El Astra se pone el chándal

El rosario del Astra desgrana su segundo misterio. Tras el estreno el año pasado del formato de cinco puertas, la casa alemana pone estos días en circulación la interpretación GTC (desde 20.621 euros), ataviada con un atuendo de tres puertas de clara inspiración coupé. El convincente compacto de clase media, cuya aportación ha contribuido decisivamente a que Opel recupere prestigio y clientela, se transfigura para engendrar este complemento dirigido a un público más juvenil y/o deportivo.

Su aparición cumple el objetivo de llenar de contenido el catálogo del modelo y cubre un nicho de mercado. Lo malo es que este es cada vez más restringido, hasta el punto de que varias marcas han renunciado a ofertar variantes de tres puertas (Honda con el nuevo Civic y antes Peugeot con el 308 y Citroën con el C4). El gran problema con el que se topan coches como el GTC es que su público tradicional se ha esfumado por culpa de la crisis. Este tipo de propuestas con un fuerte componente emocional gozan del favor de la clientela más joven y dinámica. Pero el cambio en la situación del mercado laboral ha obligado a muchos jóvenes a renunciar al sueño de comprar coche nada más acceder a su primer empleo.

Esa circunstancia pone las cosas difíciles al debutante, pero no le discute una sola de sus cualidades. La primera es de índole estética. La transformación formal puede gustar o no -las reacciones van del flechazo al rechazo-, pero no se puede discutir el mérito de los diseñadores a la hora de perfilar este coche. El GTC pasea una estampa atlética y provocativa no exenta de un cierto refinamiento pese a que algunos de sus rasgos coquetean abiertamente con el estilo tunning.

Su fisonomía es coherente con la del hermano de cinco puertas, con el que, sin embargo, no comparte ni una pieza de carrocería. Las dimensiones también son semejantes, aunque no idénticas (ocupa 4,46 metros de largo, 1,84 de ancho, 1,48 de alto y tiene 2,69 de batalla). El envase de tres accesos añade un centímetro entre ejes y unos milímetros a su eslora; también rebaja 15 mm el chasis y gana anchura de vías. Estas modificaciones, unidas al diseño de unos cuartos traseros con grandes pasos de rueda, confieren al modelo un rotundo poderío que da pistas sobre su aplomo en carretera. Opel enfatiza la naturaleza coupé de esta creación perfilando su cabina con un arco superior cromado que va desde el parabrisas delantero a la unión del techo con la cintura.

Ese vistoso porte paga un lógico tributo a la capacidad debido al declive del techo. El GTC, que no se postula precisamente como coche familiar, experimenta una evidente pérdida de espacio habitable. Aunque está homologado como vehículo de cinco plazas, su asiento posterior solo garantiza el necesario confort a dos ocupantes, incluso de cierta corpulencia. Curiosamente, su maletero ofrece 380 litros, 10 más que el del Astra de corte clásico. La concepción y la puesta en escena de la cabina son similares a los de aquél: los principales controles están al alcance la vista y de la mano, los materiales son de buena calidad y su ensamblaje parece correcto. La política de dotaciones también coincide.

aplomo y potencia. Los reajustes aplicados a la unión al suelo del GTC fomentan un comportamiento estable y preciso. Ayudado por una dirección precisa y unos frenos resolutivos, sus generosas ruedas copian minuciosamente el trazado marcado con el volante. Esta versión del Astra promete prestaciones muy elevadas, sobre todo cuando la guían manos expertas; sometido a una conducción convencional se comporta con la docilidad y la austeridad de cualquier turismo de clase y talla medias.

Opel da a elegir para el estreno tres de las motorizaciones conocidas. Comienza proponiendo el propulsor 2.0 CDTi de 165 caballos y los de gasolina turboalimentados 1.4 y 1.6 con 140 y 180 CV respectivamente. El motor gasolina menor y el de gasóleo incorporan sistema Start/Stop de detención y arranque automáticos del motor en las paradas. Homologan consumos contenidos: 6 litros de promedio el 1.4 y 4,8 el CDTI (el 1.6 necesita 7,1 litros). Todos los motores van asociados a cajas de cambios manuales de seis velocidades; la automática de seis relaciones estará disponible con el propulsor 1.4 Turbo de 140 CV de gasolina y con el turbodiésel common rail desde principios de año. Para esas fechas se prevé incorporar las variantes CDTi de 1,7 litros con 110 y 130 caballos. Más adelante aparecerá la habitual interpretación ultradeportiva OPC, con mecánica gasolina de 280 CV.

El GTC es beneficiario de avanzados dispositivos de ayuda al conductor incorporados ya al Astra. El coupé recibe la segunda generación del sistema de cámara frontal Opel Eye, disponible opcionalmente para los acabados Selective y Sportive, con más funciones. Mejora, por ejemplo, el Reconocimiento de Señales de Tráfico para identificar una mayor cantidad de indicaciones que antes, información que puede ser ampliada por el sistema de navegación. Además del Aviso de Abandono Involuntario de Carril, la cámara también soporta una nueva función de Indicación de la Distancia de Seguridad que alerta visualmente al conductor sobre la separación respecto al vehículo precedente.

Otro avance a su disposición es el Sistema de Iluminación Adaptativa (AFL+) con faros bi-xenón. No solo conecta y apaga automáticamente los proyectores de largo alcance en función del tráfico (de la presencia de otros vehículos) y del trazado. También perfecciona su rendimiento gracias al sistema de Regulación Inteligente de la Iluminación (ILR), que utiliza la cámara del sistema Opel Eye para medir la distancia con el vehículo precedente y así adecuar continuamente el haz de luz corta para evitar deslumbramientos.

Opel maquilla la tarifa oficial del Astra GTC con descuentos promocionales concretos. Gracias a ellos, el coupé de tres puertas abre su horquilla económica con la versión 1.4 Turbo Enjoy de 140 CV, que sale por 20.621, y la cierra con la 1.6 Turbo Sport a 23.260 euros; el motor 2.0 CDTI de 165 CV está disponible a partir de 22.005 euros.