- El histórico mosaico que adornaba el puente de mando de una lujosa nave que Calígula tenía para sus ceremonias, fiestas y placeres, es posible admirarlo ya en el Museo de las Naves Romanas de Nemi, cuatro años después de ser descubierto casualmente en Nueva York, donde una coleccionista de arte lo utilizaba como mesa de té. El mosaico formaba parte de las decoraciones de las dos naves de Calígula (emperador desde el 37 al 41 d.C.). Fue sacado de contrabando de Italia después de la Segunda Guerra Mundial y su historia es rocambolesca. Este fragmento de mosaico de teselas verdes, blancas y rojas, muy bien conservado, había desaparecido durante la contienda y se le acabó perdiendo la pista. Años después, la historia de este vestigio tan deseado se ubica en la ciudad de Nueva York. Helen Fioratti, dedicada a los anticuarios, ojeaba un libro escrito por el arquitecto romano Dario Del Bufalo de 2013 cuando reconoció un objeto que le pareció muy familiar. El precioso mosaico que ella usaba como mesa para tomar el té se parecía mucho al resto arqueológico que se mostraba en aquella página, explica De Bufalo. En realidad Fioratti, según explica el escritor, había comprado en la década de los sesenta esta pieza, hecha con la verdosa piedra serpentina y el rojizo pórfido, a la noble familia Orsini, entonces propietaria de la zona del lago de Nemi. De este modo logró llevársela consigo a Nueva York escondida en la maleta de un amigo diplomático y, sobre ella, tomó el té y charló con su marido durante años. El mosaico se convirtió en un bien tan preciado para la pareja que Fioratti rechazó el millón de dólares (840.000 euros) que el museo Metropolitan de Nueva York le ofreció por él en los años ochenta. Hasta que un día de 2013, la anticuaria reconoció su preciada mesa. Italia resolvía entonces el misterio del "mosaico perdido de Calígula" y recuperaba una pieza de valor incalculable de su propio patrimonio histórico.