El informe elaborado por el laboratorio The Citizen Lab, que investiga el control de la información y la vigilancia a través de la red, ha revelado un espionaje masivo con Pegasus a más de 60 líderes políticos y activistas independentistas catalanes y vascos. Entre los vascos espiados estarían Arnaldo Otegi y Jon Iñarritu, coordinador general y diputado de Euskal Herria Bildu, respectivamente.

Además, según las últimas informaciones publicadas por la revista 'The New Yorker', Emiratos Árabes Unidos habría usado el software de Pegasus para investigar al primer ministro británico, Boris Johnson.

Por otro lado, Amnistía Internacional (AI) ha instado en los días postreros a la Unión Europea a acabar con el ciberespionaje de Pegasus. La ONG denuncia una violación "generalizada" de los derechos humanos y apunta que el uso de este spyware y otros programas de espías puedan estar infringiendo la legislación europea. Igualmente, reclama la suspensión temporal de la venta y uso de Pegasus y exige a la empresa israelí NSO que se lo cierre a quienes hagan un uso indebido.

AI ha instado al Gobierno español a aclarar si ha utilizado Pegasus para seguir a políticos, activistas y periodistas.

Así es Pegasus

La compañía de seguridad israelí NSO vende el sofisticado programa informático de espionaje capaz de entrar en los teléfonos móviles sin necesidad de ninguna acción por parte del usuario; como abrir un archivo adjunto o proporcionar datos de una cuenta. Accede de manera casi invisible hasta el más pequeño de los recovecos del aparato, incluida la mensajería encriptada.

El spyware penetra en los móviles desde varias de las fallas de seguridad que presentan y, aparentemente, sin que el usuario se de cuenta. Una vez instalado llega a acceder a todos sus datos, puede activar la cámara o el micrófono, la geolocalización, incluso 'leer' la mensajería supuestamente encriptada de Telegram o WhatsApp.

NSO se lo vende a los Estados. En concreto, a los Gobiernos y las agencias de seguridad nacionales. Según la firma israelí, este sistema está destinado a la lucha contra el terrorismo, y no al espionaje de masas. De hecho, la empresa creada en 2011 afirma que únicamente se lo vende a agencias gubernamentales verificadas y que veta a sus clientes por su trayectoria en Derechos Humanos. No obstante, en numerosas ocasiones han sido acusados de facilitar la tarea a gobiernos autoritarios. Países como Azerbaiyán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Hungría, Marruecos, México, India, Kazajistán, Rwanda o Bahrein han hecho uso de Pegasus para hacer el seguimiento a los números de teléfono de infinidad de periodistas, activistas y líderes políticos.

El uso y la existencia del mencionado programa de espionaje telefónico es conocido desde 2016, cuando salio a luz durante el asesinato de Jamal Kashoggi, periodista saudí crítico con el régimen de su país.

"Estas revelaciones echan por tierra cualquier afirmación de NSO de que estos ataques son poco habituales y se deben a un uso deshonesto de su tecnología. Aunque la empresa afirma que su software espía sólo se utiliza para investigaciones criminales y terroristas legítimas, está claro que su tecnología facilita el abuso sistémico. Pintan una imagen de legitimidad, mientras se benefician de violaciones generalizadas de los derechos humanos", dijo Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, en julio de 2021.

Defensa de NSO

La firma israelí esclarece en su página web que ellos no gestionan el software para sus clientes. Su función se limita a filtrar a quién se lo venden, en función de las garantías que presentan las instituciones.

Por su parte los Gobiernos incriminados se lavan las manos y niegan cualquier implicación.

Según el informe de transparencia de NSO, Pegasus "no es una tecnología de vigilancia masiva" y "sólo se utiliza cuando hay una razón legal legítima o de inteligencia".