vitoria. Hace seis meses Javier Vizcaíno inició una nueva etapa en su vida periodística. Se incorporó a Onda Vasca y al Grupo Noticias. A mediados de septiembre de 2010 nació Gabon, un programa de hora y media de duración, de 22.00 a 23.30 horas de lunes a viernes. El objetivo, la actualidad, pero con una óptica de reflexión y debate. Es una mirada tranquila, sin las prisas informativas que invaden las mañanas. Un mes después de su estreno consiguió alcanzar el registro de audiencia de Ganbara, el veterano programa de Radio Euskadi. Javier Vizcaíno define el periodo que está viviendo como tranquilo y cómodo. Le gusta el horario, su carácter es más nocturno que diurno, disfruta de los fines de semana libres, está contento con la etapa que comenzó en septiembre del pasado año. Ha moldeado el formato de Gabon día a día. Han sido pequeños ajustes para conseguir el resultado deseado. Combina las ondas con sus columnas y entrevistas en los diarios del Grupo Noticias. Reconoce que, con su meticulosidad y sus manías, esta labor le resulta más difícil que la radio.
¿Qué balance hace de su etapa de seis meses en Onda Vasca?
Una etapa muy tranquila, muy cómoda. El susto duró justo el primer programa. Hemos ido dándole forma, hemos incorporado nuevas cosas. Básicamente el esquema es el mismo, hemos jugado con los contertulios.
No solo cambió de emisora, también de horario. ¿Ha supuesto un cambio de vida, de biorritmos...?
Te acostumbras a casi todo, y como yo soy de biorritmos nocturnos el horario me viene muy bien. Después de salir de la emisora, ceno a unas horas intempestivas y pasan dos horas hasta que me voy a la cama. La faena es que luego me tengo que levantar a unas horas tempranas para hacer la parte escrita de mi trabajo: la columna del periódico y el resto de trabajo escrito que tenga.
¿Ventajas?
Por supuesto, la ventaja que tengo es que ahora disfruto de los fines de semana.
En su etapa anterior disfrutaba de libertad laboral de lunes a viernes, ¿o no?
Pero como antes los lunes y los viernes también tenía que trabajar para otras cosas, tampoco el tiempo era tanto. Y la jornada era de miércoles a domingo... Ahora estoy mejor.
Entre sus oyentes más fieles queda la esperanza de que algún día vuelva a servirles a través de la radio un Cocidito madrileño.
De momento no. Sí que incorporo material que puede ser parecido, perlas que echo en el programa. Ya no son de medios de comunicación, son de políticos, Piquitos de oro, y ponemos cortes llamativos. El Cocidito como tal, no, tendría que tener diez años menos, y con el trabajo que tengo ahora no podría dedicarme a recopilar piezas para hacer el Cocidito madrileño que hacía antes. Ese deseo va a ser difícil que se cumpla de nuevo, aunque nunca se sabe...
¿Qué escucha los fines de semana?
Nada. Cuando tengo tiempo escucho en exclusiva Onda Vasca. Oigo cuando puedo a Xabier Lapitz y a Kike Alonso, trato de pillar el informativo de Aitziber, también a Begoña Beristain... Lo que escucho es Onda Vasca.
¿Qué cree que le falta a "Gabon"?
Lo que vemos que le falta lo incorporamos de la misma si es posible. La fórmula, ya lo dijimos desde el principio, es muy básica. Es información, poner al día a los oyentes, y a partir de ahí, la tertulia sin ningún tipo de exclusiones. Es un lugar para un rato de ironía, para el humor, para dar vuelta a la actualidad, pero sin perder la seriedad. Eso, más o menos, y se cumple.
¿A quién se dirige?
A cualquier persona que quiera escucharnos a esa hora. Suele ser gente que tiene inquietud, que le interesa la actualidad política, la actualidad social, yo me dirijo urbi et orbi; el programa tiene la puerta abierta para entrar y para salir. Tenemos oyentes fieles, de los de todos los días, y tenemos oyentes que nos escuchan cuando les cuadra... Hay oyentes que nos siguen durante todo el programa y otros a ratos.
¿Nunca ha tenido la tentación de oír "Más que palabras" ahora?
No, me lo imagino perfectamente; y la respuesta es que no.
¿La realidad sin cambios?
Yo hablo de una radio que hacía falta, sobre todo de una radio que está pegada a su pueblo. Si está funcionando es por eso, porque le hablamos a la gente de lo que espera que le hablemos. Hablamos sin exclusiones; creo que, honestamente, todos los oyentes saben quiénes somos y de qué pie cojeamos cada uno de nosotros, creo que confían en nuestra honestidad. Mucha gente de la que nos escucha ya nos conocía de antes, llevaba años con nosotros, y sabe por dónde les vamos a salir.
¿Se atreve a hacer apuestas sobre el número de oyentes?
No. Soy una de las personas que más vueltas da a las audiencias, con lo cual he llegado a la conclusión de que su fiabilidad es muy relativa. Después de mirarlas años y años, sé que marcan tendencias.
¿Por qué se guía usted?
Por las sensaciones, por lo que me comenta la gente, por llamadas de teléfono, por mensajes... Por el hecho de que sepan que estamos ahí... En general, todos esperamos esos 100.000 oyentes.
Algún compañero suyo apuesta por superar esa cifra antes de que acabe la temporada...
No lo sé. Yo no sé si nos damos cuenta del milagro que es Onda Vasca. De repente, llega esta emisora, se pone la tercera. Estamos hablando de una emisora que no tiene ni la cuarta parte de los postes emisores que tiene Radio Euskadi. Estamos hablando de una emisora que hace quince días de programación con lo que cuesta un día de emisión en Radio Euskadi. El 600 está compitiendo contra el Ferrari, y el 600 le está dejando en vergüenza al Ferrari. A la hora de mirar audiencias, no hay que mirar números, sino ver con qué nos estamos comparando. No nos podemos comparar ni en medios, ni en postes de emisión -que eso es fundamental-, ni con la Ser, ni con Radio Euskadi. Tener los oyentes que tenemos a mí me parece un milagro.
¿Qué tema de la actualidad le ha llenado más?
Cada vez que pasa el tiempo y me hago más mayor, soy más escéptico...
¿Marca distancia?
Sí, veo las cosas desde un plano más lejano. El propio comunicado, aunque lo hayamos estado esperando, lo veo con cierta distancia respecto a como lo hubiera visto hace cinco años. Pero ahora he disfrutado con todos los temas, sobre todo si luego han dado lugar a un programa bonito y veo que son las once y media de la noche y me voy contento.
¿Se le hace corta esa hora y media?
Generalmente sí. Hay quien nos dice que tendríamos que llegar hasta las doce de la noche.
¿Qué tal combina la radio y la prensa?
Lo mejor que puedo. Debo reconocer que me cuesta más la parte escrita de mi trabajo. Me recuerdo a mi ama cuando decía: "Ay, qué os pongo hoy para comer". Soy muy maniático, no me vale cualquier tema, no me gusta repetirme. En la radio es otra cosa, está bastante pautado. Es un trabajo en equipo. Con Felipe Retamal, Imanol Carballo y Zuberoa García. Con ellos y con los contertulios está todo hecho.
¿A quién le falta entrevistar?
Con veinte años te hubiera contestado, con treinta también, pero ahora la verdad...
¿Con cuántos años ahora?
Con cuarenta y tres, no sé contestarte. Toda la serie que he hecho para los periódicos del Grupo Noticias me ha encantado y la he disfrutado. Me emociono a posteriori...
Marca distancias, se emociona poco, ¿se ha vuelto más frío?
Ahora sí, me he vacunado contra el exceso de entusiasmo.
¿Se puede considerar pesimismo por su parte?
No necesariamente. No sé si soy un escéptico entusiasta o un entusiasta escéptico, o las dos cosas. Por si acaso que no se note mucho. En esta etapa siempre pido lo que solían decir los de Alcohólicos Anónimos: "Que dure un día más". No quiero pedir grandes cosas porque de mis grandes entusiasmos han venido mis grandes bofetadas.
¿Tantas?
Un par de ellas, pero suficientes.
¿Qué más le ha curado la edad?
No diría que estoy curado de nada, soy especialista en repetir errores. Pero la edad te hace poner más distancia y tomarte las cosas con más calma y con más filosofía. Me enfado muchísimo menos de lo que me enfadaba antes. Menos encabrono, menos...
También se puede pensar que pasa más de las cosas...
Soy incapaz de pasar de las cosas, una cosa es que no me hagan daño y otra que no me importen. En absoluto paso de nada, me siguen importando mucho las mismas cosas que antes, pero me duelen menos algunas.