vitoria. Salvados obtuvo el domingo en Euskadi un 15,9% de cuota de pantalla con el programa Reiniciando Euskadi. La entrevista con Jesús Eguiguren volvió a convertirse en eje central del espacio de La Sexta.
Se ha convertido en todo un experto en temas vascos, ¿no?
Somos unos principiantes. Algo hemos hecho por ahí, pero seguro que nos queda mucho que aprender.
¿Se acuerda del primer programa que hicieron aquí?
La primera vez que Salvados fue a Euskadi fue para hacer una entrevista a Arnaldo Otegi. Después fuimos cuando el Athletic jugó la final de Copa con el Barça. Hace un año estuvimos haciendo una entrevista a Jesús Eguiguren. La semana pasada volvimos para hacer el Borrando a ETA y el domingo hemos repetido con Reiniciando Euskadi.
¿Qué es lo que más le atrae de Euskadi? Y no me diga que la gastronomía, que ya es muy tópico.
También. Pero lo que más me atrae de Euskadi es el buen clima que se respira entre la gente. Me encanta la mezcla de gente que hay. Y voy hablar de gastronomía, cuando vas a una sociedad gastronómica y te invitan...
Sobre todo, si le invitan.
Ja, ja, ja. No iba por ahí. Ves como allí conviven todos de muchos colores sin ningún tipo de problema.
¿Cree que la imagen que se vende de Euskadi está distorsionada?
Depende de lo que mires y de lo que leas. De Euskadi, como de cualquier otro sitio, se puede proyectar una imagen distorsionada o una imagen más real. No soy de los que cree mucho en la objetividad, pero sí soy de los que cree en la honestidad.
¿Cómo cree que es honestamente este país?
Honestidad es reflejar lo que tú te encuentras. Lo que yo me encuentro no puede ser objetivo, no he estado conviviendo en Euskadi tanto tiempo como para hacer un estudio sociológico, pero sí que haces un reportaje periodístico con lo que te encuentras sin manipularlo y sin subir los brillos para mostrar algo más grave o más tenso que lo que en realidad es.
¿Cómo mantiene esos brillos en un nivel de equilibrio?
Si te fijas en el programa Borrando a ETA en ningún momento pusimos una música que incitara a reflejar más tensión de la que había. Eso es una manera de hacer que intenta no dramatizar.
Jesús Eguiguren es para 'Salvados' un filón, le ha dado todo el juego del mundo en las entrevistas.
La verdad es que Eguiguren es muy buen entrevistado porque es un hombre que es muy heterodoxo, no lleva una línea de partido, cosa que hoy en día cualquier periodista tiene que agradecer.
Algo difícil de conseguir también hoy en día.
Tú lo sabes tan bien como yo. A mí el político que se rige por el manual de partido me aburre mucho. Me gustan también Anasagasti o Basagoiti, ambos son personas con un pensamiento propio y lo exponen.
La creencia popular es que los políticos son unos seres aburridos. ¿Usted que cree?
Los que no se ajustan al manual no lo son, todo lo contrario.
¿Abundan los políticos con espíritu libre y sin manual?
No, por desgracia no son una mayoría. Por lo tanto esa creencia popular...
Puede ser verdad, ¿no?
Tu misma te puedes contestar.
¿'Salvados' no era un programa en tono de humor?
Yo ya no sé lo que es Salvados, sinceramente. Creo que durante los cuatro años que llevamos haciéndolo ha sido muchas cosas. Un poco la evolución a la que ha llegado ha sido muy lógica. Nos hemos hecho un poco más mayores. Hay mucha gente dentro del equipo del programa que viene del equipo del periodismo, eso acaba saliendo. ¿Se nota?
Más o menos.
Yo creo que la vena periodística se nota más que nunca.
¿Que prefiere el humor o el programa con un toque de seriedad?
Prefiero el programa con un toque de seriedad. Pero los que llevan humor, los que son más frívolos también los disfruto. Creo que para todo hay un momento y el momento que vivía Euskadi requería el tipo de programas que hemos hecho durante esta semana.
¿Tiene previsto seguir con el serial vasco en su programa?
Creo que no. Vamos a dejar reposar el tema. Hemos hecho dos seguidos en una semana muy importante para la historia de Euskadi, para la historia de todos. Seguramente, hemos asistido a uno de los acontecimientos más importantes de Euskadi en lo que llevamos de siglo y de parte del otro. Nuestro compromiso con la profesión y con nuestros espectadores nos obligaba a estar allí en un momento tan importante.
¿Y ahora qué cree que debe pasar en Euskadi?
Creo que sería bueno que se alejaran un poco las luces y los taquígrafos de Euskadi y que se empezase a trabajar por debajo, sin necesidad de enseñarlo todo. Seguro que si os dejan hacer, y de vuestras cuestiones os ocupáis vosotros, los vascos, será todo mucho más fácil.
Pero usted va seguir en la política...
¿En la política yo?
Le queda pendiente Rajoy.
Es verdad, ahí seguimos intentándolo, pero está difícil. Espero conseguir una entrevista con él antes del 20 de noviembre. Veremos qué tal se nos da el tema. Está difícil.
¿Cómo ve el 20 N?
Estamos preparando programas de cara a estas elección. Yo veo el 20 de noviembre de forma divertida.
¿Qué le queda a Jordi Évole de 'El follonero'?
Siempre queda algo. Si no hubiera estado como follonero con Andreu Buenafuente quizá no estaría donde estoy. Me ha permitido hacer un periodismo distinto. El entrevistado ya ha comprado la idea de que yo puedo preguntar cosas en un tono más frívolo a veces, más impertinente otras o más periodístico. Esa combinación se compra, de no haber sido el follonero de Buenafuente, ahora mi papel chocaría mucho más.
¿Qué parte le queda del guionista que fue un día?
Toda la que puedo, me gusta mucho meter la nariz en los guiones. Pero cuando estás en las grabaciones el guión te viene hecho por los compañeros, tú le haces una última lectura, le das algún retoquillo tuyo, pero poco más.
¿Ha dejado de ser ya uno de los chicos de Buenafuente?
Sigo manteniendo contacto con Buenafuente, hablamos mucho...
Es que el jefe es él, ¿o no?
Buenafuente es un gran tipo con el que he aprendido mucho de lo que sé en televisión.
¿Lee las audiencias en vertical o con mucha atención?
Con suma atención, esos números resultan sumamente importantes.