nunca se había imaginado. Ella es consciente de que esto tiene un final. Me pareció una tía más inteligente de lo que mucha gente se cree.