La tortilla de patatas es un clásico de la gastronomía internacional. Tanto es así que tiene asignado su Día Mundial de la Tortilla de Patatas, el 9 de marzo. Es un manjar sencillo y completo que ha evolucionado de tal amanera que ahora ya las más sofisticadas versiones llevan distintos ingredientes para satisfacer todos los gustos y los paladares más exigentes.

Pero hacer la tortilla de patatas perfecta no es algo sencillo aunque lo parezca. Si quieres presumir ante tu familia y amigos de una tortilla de patata casi perfecta y triunfar en la mesa si tienes invitados o darte un capricho si estás solo estos son algunos consejos para conseguir una tortilla jugosa, alta, sabrosa y con la que triunfar en la mesa.

La proporción ideal

Para conseguir que la tortilla de patatas jugosa es importante mantener la proporción adecuada de huevos y patatas, ya que si tiene demasiada patata o se corta en trozos demasiado grandes resultará más seca. Como ejemplo Karlos Arguiñano, uno de los chefs más mediáticos y seguidos por los cocineros profesionales y aficionados propone en su receta tradicional de tortilla de patatas utilizar 3 patatas (unos 300 gramos en total) por cada 6 huevos para conseguir esta jugosidad. Esa es, grosso modo, la proporción más o menos ideal, dos huevos por cada patata, aunque si quieres puedes modificarla ligeramente hasta encontrar tu punto preferido. Pero además de la cantidad de ingredientes y los tiempos de cocinado hay unos pequeños trucos que pueden ayudarte.

Para que quede jugosa

Un sencillo truco es añadir un chorrito de leche a los huevos batidos.

Para que quede alta y esponjosa

Puedes añadir una pizca de levadura el polvo a la hora de batir los huevos.

Para mejorar su textura. Por otro lado, si se fríen las patatas y la cebolla por separado en dos sartenes diferentes, la tortilla queda con mejor aspecto, textura y sabor.

Para hacerla más rápido

Muchos son ya los que tienen asumido el cocinar antes las patatas en una sartén para ablandarlas, pero el chef Martín Berasategui propone que se asen al horno, ya que se harán en menos tiempo y no hace falta más que cortarlas por la mitad. Tras colocarlas con la parte ancha hacia abajo, absorberán mejor la grasa (aceite, mantequilla...) y las especias que quieras ponerles, y quedarán más sabrosas. Luego, a ligarlas con los huevos en la sartén y a chuparse los dedos.

Para que las patatas no se no se oxiden

Las patatas una vez peladas se oxidan bastante rápido y adquieren un color poco apetecible. Para evitarlo, basta con dejarlas sumergidas en agua. Un sencillo y práctico truco para conseguir que estén cubiertas por agua y que, al flotar, no quede parte fuera y se oxide es poner encima un plato que haga presión y las mantenga sumergidas.

Para que no se quemen

Es imprescindible una buena sartén antiadherente del tamaño adecuado a la cantidad de ingredientes para que no se queda seca por falta de espacio. Y esparcir un poco de aceite cada vez que le demos la vuelta.

El tiempo la mejora

Cuando hayas cuajado los huevos e incorporado las patatas deja reposar un par de minutos la mezcla para que se ligue y atempere. Así la mezcla tendrá mejor textura. También, y una vez terminada, es aconsejable dejarla reposar unos minutos para que se enfríe algo y comerla no demasiado caliente. Mejor tirando a templada. Incluso haya quien la prefiere fría. Cuestión de gustos.

Productos de calidad

Por supuesto utiliza productos de calidad. Las patatas de las variedades Kennebec, Monalisa o Agria son de las más apreciadas. También la patata roja alavesa. En cuanto a los huevos, si son camperos o ecológicos mucho mejor.

En cualquier caso en la cocina tú eres el o la que manda y practica, innova, aplica tu intuición y pon en práctica tus propias convicciones gastronómicas. Seguro que te saldrá una tortilla de campeonato.